Cada vez que aprendo algo nuevo sobre el poder de los alimentos como fuente primaria para estar saludable, entiendo por qué al saber le dicen suerte. Uno debería enterarse a tiempo en la vida que al comer lo indicado, además de disfrutar, puede lograr que sus órganos vitales funcionen bien o incluso trabajen mejor. Entonces así ni los adultos ni los niños nos enfermaríamos tanto por cosas absolutamente evitables. Y como siempre, la primera y más esencial salida es la nutrición. Procesos enigmáticos y sorprendentes como el metabolismo, la respiración y el pensamiento, tienen estrecha relación con los alimentos que elegimos día a día. Veamos: El oxígeno puede “viajar” gracias a la hemoglobina, que es la molécula presente en los glóbulos rojos formada con el hierro presente en el organismo. El modo más eficiente de obtener hierro que active la hemoglobina para que el oxígeno se transporte normalmente hasta todos los órganos, es a través de los alimentos. Una señal inequívoca de que no hay hierro suficiente en la sangre es la anemia, que puede tener otras causas y es de varios tipos, pero que en resumen indica que el oxígeno no está llegando bien a los órganos. Resulta que no es suficiente que los alimentos sean ricos en hierro sino que ese hierro sea de fácil absorción. Es decir, que existen varios alimentos con hierro pero no de todos podemos obtenerlo con facilidad. Tenemos que buscar entonces el factor hemo, o hierro hemo, que está presente sobre todo en los alimentos de origen animal. El otro factor es el hierro no hemo, que es más complejo de obtenerse porque el organismo de forma natural no lo absorbe y es el que está en los vegetales. Es decir, la cantidad de hierro de la carne es alta y fácilmente absorbida, mientras la cantidad de hierro de legumbres o verduras es menor y es menos fácil que se absorba. Ahora, existen alimentos que hacen las veces de ayudadores para la absorción del hierro. Esa es una función menos conocida de la vitamina C presente en alimentos accesibles como la papayuela y la guayaba. En otras palabras preparan al organismo para absorber mejor el hierro presente en los alimentos y por eso es importante incluirlas periódicamente. La leche materna cumple con igual excelencia la tarea de facilitar la absorción del hierro en el caso de los niños menores de 6 meses. Y en la alimentación complementaria (a partir de los 6 meses) el reto es garantizar que los nuevos alimentos sí tengan el factor hemo, como el huevo. Es uno de los alimentos más recomendados porque además es potente en proteína. En los adultos la anemia trae consigo debilidad, cansancio o dolores de cabeza y puede llegar a ocasionar lesiones en el corazón y en otros órganos. Sin embargo, con medicación y el consumo de los alimentos apropiados son altas las probabilidades de una completa recuperación. En los niños la anemia puede ser antesala de otros males como la desnutrición crónica. Si es un niño o niña con menos de 2 años, la urgencia de contrarrestarla aumenta porque se tiene que evitar a toda costa que la falta de oxígeno impida el crecimiento del cerebro (en formación) y obstruya las conexiones neuronales responsables del desarrollo físico y emocional del ser humano. Aquí se trata de procesos que sólo ocurren en un momento determinado de la vida y por eso se dice que el daño puede llegar a ser irreversible. Así de cruel y de inminente. La anemia afecta al 62% de los niños de 6 a 11 meses en Colombia, según la ENSIN 2015. En vez de mejorar, el problema viene en aumento porque en 2010 el porcentaje era 59%. En tiempos de explosión informativa, con tantas tendencias e ideologías que llegan a las mesas de todos, cobra relevancia retener menos datos pero más confiables, para ganarle la batalla a las enfermedades o problemas que, valga la insistencia, se pueden prevenir. (*)Presidente Junta Directiva Fundación Éxito