Los esfuerzos que hizo el Kremlin en esa época -la tragedia fue en 1986- por silenciar la verdad de la catástrofe nuclear evidencian que se debilitó institucionalmente el bloque socialista, para darle paso a la inapelable desintegración de la cortina de hierro. La impactante miniserie sobre Chernóbil, de HBO, revela cómo la férrea nomenclatura del Soviet quiso negar el gran fracaso nuclear que representaba la apuesta socialista y decidió, desde los más secretos salones de la cofradía estalinista, disfrazar la verdad de la tragedia. 33 años después se supo que hubo cerca de 90.000 muertos. Más allá de la excelente producción cinematográfica y sus intenciones de develarnos el volumen de la catástrofe, nos evidencia los esfuerzos de los dirigentes soviéticos por construir una narrativa despojada de verdad. Y lo hace de una manera irrefutable, poniendo de presente que tratar de encubrir los hechos por más estratégico que sea para un país o una sociedad, estos siempre terminarán viendo la luz. Qué interesante el relato que hace la miniserie sobre el control de la verdad en plena guerra fría y cómo, por encima de valores éticos como salvar vidas, se privilegió preservar el ideario político socialista; no podían aceptar el error, la ineficacia y la desidia frente al mundo capitalista, su gran rival. Interesante serie que nos aterriza en Colombia no para comparar el caso Chernóbil con el conflicto interno colombiano pues tienen orígenes distintos, pero sí comparten un denominador común: la deliberada intención de querer enterrar la verdad. En Chernóbil y Bielorrusia se lamentan no haber conocido los detalles y la magnitud de una tragedia que todavía hoy cobra vidas. En Colombia la lucha es por disputarle la verdad a quienes se empeñan en camuflarla. De Chernóbil se ocuparon unos productores y un inquieto escritor para relatar la historia 33 años después; del caso colombiano estoy seguro que no serán los cineastas quienes revelen las atrocidades de lo que pasó en la guerra, será la Corte Penal Internacional la que actúe si se pretende enmascarar la verdad. La impactante miniserie de Chernóbil reproduce los antecedentes, el estallido y las consecuencias de la trágica explosión, pero también los esfuerzos de los soviéticos para echarle tierra o cemento a los miles de muertos; esa estrategia no les funcionó, como tampoco funcionará en Colombia. Qué busca la Justicia Transicional en Colombia: identificar los antecedentes del conflicto, sus financiadores, los responsables y, por supuesto, la verdad. Qué busca el Gobierno de Duque, debilitar institucionalmente la JEP a través de leyes y reformas y como no pudo, ahora la quiere matar por inanición al reducirle los recursos operativos y financieros. Sabe que sin dinero no hay cómo desplazar a sus funcionarios; sabe que sin dinero se limita la búsqueda de personas dadas por desaparecidas; y sabe que quitándole recursos no habrá posibilidades de saber la verdad del conflicto armado en Colombia. Es decir, las víctimas al olvido. Como dice el dicho popular: el muerto flota así lo entierren a quinientos metros. Así le pasó a la antigua nomenclatura del Kremlin y hoy Moscú debe administrar la cosecha que significó ocultar la verdad de lo sucedido en Chernóbil (Ucrania), antiguo bastión soviético. El mundo se enteró a través de una miniserie de la cruel verdad que rodeó la explosión de la planta nuclear y la historia la contaron otros, no los rusos; esperamos que en Colombia la verdad de más de 50 años de guerra la narremos nosotros mismos, por nuestros propios medios, y no que nos la cuenten desde afuera. @jairotevi