Desde hace una semana, en el mundo entero se habla del debate entre Trump y Biden en la campaña electoral de Estados Unidos, por la impresión que dejó el presidente, llevando a muchos a afirmar que debe retirarse.
El pánico ha cundido no porque Biden no vaya a ser reelegido y se lamente su ausencia, como sucedió con Kennedy o con Reagan, sino porque aumentan las posibilidades de que Trump sea presidente por segunda vez, lo que se considera un desastre. Los demócratas votarán por el que les dé garantías de derrotar a Trump.
Algunos pensarán que como existe un sentimiento de preocupación generalizado con Trump y se supone que ese mismo temor es compartido por muchos republicanos sensatos, de pronto en la convención del Partido Republicano surjan voces que no estén de acuerdo con que sea el candidato.
Especialmente cuando, además de haber sido condenado por 34 delitos graves y declarado responsable de agresión sexual y fraude financiero, en el sonado debate se evidenció que es un personaje siniestro, mentiroso y carente de principios. Por eso, Biden, en sana lógica, tuvo razón cuando inicialmente afirmó que a él no le había ido bien en el debate, pero que a Trump tampoco.
La preocupación por una eventual presidencia de Trump no se circunscribe a Estados Unidos. Miembros de la Otan temen incluso por el futuro de la organización.
Mientras que Colombia, con Trump, con Biden o con cualquier otro, tendrá que enfrentar el problema de la migración, que es el principal tema de la agenda doméstica de Estados Unidos.
Pero también es el lema fundamental del nuevo presidente de Panamá, que concertó ya con Estados Unidos un acuerdo para devolver a los migrantes que traten de ingresar a Panamá por el Tapón del Darién. ¿A dónde los van a devolver, a China, Cuba, Etiopía o Venezuela? No, a Colombia, de donde salieron. No hay que olvidar que en pocos meses entraron a Panamá por esa ruta cerca de 600.000 migrantes. La situación podría ser aún más complicada si Maduro es reelegido, ya que la migración venezolana se multiplicaría.
Es un drama nacional que sufrirán todos los colombianos (con excepción del Clan del Golfo), agobiados ya por la migración que el gobierno anterior favoreció y que está afectando la seguridad y la condición económica y social de varias regiones del país.
Pero eso no importa, mientras que por el tema de la migración peligra el segundo período de Biden y varios gobiernos europeos caen estrepitosamente, aquí siempre hay temas para mantener distraída a la gente, porque de hoy en adelante de lo que se va a hablar es de la constituyente.
Es una buena anestesia.