Colombia es una nación atrapada en su centralismo. Desde el funcionamiento del Estado hasta la convicción de muchos que repiten que si se quiere triunfar hay que dejar la región, Colombia es un país que solo se mira a sí misma desde el centro. Solo es noticia, la mayoría de las veces, lo que ocurre en Bogotá y solo lo que registran los medios nacionales logra generar indignación, sin importar que se trate de tragedias, de monumentales actos de corrupción o del sometimiento abierto de los pobladores por los delincuentes. No importa que los medios regionales lo griten una y otra vez, si no trasciende la escena de lo local, es como si nada pasara en las regiones.

Es lo que está pasando con Arauca. Este departamento vive una convulsión diaria que parece indiferente para el resto del país. Desde hace décadas, el ELN ha convertido a Arauca en el escenario principal de su actuar delictivo. Esta guerrilla ha sometido por años a sus pobladores a la extorsión y se pasean de forma descarada como autoridad en sus municipios. Según el reporte del Observatorio de Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo, durante 2022 y hasta septiembre de 2023, se presentaron 160 secuestros en el país y 121 liberaciones. El 68 por ciento de los secuestros reportados en 2023 sucedieron en Arauca. Hay más de 20 personas desaparecidas.

Mientras el secuestro del padre de Luis Díaz, Luis Manuel Díaz, despertó la indignación nacional y llevó a que tanto el ELN como el Gobierno se movilizaran para lograr su liberación, en Arauca cinco jóvenes humildes, entre ellos dos menores de edad, permanecieron secuestrados durante esa misma semana sin que hubiera trascendido. No hubo ni hashtags ni editoriales, ni redes sociales exigiendo su libertad. ¡Y se trataba del secuestro de dos menores y de jóvenes que no superan los 20 años! Al día siguiente de que los jóvenes fueran liberados, el Frente de Guerra Oriental del ELN publicó un comunicado en el que afirma que el Ejército, en asocio con paramilitares y bandas delincuenciales, “se visten y se hacen pasar por funcionarios de algunas empresas públicas y privadas, para hacer seguimiento, ubicar objetivos, atracar, secuestrar o asesinar a la población”. Según la guerrilla, “para preservar la vida, contrarrestar estos y otros flagelos”, el ELN hace operaciones de “registro y control”, como el secuestro de los cinco jóvenes. “Cumpliendo la consigna de ‘siempre junto al pueblo’, seguiremos defendiéndolo de quienes lo agredan”, dice el comunicado. Es decir, el ELN seguirá secuestrando.

¡Qué descaro! Pero sobre todo, qué impotencia la que se vive en Arauca.

El sometimiento de este departamento por el ELN no es nuevo. Precisamente el exgobernador José Facundo Castillo Cisneros (elegido para 2012-2015) está en la cárcel por haberle entregado la contratación del departamento a esta guerrilla. Según ha establecido la Corte Suprema, Castillo Cisneros se habría reunido con altos mandos del ELN en Arauca y Venezuela, para darle contratos a Jhonny Alexander Bello Ortega, capturado en 2019 por pertenecer al ELN.

Pero lejos de que Arauca olvide este pasado de lo público vinculado al ELN, la elección del nuevo gobernador vuelve a poner sobre la mesa este mismo temor. Denuncias ciudadanas afirman que la guerrilla habría presionado a la población para que votara por Renson Martínez Parada, elegido gobernador el pasado 29 de octubre.

En esta elección pasó algo curioso. Ese domingo se anunció que Manuel Rueda, del Centro Democrático, era el nuevo gobernador de Arauca. Pero al otro día se informó que por 431 votos el gobernador era Renson Martínez, del Partido Liberal.

De acuerdo con la prensa local, después del preconteo, le aparecieron votos a Martínez. Por ejemplo, en Fortul se registraron 84 votos más; en Puerto Rendón, 99 y en Saravena, 44. Al candidato del Centro Democrático no le apareció ni un voto. Dicen los que saben que esto no es normal, pues el escrutinio siempre quita y pone votos a todos los candidatos.

La polémica se dio porque al día siguiente de la elección circularon audios en los que se escucha a una persona decir: “Aquí nos toca salir a hacer lo que tengamos que hacer… Esos testigos no sirvieron para una mierda, los que teníamos cuadrados tampoco sirvieron para un culo… Los escrutinios están muy arrechos, miren a ver qué inventan, qué mierda hacen…Todo salió mal. Hagan lo que tengan que hacer…. Dicen que están pidiendo 200, 300 palos… La campaña más cara es la que se pierde, así que miren a ver cómo hacemos la vuelta … Esto no se puede perder ni por el hijueputa”.

Renson Martínez, por supuesto, ha desmentido estos señalamientos. Dijo a la emisora Calor Stéreo que los audios publicados “son un burdo montaje”. “Ya le solicité al Fiscal General de la Nación que investigue los audios”, afirmó. Sin embargo, desde la Fiscalía desmienten que haya llegado una solicitud en este sentido.

Renso Martínez, siendo alcalde de Arauquita (2016-2019), entregó parte de la contratación al mismo Jhonny Alexander Bello, el señalado de ser testaferro del ELN y por el cual el gobernador Facundo Castillo terminó en la cárcel. Según denunció la Voz del Cinaruco, el hoy gobernador entregó contratos por 6.800 millones de pesos al hombre acusado de pertenecer al ELN.

Mientras esto ocurre, el personero de Tame hizo un llamado para que se respete la vida de Miguel Antonio Guerrero, Jesús Daniel Peña Márquez, Jesús David Peña Márquez, Clistene José Zapata, Juan Pablo Guerrero, Eduard Pedraza, Plinio Martínez, Jonathan Villamizar, Luis Armando Rolón y Jefren Hormaza, todos secuestrados.

Esta columna es un grito desesperado para que el Gobierno ponga sus ojos en Arauca y haga algo para frenar esta situación. Y un llamado a los colombianos para que no seamos cómplices con nuestra indiferencia.