En el volumen informativo de las noticias procedentes de Venezuela hay muy pocos motivos para sonreír. En la tarde de este viernes trascendió la denuncia de una violenta agresión física, en su propia celda, contra el preso político Leopoldo López. En la mañana se había dicho que 14 policías heridos y 11 civiles detenidos conforman el balance de los choques en Táchira durante las manifestaciones por el aniversario del estallido de las protestas que sacudieron el país en el 2014. Antes de irse a dormir, en la noche del jueves, el presidente Nicolás Maduro informó que su gobierno frustró un intento de golpe de Estado. Maduro anunció la detención de un grupo de personas entre las que se cuentan oficiales de la aviación militar implicados en una estrategia “trazada desde Washington”. “Tengo que decir que hemos desarticulado, hemos desmantelado un atentado golpista contra la democracia, contra la estabilidad de nuestra patria”, dijo. El presidente aseguró que el eje del plan para derrocarlo era un avión militar “tucano”, pero aclaró que la nave no es de la aviación venezolana porque toda la flota está en tierra en una revisión profunda. ¿Entonces? Vendría volando desde fuera, precisó como sí nada. La historia de los golpes militares en América Latina es demasiado dolorosa para reeditarla. En este caso, sin embargo, hay un alto nivel de escepticismo. ¿Será cierta la versión del jefe del Estado?, se pregunta la gente que pone el tema como cualquier otro, como quien indaga sí en la noche lloverá. Su anuncio se dio en momentos en que el país vive una difícil situación económica que relatan angustiados los miembros de la cada vez más numerosa colonia venezolana en Colombia, especialmente en Bogotá. “En ocasiones, en Caracas, la gente está en la oficina trabajando normalmente cuando alguien entra corriendo para informar que al mercado de la esquina llegó el papel higiénico. Todos abandonan lo suyo y salen corriendo para hacerse con algún rollo”. “Yo voy a los concesionarios aquí en Bogotá y les tomo fotos a los carros nuevos porque allá el último modelo que se vende es 2011. No hay 2012, 2013 ni 2014. Vamos como Cuba”. “Vinimos con mi hermano de visita. Entramos a un almacén Éxito y al ver tanto mercado, no aguantamos y nos sentamos a llorar. Los clientes nos miraban sin entender”. “En Venezuela las colas afectan a todos por igual; a pobres y a ricos”, escribió en El Nacional su director, Miguel Otero. Para los venezolanos es difícil explicar cómo llegó el país a esa situación. Algunos dicen que el problema es estructural porque durante años se subsidió todo con el petróleo, todo, todo; al extremo de que con el tiempo el aparato productivo se estancó. Otros creen que la culpa es la pobreza intelectual de la clase gobernante actual, que carece de un plan serio para planificar la economía y llevar el país hacia adelante. Algunos más señalan la tremenda caída de los precios del petróleo. Cada uno tiene una razón distinta. Algunos creen que es la suma de todas. Lo cierto es que esta semana se cierra con las noticias del golpe de Estado, la entrada en vigencia de un nuevo modelo cambiario para la angustiante compra y venta de dólares, días más de cárcel para la oposición política, el acoso a los medios impresos que mueren inexorablemente por la ausencia de papel, la autorización al Ejército para usar armamento en las manifestaciones y protestas y, claro, la nueva perla del presidente: la promesa de becas estudiantiles para todos los “liceos y liceas”. Y todo es tan desesperanzador, que sólo entonces, gracias a la nueva embarrada verbal de Maduro, dan ganas de reír. Pero, Maduro, tristemente, no es tan gracioso como Hugo Chávez. Maduro habla de "Liceos y Liceas"
Maduro afirma que Chávez se comunicó con él a través de un pajarito
Maduro y su gazapo sobre la multiplicación de los "penes"
El mandatario, al malinterpretar las siglas S.O.S
Cuando aseveró que se debían "cultivar" pollos
*Director de Semana.com Twitter: @armandoneira