Se ha mencionado en muchas oportunidades que Colombia siempre ha estado de espaldas al mar y que esto se debe en gran medida a que la sede del poder se encuentra en el centro del país, a diferencia de otras grandes capitales que están localizadas sobre las zonas costeras o conectadas al mar por grandes vías fluviales; un ilustre colombiano mencionaba jocosamente que ‘lamentablemente cuando llegaron los españoles a nuestro territorio encontraron la planicie cundiboyacense con aire acondicionado y por ello se fundó la capital en la sabana de Bogotá’.

Los principales intereses del Gobierno se reflejan en el Plan de Desarrollo; en nuestro caso, se observa con gran preocupación que en muchos gobiernos de nuestra vida republicana los planes y proyectos relacionados con el mar, su protección, la exploración y la explotación racional de sus recursos, así como la vinculación de la población a estos mares, han sido extremadamente exiguos, a pesar de ser un país bioceánico con extensas costas sobre dos litorales, que tienen un papel primordial en la vida de millones de personas.

La Armada Nacional ha desempeñado un rol fundamental en la protección de nuestras aguas marítimas jurisdiccionales, no solo ejerciendo la soberanía nacional, sino contribuyendo con la protección de la vida humana en el mar y del patrimonio cultural subacuático, combatiendo todas las actividades ilegales como el narcotráfico y liderando la investigación científica, para lo cual ha preparado un recurso humano altamente calificado, establecido Centros de Investigaciones en los dos litorales y adquirido, diseñado y construido buques especializados para adelantar los estudios oceanográficos que permitan conocer plenamente nuestros mares.

Colombia acaba de dar un paso muy importante en los temas relacionados con el mar, pues la Armada Nacional ha desarrollado en Bogotá el I Seminario Internacional de Derecho del Mar y ha fundado el Instituto Colombiano de Derecho del Mar, eventos que han sido promovidos y organizados particularmente por el vicealmirante Juan Ricardo Rozo Obregón, comandante de la Armada, y por el señor capitán de navío Andrés Trujillo Rosero, director de la Academia Naval de Estudios Estratégicos, contando con la decidida colaboración del capitán de navío William Pedroza, nombrado como primer director del naciente Instituto.

El Seminario de Derecho del Mar contó con la participación de excelentes expositores nacionales e internacionales de reconocida prestancia académica, científica y jurídica de Argentina, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos, Islandia y Portugal. También asistieron a este evento un número importante de representantes de diferentes entidades académicas y gubernamentales, entre las cuales se contó con la participación de la viceministra para Asuntos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Las conclusiones generales de este evento servirán para dar pasos firmes en el reconocimiento de la verdadera importancia de nuestros mares y de los beneficios que se tendrán con su efectiva vinculación al progreso del país; gracias a la Armada Nacional por este esfuerzo. Se espera que las diferentes entidades del Gobierno vinculadas con el mar coloquen su grano de arena en forma concertada para hacer cada día más grande a Colombia, sin que interfieran ideologías políticas.

El mar posee un papel primordial en el presente y futuro de la humanidad, pues además de regular el clima y la atmósfera en general, es una fuente inmensa de alimentos, energía, minerales y muchos otros recursos que comienzan a escasear en la parte emergida del planeta; de su protección y empleo racional depende el usufructo que puedan obtener las futuras generaciones.

Dentro de los objetivos de la Armada se encuentra el contribuir eficientemente a la creación de una conciencia marítima en los colombianos, de forma tal que se valoren todos sus recursos, que se promueva el concepto de pertenencia del territorio marítimo y que el mar represente no solo la visión del descanso y del turismo, sino que estas aguas se vinculen al desarrollo económico, cultural y social de la nación.

Se ha dado un gran paso con estas iniciativas y el Instituto Colombiano de Derecho del Mar adquiere grandes responsabilidades, no solo en la difusión de conocimientos sobre el derecho del mar, sino en el campo de la defensa jurídica de nuestros territorios marítimos. El mar es nuestro y de nuestros descendientes; aunque el mar no da votos, cuidémoslo e impidamos su contaminación.