Vuestra corta, pero fructífera existencia, fue como el canto de la bella ave, que muy de mañana alza su vuelo, para perderse en los confines de la aurora celestial. Es doloroso e indignante tener que asistir a los funerales colectivos de un grupo de 21 héroes cadetes que se estaban formando: moral, académica e intelectualmente, en la emblemática Escuela de Policía General Santander, para una vez obtenido el grado de oficiales, salir a defender las instituciones democráticas de nuestro Estado de derecho, legalmente constituidas y proteger la vida, honra y bienes de todos los habitantes de esta Colombia inmortal. Tan cobarde y demencial acto de barbarie permanecerá para eterna memoria en el corazón de los colombianos que una vez más tenemos que pagar con sangre, dolor y lágrimas, los costos de una paz que a todas luces parece ser esquiva, puesto que tiene enemigos agazapados que la quieren usufructuar para lucrarse de ella, con los tentáculos de delincuencia común organizada, corrupción y narcotráfico. A los autores intelectuales y materiales de tan vil atentado solo les cabe el repudio nacional y la máxima pena de la justicia; si en Colombia existiera la pena de muerte sería el mejor castigo para estos depravados criminales, puesto que si no tienen ningún respeto y consideración por la vida de sus semejantes, la de ellos vale menos que en cualquier circunstancia. Si analizamos el comportamiento del grupo subversivo del ELN, desde sus inicios, -hace más de treinta  años-, hasta el más reciente de la Escuela General Santander, nos damos cuenta de todo el prontuario delictivo que existe en su contra: asesinatos, secuestros, extorsiones, desplazamientos, chantajes, voladura de oleoductos y demás infraestructuras, violaciones de humildes campesinas y de menores de edad; logramos comprobar, que son una guarida de criminales, que no tienen ningún interés en firmar acuerdos de paz, puesto que su infraestructura criminal está tan bien diseñada, que cualquier otra actividad, les es inferior a sus actos delictivos e intereses económicos, donde se refugian otros grupos de delincuencia organizada. El pronunciamiento del presidente Duque, en su alocución del viernes 18 de enero en la noche, pidiendo el levantamiento de la suspensión de las órdenes de captura para diez directivos del ELN tiene el pleno respaldo de los colombianos y la comunidad internacional. Paz en la tumba de todos los héroes cadetes tan vilmente masacrados y resignación a todas sus familias. urielos@telmex.net.co