Luego del bombardeo donde se produjo la muerte de Raúl Reyes y otros integrantes de las FARC-EP, las relaciones del gobierno Uribe con Ecuador y Venezuela se tensionaron hasta el punto que ambos gobiernos movilizaron tropas a sus fronteras con nuestro país. Dicha tensión generó amagos de guerra, frente a los cuales como hoy, nos movilizamos grupos de colombianos y venezolanos reclamando responsabilidad tanto a Hugo Chávez como a Álvaro Uribe. Apoyé junto con Aldo Cívico por aquella época director del centro para la resolución de resolución de conflictos internacionales de la universidad de Columbia y con Francisco Galán gestor de paz del ELN a la Fundación Mi Sangre que promovió y coorganizó dicho evento. Casi 11 años después, estamos con una tensión mayor, en un contexto mucho más complejo y en manos de los Estados Unidos, esto es, en manos de Donald Trump. Ya no será el concierto de Juanes llamado “Paz en las fronteras”. Habrá uno que se llama “concierto de ayuda a Venezuela” o “Venezuela Live Aid” como inocente referencia de una “acción humanitaria,” que a todas luces es una acción política internacional que busca desestabilizar al gobierno Maduro y en especial debilitar el ánimo de las fuerzas armadas venezolanas que respaldan su gobierno. El reclamo para el mantenimiento de la paz en la frontera dirigido a los presidentes Uribe y a Chávez en el concierto de Juanes en el 2008 se ha transformado hoy en una batalla. Más que un reclamo a Donald Trump, Nicolás Maduro e Iván Duque frente a la paz de la región, es un concierto como herramienta de apoyo a Juan Guaidó “presidente encargado” reconocido como legítimo por un grupo de países opuestos al Chavismo, y por Donald Trump su promotor y mayor respaldo desde la presidencia de los Estados Unidos. La respuesta del gobierno de Maduro es hacer entonces un concierto con artistas afines a su tendencia política.El del lado de allá, se llama “Hands off Venezuela”, “Manos fuera de Venezuela”. Esta curiosa o aberrante, según considere el lector, confrontación musical en medio de la hiperinflación económica, desabastecimiento de víveres y medicinas de buena parte de la población venezolana se plantea entonces como una confrontación política (pelada de dientes) entre opositores a Maduro y sus respaldos, con aquellos que respaldan al gobierno Chavista. ¿Estarán los canta autores cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés del otro lado? ¿qué cantantes y músicos populares estarán participando al lado de Maduro, Cuba, China y Rusia en esta batalla de la música?   ¿Cuál será el destino de estos artistas si cae el gobierno de Maduro luego de los guitarrazos? ¿Serán eternamente señalados como maduristas y no accederán nunca a los espacios del negocio de la música en contrario de quienes apoyen la estrategia Trump y a Guaidó? ¿Propondrá el presidente Juan Guaidó una amnistía para quienes hayan tocado o cantado en el concierto de maduro? ¿Tendremos transmisión en directo desde las casas del presidente Duque y del encargado Guaidó cantando a una sola voz alguna pieza reconocida binacionalmente como “Caballo Viejo” en dedicación a Maduro? La tragedia que vive Venezuela con su crisis social, económica, de gobernabilidad y la profunda división política y social de hoy, al igual que la colombiana, frente al eterno dilema de avanzar en la paz o construir violencia como herramienta de conservación del poder exigen una madurez que al parecer nos sigue quedando grande. Todo indica que a pesar de que a éste y al otro lado de la frontera, se adelanten grandes conciertos, permaneceremos en el desconcierto profundizando la división en nuestros países, y al interior de nuestras familias. Pequeños liderazgos que pueden llevarnos a grandes errores. @alvarojimenezmi ajimillan@gmail.com