En Colombia los bancos pelaron el cobre. Aunque llevan dos décadas recibiendo billonarias ganancias, se niegan a tener menos este año, aun en medio de la emergencia por el coronavirus. Los banqueros están empeñados en proteger a capa y espada sus intereses. Es legítimo. Pero su actitud avara muestra su peor cara en el marco de la dura realidad sanitaria y económica que enfrentan los colombianos. Claro, necesitamos bancos exitosos y sólidos. Ningún país puede sobrevivir económicamente con un sistema financiero debilucho o en crisis; de nada nos sirve la quiebra de los bancos. Colombia necesita hoy bancos más humanos. Sus actitudes hablan por ellos: como lo denunció el senador David Barguil, el 19 de marzo, un día antes de iniciar el simulacro de aislamiento en Bogotá y otras ciudades por la covid-19, la Asobancaria demandó ante la Corte Constitucional la sobretasa a la renta de los bancos. La quieren tumbar para poder quedarse con más dinero de sus ganancias. Para ser más ricos, para tener más y más dinero en sus abultados bolsillos. El Gobierno planeó recaudar por esa vía 2 billones de pesos en tres años, en tiempos ‘normales’. Aunque los banqueros tengan sus razones, Colombia necesita esa plata hoy más que nunca para auxiliar a los más necesitados, a los que no tienen ni qué comer. La movida de los bancos no se compadece con la generosidad que ha tenido con ellos el Gobierno Duque. Una verdadera bofetada. Solo en 2019, el sistema financiero obtuvo ganancias por 13,1 billones de pesos. ¿En serio, no pueden ganar solo un poco menos?
Los rimbombantes anuncios sobre alivios en los créditos para sus clientes tampoco resultaron ser la gran maravilla. La estrategia fue clara y fría: “No les cobramos ahora, pero en todo caso, les cobramos después”. Se trata de no perder ni un pesito. El salvavidas, en la práctica, fue de solo una refinanciación de la deuda para quien lo necesite. Por fortuna capitalizar los intereses quedó prohibido en esta emergencia. Aunque muchos piden el congelamiento de intereses de sus deudas por un tiempo moderado en esta etapa crítica, los bancos dicen que eso es imposible. No se trata de incentivar el no pago; eso es inviable. Se trata de dar una mano a los clientes, un alivio real, una ayuda verdadera.
Colombia se enfrenta a un panorama muy complejo y peligroso. En Estados Unidos, el secretario del Tesoro advirtió que el desempleo en ese país podría llegar a niveles alarmantes del 30 por ciento; es fácil pronosticar que en Colombia será peor. La gente se está quedando sin trabajo, la mayoría de negocios vive una parálisis, la economía se frenó y todas las empresas están afectadas. Ni qué decir de los informales, que en tiempo de aislamiento no pueden ganarse el sustento diario en la calle. Esto es crítico, señores banqueros. Nos enfrentamos a una explosión social de dimensiones inciertas. El hambre puede ser pésima consejera y alimentar el caos. El problema es que el hambre se calma con alimento, y este cuesta. En últimas, se necesita plata. La única manera de mantener el control es garantizándoles a todos lo básico. Eso no puede hacerlo el Gobierno solo. Necesita de los bancos, de los empresarios y de todos aquellos que tienen una posición privilegiada en esta sociedad. Todos tenemos una responsabilidad y tenemos que cuidar a Colombia.
Quizás valga la pena recordar, y que no suene antipático, pero fueron los clientes los que salvaron a los bancos en la crisis financiera de los años noventa. A ningún colombiano se le ha olvidado que pagó durante largo tiempo el 2 x 1.000 para sacar del hoyo al sector financiero. Y se logró, por fortuna tenemos una banca fuerte, sólida y exitosa. Pero eso, señores banqueros, no lo hicieron ustedes solos; lo hicimos juntos. Por cierto, todavía pagamos el 4 x 1.000, aunque ya no sea para ayudar a la banca. ¿No creen que ahora vale la pena que decididamente le den la mano a Colombia, que los necesita? Deberían empezar por retirar la demanda ante la corte, porque si no estarán quitando el pan de la boca a millones de colombianos en tiempos de coronavirus. A los bancos tampoco les conviene tener un universo de clientes quebrados. Solo vendría la ruina para todos. Al final, solo unidos lo podemos lograr.