La mayoría de los colombianos votan esperando a cambio el tamal, unas tejas, o la promesa de un contrato laboral. Por eso nos gobiernan los mismos bandidos de siempre.Además, el actual sistema electoral facilita que los corruptos y bandidos se camuflen. Lo hacen bajo dos estrategias: la primera es el gobierno el cuerpo ajeno, donde los políticos corruptos lanzan a sus hijos, esposas y familiares en general, para que los reemplacen en el Congreso. La segunda estrategia es camuflarse en las listas de los partidos tradicionales. Así, por ejemplo, un partido pone a encabezar la lista a alguien bien visto por la opinión pública, pero un gran porcentaje de la lista la componen los herederos de corruptos y criminales. El tema, con esta segunda modalidad, es que las personas creen que votando por el transparente de la lista hacen un buen ejercicio, pero en la vida real ese supuesto transparente con sus votos arrastra a los corruptos, o ayuda a que queden elegidos.A continuación se exponen algunos nombres de estos congresistas:Laura Fortich es candidata al Senado de la República por el Partido Liberal, aspira a reemplazar a Álvaro Ashton, quien fue capturado por sus presuntos nexos con grupos paramilitares y además está envuelto en el escándalo de Odebrecht. También está Sandra Villadiego salpicada por este escándalo, aspira a reelegirse por el Partido de la U y es la esposa y heredera del parapolítico Miguel Ángel Rangel. Obviamente, el Ñoño Elías y Musa Besaile también aspiran a gobernar en cuerpo ajeno. Estos dos barones electorales del Partido de la U lanzan a familiares. Elías decidió lanzar al Senado a su socio José Tous quien además fue cuestionado cuando fue director del ICBF en Córdoba, a la Cámara por el departamento de Córdoba lanzó a su hermano Julio Elías Vidal. Por su parte, Musa Besaile lanzó a su hermano John Besaile al Senado y a Erasmo Zuleta a la Cámara del mismo departamento.La lista sigue, por Cambio Radical aspira a reelegirse Antonio Guerra de la Espriella, también salpicado por el escándalo de la multinacional. Uno de los posibles engranajes del escándalo de Odebrecht, el actual contralor de Bogotá y exgobernador de Boyacá Juan Carlos Granados, también tiene heredero político al Senado, David Castillo es su ficha. No se debe olvidar que Granados ha trabajado con los hijos de los exmagistrados Bustos y Malo desde hace años, en pleno esplendor del cartel de la toga.En el Centro Democrático está uno de los políticos financiados por Uniapuestas, la casa o empresa de la cuestionada Enilce López o La Gata, el senador Jaime Amín, quien aspira a reelegirse y es considerado por muchos el mejor senador del CD, ¡imagínense el resto! También allí en la lista está Esteban Quintero Cardona, hijo del parapolítico Rubén Darío Quintero, uno de los primeros políticos en caer por relaciones con grupos paramilitares. Y claro, Daniel Cabrales, uno de los senadores más visibles del CD está mencionado en el cartel de la hemofilia. Además Cabrales es considerado por especialistas, como el campeón de las noticias falsas o fake news, en su última salida, puso a circular un video en el cual se ven cajas repletas de dólares con el logo de la Cruz Roja Internacional, manifestando que eran dineros de las Farc producto del narcotráfico, luego se supo que el video es de hace más de dos años y que ha circulado en muchos países como parte de una estrategia para manchar el papel de la Cruz Roja internacional.Apenas minutos antes de cerrar esta columna se confirmó lo que era un secreto a voces. El político conservador David Barguil fue salpicado por el escándalo de la Dirección Nacional de Estupefacientes, al parecer Barguil tenía auditorías de bolsillo. También en este escándalo está la senadora conservadora Myriam Paredes, baronesa del departamento de Nariño…. Y así podemos seguir con al menos 60 ejemplos más.El Centro Democrático, Cambio Radical, el Partido de la U, los liberales, los conservadores, Opción Ciudadana, todos ellos tienen este tipo de personas en sus listas. Así que es el ciudadano el que decide. Uno no puede elegir bandidos y pretender que al otro día lo gobiernen bien. Después no se quejen.