Con ocasión de las intervenciones del presidente Duque y del expresidente Santos ante la Corte Constitucional sobre el problema del narcotráfico, se ha vuelto agitar el tema de las aspersiones aéreas con glifosato. Santos se refirió al caso de la demanda de Ecuador contra Colombia en marzo de 2008, por las aspersiones realizadas en la zona limítrofe con ese país. Como el expresidente sabe muy bien, lo que desencadenó la demanda ecuatoriana fue el ataque realizado por un destacamento de las fuerzas militares y de la policía nacional colombianas el 1° de marzo de 2008 a un campamento de las FARC que se encontraba en territorio ecuatoriano al mando de a. Raúl Reyes. Las FARC operaban desde allí para, mantener los cultivos de coca que tenían en el departamento del Putumayo, hostilizar a embarcaciones de bandera colombiana que navegaban por el río Putumayo y atacar a varias localidades a este lado de la frontera. Las autoridades ecuatorianas no adoptaban acción alguna para evitarlo. El presidente Uribe le cedió a su ministro de defensa, Juan Manuel Santos, el anunció a la nación del éxito de la operación. Fue uno de los elementos que le dio a su ministro para fuera construyendo su futura candidatura presidencial. Aunque la operación fue respaldada por la mayor parte de la opinión pública colombiana, dio lugar a un generalizado rechazo en la comunidad internacional. Incluso se generó una actitud hostil por parte de algunos de nuestros vecinos, como Chávez en Venezuela, que en un sainete televisado impartió órdenes para que se enviaran diez batallones en la frontera para amenazar a Colombia. Ecuador demandó a nuestro país ante la Corte Internacional de Justicia el 31 de marzo de 2008, un mes después del ataque. Pero no fue por esto, como se podría suponer que versó a demanda, sino por las aspersiones realizadas con glifosato en territorio colombiano cerca de la frontera común. Ecuador igualmente demandó a Colombia, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la muerte de un nacional ecuatoriano en el operativo. Un juez ecuatoriano de la provincia de Sucumbíos, abrió también una investigación contra el ministro de defensa y los mandos militares colombianos por la invasión a territorio ecuatoriano y la muerte de un guerrillero ecuatoriano en el operativo. Uribe dio la orden de defender a Santos y a los militares. Así se hizo con especial cuidado. Ecuador para asegurarse que la Corte Internacional de Justicia asumiera la demanda contra Colombia hizo una pirueta. Aunque siempre había rechazado la competencia del tribunal para evitar una eventual demanda del Perú, ya que Ecuador afirmaba que el tratado de límites con su vecino era nulo, logró que congreso hiciera lo que no había hecho en sesenta años y en pocos días aprobó la adhesión de Ecuador al Pacto de Bogotá, que aseguraría la competencia de la Corte frente a Colombia. Aunque la demanda ecuatoriana sobre los daños por el glifosato no tenía bases sólidas, como las aspersiones eran impopulares en Colombia y en el mundo, se tuvo el temor que los jueces de la Corte, en lugar de fallar en pleno derecho pudieran ser influidos por consideraciones políticas y por una importante corriente de ambientalistas. Por tanto, en una cuidadosa negociación que se había iniciado durante el gobierno de Uribe, Ecuador retiró sus demandas y Colombia adoptó medidas sobre las aspersiones y sobre la demanda ante la CIDH: una nueva atmosfera se estableció entre los dos países. (*) Decano de la facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario