Segundo largometraje que realiza este director, quien por muchos años ha realizado, básicamente, comerciales de cine, es decir, sabe vender con imágenes bien logradas y además por medio de ellas; lo más importante, sabe narrar visualmente una historia bien desarrollada en el guión. Guión en el que él mismo también ha trabajado conjuntamente con la ya conocida Allison Schroeder, quien fue alguna vez economista y matemática, lo que incide mucho en el relato, ahora dedicada a escribir guiones en Los Ángeles, haciendo una muy buena adaptación (también está nominada al Oscar como mejor adaptación de guión) del libro de la escritora Margot Lee Shetterly. Su autora escribió todo esto partiendo de muchas investigaciones que ha realizado sobre esta particular condición de genialidad de este tipo de mujeres y es fundadora de The Human Computer Project, un museo virtual que cuenta las historias de mujeres matemáticas de diversos estratos sociales. Meritoria labor, casi tan desconocida, como la de la vida de muchas de las que son investigadas.Así que el guión parte de personas verídicas, que existieron y realizaron una determinada labor por la cual son dignas de reconocimiento. Parece estar de moda y puede que sea un gancho más de tipo taquillero el uso del rótulo “basada en hechos reales” que ahora traen muchas películas, que hace suponer que todo lo que en ella se ve así sucedió o, en su defecto, dicha puesta en escena es lo más parecido a lo vivido en otra época. Lo que obliga casi que a deducir que al estar “basada en hechos reales”, la ficción de la película se vuelve “real”, lo cual visto en su conjunto ni le agrega ni le resta tanto a la capacidad y ficción que puedan tener por sí mismos una película y su respectivo guión, como al hecho de rememorar acontecimientos que por lo históricamente sucedidos nunca son garantía de un buen relato ni de una buena realización fílmica. En fin, extraños pruritos que suelen crecer velozmente y que se vuelven mitos y falsas creencias en cine.La película se ubica en los comienzos de los años 1960; las protagonistas son tres mujeres de raza negra con sobresaliente capacidad intelectual, vinculadas a la NASA en plena competencia espacial con los rusos, quienes hasta el momento llevan la delantera en dicha carrera. Así el trasfondo sociopolítico del momento habla del anticomunismo reflejado en el terrible malestar de que los soviéticos les estén ganando en la conquista del espacio y a la vez, de toda la ignominiosa segregación racial que llegó a unos puntos inimaginables y despreciables, casi imposibles de creer que ocurrieran en una sociedad tan supuestamente desarrollada y democrática. Son años de violenta lucha contra el racismo, que a veces el director muy tímidamente recrea con una que otra breve puesta en escena del conflicto y enfrentamiento, o con material de archivo de noticieros, pero que es importante de tener en cuenta, porque ese es el drama que viven estas tres mujeres por el grave “defecto social” con que nacieron, aunque no las inhibió para el desarrollo pleno de sus talentos y capacidades, como sí ocurrió con muchas de ellas que quedaron en el total anonimato.La obtención del éxito y del triunfo a pesar de todos los obstáculos y dificultades sigue siendo un tema que gusta y que se vende bien, más si como en este caso se trata de mujeres negras en la época de plena lucha por los derechos civiles. Una película con esta temática y con el trasfondo de la lucha contra la segregación racial resulta imposible de separar del contexto actual que vive dicho país. En comparación con hoy, pareciera que todo ya pasó, que finalmente ya fue superado, ahora cuando mayor es la violencia racial, demostrando que es un problema de profundas raíces culturales e ideológicas, de raigambre centenaria que no es fácil de acabar, con todo ello la película tiende a ser una espada de doble filo en el terreno de lo político.En su conjunto en esta comedia con tintes amargos y dolorosos se puede apreciar el estilo Hollywood en su mejor esplendor con muy buenos ingredientes: la historia basada en hechos reales y con su trasfondo histórico, el éxito alcanzado a pesar de todo, la superación colectiva de situaciones de discriminación racial, el adecuado discurso como el que convence al juez para que aplique justamente la ley, suspenso en los logros espaciales, además de romance incluido, son más que suficientes y sin embargo lo más importante de rescatar es que desde el punto de vista de lo cinematográfico hay un gran trabajo visual que es el soporte de todo lo representado. Hay un saber expresarse con la imagen fílmica, puesto que es cine y no televisión, por ejemplo, los grandes planos que nos ubican en los diversos y amplios espacios en donde trabajan los de la NASA y donde se desenvuelven sus protagonistas, con sus rutas de acceso y los pasillos por donde discurren, o también en su recreación social de los domingos; todo esto es cinematografía en el más amplio concepto y de lo que ya nadie habla ni comenta porque se desconoce. No es televisión en cine, o sea, sólo primeros planos de los rostros, sin planos grandes ni movilidad de cámara. Expresarse a través de lo visual es lo que configura como tal el valor fílmico, puesto que el cine sigue siendo el arte de narrar con las imágenes y porque esa es la esencia del cine: la imagen fílmica.