Se terminó el mandato de la alcaldesa de Bogotá y no logró llevar por buen camino las riendas de la ciudad. Si bien hay que decir que tuvo que afrontar como mandataria una de las peores crisis de la historia de la humanidad con la pandemia, lo cierto es que a Claudia le quedó grande el puesto.
Creyó que ser alcaldesa y tener el honor de ocupar el segundo cargo más importante de la democracia colombiana era cuestión de manejar una estrategia de comunicaciones, mostrar la cara amable de Bogotá y generar contenidos como lo hacen los influencers. Es que gobernar es mucho más complejo.
La crisis económica en la que quedó sumida la ciudad y sus habitantes triunfó sobre el equipo de comunicaciones de la alcaldesa. Pero la desarticulación y la pésima relación con la Policía Metropolitana deterioraron la capacidad de respuesta de la institución para proteger a los ciudadanos.
De hecho, en la ciudad se han registrado 30 masacres en lo corrido del año, según lo que ha reportado el concejal de Colombia Justa Libres, Emel Rojas, y las dos últimas en el transcurso de esta semana. En una se encontraron cuatro cuerpos en una camioneta en la Autopista Norte y en la otra fueron hallados tres cuerpos en bolsas de basura en la localidad de Kennedy.
Transitar por las calles de Bogotá es una ruleta rusa. Entrar a cualquier trancón es recorrer un embudo de muerte del que no se sabe si se saldrá con vida. A los conductores los abordan motocicletas que, con pistola en mano, los amenazan y disparan. Así se han registrado varios hechos en las localidades de Usaquén y Chapinero. Esto a Claudia no la afecta, porque recorre la ciudad con su enorme esquema de seguridad que las protege a ella y a su esposa, la senadora Angélica Lozano.
Los deportistas que madrugan a subir el cerro de Monserrate fueron atracados por un grupo de delincuentes que, cuchillo y pistola en mano, les quitaron sus pertenencias. Eso nunca había ocurrido en el lugar más emblemático y turístico de la capital del país.
Mientras tanto, la alcaldesa funge como presentadora en jefe de los eventos de la ciudad. Claudia, la influencer, se gozó el Festival de Verano y ella misma presentó a las distintas bandas musicales que acudieron al evento, hizo canopy y se lanzó sobre los lagos del parque Simón Bolívar, quedando, por supuesto, el video, que fue registrado en las redes sociales de la mandataria.
Claudia utiliza los símbolos propios de la narrativa de una mandataria que quiere aparentar frescura y cercanía con sus gobernados. El buzo de Kung Fu Panda, la ruana, hoodies con la palabra ‘Bogotá’, entre otros, son seleccionados dependiendo de la escenografía y la emotividad del evento. Pero por más que Claudia grite de la emoción o llore de la tristeza, no logra transmitir coherencia porque no es auténtica. Y la gente lo sabe.
Igual eso la tiene sin cuidado. Claudia está dedicada a conseguir seguidores y likes en las redes sociales más que a gobernar. Tal vez cree que si no logra terminar de presidenta para 2026, al menos dejará abonado el terreno para monetizar el contenido que sube a sus redes sociales una vez culmine su mandato.
Después de la masacre en la Autopista Norte, la alcaldesa, en una rueda de prensa, dijo que su política de seguridad en Bogotá era una estrategia exitosa. Muchos quedaron estupefactos ante la desconexión de la mandataria frente a la realidad que sufren los bogotanos, ¿cuál estrategia de seguridad?
Los crímenes ocurren y las autoridades van a paso de tortuga. Aún no se conocen a los responsables de las 30 masacres, incluidas las de la última semana, y mucho menos se ha dado con el paradero de la banda de atracadores de los deportistas de los cerros orientales.
Es tan inocua la Secretaría de Seguridad que ofreció una irrisoria recompensa de diez millones de pesos para obtener información sobre los delincuentes. Incluso, anunciaron que hasta la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de la ciudad estaba entre las entidades con las cuales se estaban “coordinando” las acciones en defensa de la seguridad de la ciudad. ¿Qué tiene que ver la Empresa de Acueducto?
Al finalizar la semana, dos joyerías sufrieron el ataque de los criminales en el centro de la ciudad. Con el cambio de la política de seguridad y justicia en el país, los ladrones andan sueltos y confiados, la Policía no sabe exactamente cómo actuar para no terminar en la cárcel y Claudia se la pasa buscando eventos en dónde tomarse fotos.
Es que ni siquiera la estrategia de comunicaciones le funciona con los miles de millones que se ha gastado de los recursos públicos. Pero Claudia insiste y no entiende que su imagen es pésima porque su gobierno es un desastre. La ciudad busca alcalde porque urge que haya autoridad, planeación, ejecución y gerencia después de 20 años de gobiernos de izquierda.