El sector del subsidio (Cajas de Compensación) tienen presencia en todos los rincones de Colombia, genera 65 mil empleos directos, que es 35% más que cualquier empleador privado de las empresas del país y sirve de eficiente administrador del aporte de 665 mil empresas, realizando una labor que estoy absolutamente convencido, que los colombianos no tenemos la menor idea o percepción de este verdadero estadio de transformación y fortalecimiento de la clase media colombiana. 9‘846.277 de trabajadores afiliados y 11‘674.396 de familiares beneficiarios para un total de 21‘538.675 de personas beneficiadas por este sistema. Estos datos nos deben hacer reflexionar sobre el papel que cumplen estas entidades y procurar fortalecer su tarea en pro del sueño de mejorar el bienestar de los sectores de clase media emergente y la clase media consolidada que son el motor real del asiento democrático de nuestra nación. El 75% de afiliados a las cajas son clase media emergente, es decir 18‘4 millones tienen ingresos entre 345 mil y 1 millón de pesos.  De otro lado, la clase media consolidada que representa el 15% que equivale a 14 millones de ciudadanos con ingresos entre 1 millón y 3.4 millones de pesos. Estas cifras reitero, demuestran que la clase media es una real dinamizadora de la economía Colombiana y finalmente para rematar la capacidad de consumo de estos hogares representa el 47.8 del PIB de Colombia. Ahora bien, ¿cómo se maneja el 4% como prestación social a favor de los trabajadores? El total de los recursos que recibe el sector equivale a 6.91 billones de pesos y se distribuyen en apoyos a las políticas del Estado. En primer lugar, para el FOSFEC (fondo de solidaridad de fomento al empleo y protección del cesante) el valor de esos programas es del 9% al 11%, para el FONNIÑEZ se destinan del 2.5% al 9% y al ADRES (asistencia de recursos del sistema general de seguridad social en salud) del 5% al 10%. Todos recursos son, insisto, invertidos en programas diseñados por el Estado en esos frentes específicos. Al FOVIS (Fondo de vivienda de interés social) se le destina del 1% al 20% de los recursos señalados atrás y finalmente en programas sociales el sector invierte del 19% al 31%. En cuotas monetarias se destina del 23% al 38% y finalmente en administración, reserva legal y aportes a Supersubsidio el 12%. No creemos que pueda existir sistema parecido en cualquier sitio del mundo que queramos comparar, el gobierno del sector no puede ser más exitoso, sus juntas directivas conformadas en forma bipartita 50% delegados de los trabajadores y 50% de empresarios aportantes nos indican que el manejo del sector en vez de someterle a cargas populistas debe buscar en cambio un refuerzo a un modelo que nos atrevemos a señalar como un real freno a los desequilibrios de la sociedad colombiana. No podríamos dejar de contemplar otros aspectos que vale la pena analizar, los servicios de droguería y supermercados que conforman parte del 4% de los recursos aportados por los empresarios, muestran un modelo de especial connotación. La cuota monetaria representa la tercera parte de la canasta familiar para los hogares beneficiarios. En asuntos relativos al empleo la situación es de resultados sorprendentes, el sector cuenta con la más grande de las redes a nivel de generación de empleo; 42 agencias y 100 centros de empleo y, a su vez, se consolida como el garante en entrega real de subsidios para las personas en situación de desempleo, otorgando 161.890 por un valor de 359 mil millones de pesos. Fiinalmente, son las cajas de compensación las responsables de la generación de 56 mil empleos para jóvenes. En programas de vivienda el sector invirtió en los últimos 14 años la cifra de 14 billones de pesos, significando que 50 mil familias por año pueden acceder a una vivienda en condiciones de propiedad real. Por su parte, las cajas de compensación han contribuido como nadie en nuestro país, para abogar por la cobertura de las necesidades en materia de recreación, cultura y educación de nuestros trabajadores, las experiencias exitosas de los centros vacacionales, que le han dado la posibilidad al trabajador de a pie de organizar su plan vacacional en condiciones de calidad y comodidad se tornan en un referente mundial, la posibilidad material de otorgarle a la clase media acceso a gimnasios, centros culturales y de esparcimiento, que otrora era una condición apenas imaginable para las élites del estrato 6.  Hoy en día son realidades que permiten a todos los trabajadores, gozar de su tiempo libre en diferentes lugares donde cuentan con los mismos privilegios que existen en los clubes sociales de las diferentes ciudades de nuestro país. En este entender, no compartimos ni podemos permitir que el proyecto de ley que cursa actualmente en el Congreso de la República sea promulgado, pues con la asunción de esta prima extralegal, cerca del 80 % de las cajas de compensación estarían condenadas a la extinción, es necesario comprender que contrario censo, lo que requiere nuestro sistema de seguridad social es fortalecer a sus actores, en aras de lograr que nuestra sociedad sea cada vez más equitativa y menos desigual, por ello es menester rodear a las cajas de compensación y darles el verdadero reconocimiento que se merecen.