El reconocimiento de dos estados separatistas ucranianos por parte del presidente Putin es un hecho que debe preocuparnos. La guerra entre Rusia y Ucrania es, al parecer, inminente. Es un hecho de suma gravedad no sólo para esos dos países, sino para el mundo entero.
Desde la Segunda Guerra Mundial no se había observado un conflicto bélico de esta magnitud en Europa. Los rescoldos de la guerra fría, hoy se han convertido en una enorme llamarada que amenaza con quemar lo construido en materia de relaciones diplomáticas durante el periodo de posguerra. Luego de las declaraciones del vicecanciller ruso de hace un par de semanas, es claro que Colombia hace parte de este entramado belicista.
Nuestra región es tan importante para Rusia que mientras el Ejército de ese país realizaba maniobras militares sobre la frontera con Ucrania, su vicecanciller, en medio de tan álgida situación, decidió venir a Venezuela para reunirse con Nicolás Maduro y fortalecer sus lazos en materia militar. El gobierno colombiano, por el contrario, ha decidido apoyar las acciones de la Otan si llegara a existir un conflicto, lo cual sucedería en cuestión de horas o días.
Además de Venezuela, Nicaragua y Cuba, Rusia tendría como gran aliado a Colombia, en caso de que un gobierno afín llegara al poder. Adicionalmente, Estados Unidos perdería un gran socio en la región, siendo nuestro país uno de los principales en América Latina. Al igual que en Venezuela, Nicaragua y Cuba, posiblemente Rusia apoye una dictadura de un gobierno de izquierda radical en Colombia.
Lo que está pasando en Colombia
La semana pasada presenciamos con preocupación un hecho que pareciera aislado, pero que no lo es en absoluto. Un evento de carácter privado de una agrupación española denominada Foro de Madrid fue atacado por violentos que tiraron bombas molotov y piedras gigantes, con el único propósito de hacer daño a los asistentes y a las instalaciones del lugar. En la “primera línea” de los atacantes había uno con una bandera enorme de Cataluña, mientras otros gritaban arengas contra la monarquía española.
Este no es un asunto menor, pues ¿desde cuando hay tanto interés por Cataluña en Colombia? al punto del tirar piedras y bombas, pudiendo ocasionar más allá de destrozos materiales, la muerte de personas. Ese interés es nuevo y sin precedentes, pues cientos de veces han asistido a Colombia desde España agrupaciones políticas de toda índole, sin que ninguna de sus reuniones hubiera terminado en disturbios.
La alianza entre los antieuropeístas y la primera línea se puso en evidencia. Los organizadores del evento de Foro de Madrid tildaron a Gustavo Petro de haber orquestado los ataques. Recordemos que Gustavo Bolívar no hace mucho recogía dinero para apoyar a la primera línea. ¿Qué podemos esperar?
Medios de comunicación rusos y cubanos dieron gran despliegue a los “plantones” que se iban a desarrollar frente al hotel Radisson, que luego fue brutalmente atacado. La alianza de los medios de comunicación rusos, cubanos y la primera línea es real.
La guerra de Rusia con Ucrania tiene varios escenarios. Uno de los escenarios posibles es que Colombia quede sometida a una dictadura de una izquierda radical que llegue al poder gracias a los ciberataques que se haga al software de la Registraduría. El problema, en el fondo, no es perder las elecciones, es perder la democracia, nuestras libertades, de expresión, de empresa, de reunión, etc., como en los otros países aliados de Rusia en América Latina.
La persecución a analistas y periodistas ya empezó. La semana pasada, una periodista de una reconocida cadena radial denunciaba ataques a sus redes sociales, muy seguramente promovidos desde Rusia. En lo personal, hackers rusos ingresaron a mis redes sociales y a mis correos electrónicos. No puedo decir que se tratara de algo instigado por el gobierno ruso, pero sí desde ese país.
La libertad de prensa, al igual que la libertad de expresión, es un derecho que tenemos todos los colombianos. En Colombia el Estado y la Constitución propenden por la protección de esos derechos. Si queremos que los derechos enarbolados por nuestra Carta Política se respeten votemos bien, a consciencia, en contra de aquellos que patrocinan a la primera línea y a los regímenes totalitaristas.
Colombia y Ucrania en este caso son víctimas de un mismo conflicto, uno que más allá de la geopolítica mundial toca una fibra muy sensible como lo es la autodeterminación de los pueblos.