Roma, una excelente película. Majestuosa y atrevida propuesta la de Cuarón. Es una cinta que desconoce de muros porque es auténticamente universal. Es un filme que se sale del fastuoso molde de Hollywood, pero no de sus intenciones políticas. Que la academia colme de nominaciones a Roma, tiene un claro designio: ridiculizar la política migratoria de Trump. Es un espaldarazo a los migrantes latinoamericanos, pero también a los africanos que hoy buscan mejor vida en Europa. Es una respuesta a los nacionalismos populistas que promueve la derecha ultranacionalista, hoy en la agenda del despacho oval. Es un nuevo round entre Hollywood y la Casa Blanca; no solo la academia nominó Roma, también lo hizo con Infiltrado en el KKKLAN y, por primera vez, una producción sobre los superhéroes, La Pantera Negra, logra conquistar un escaño a mejor película. Otro ingrediente para a tener en cuenta, no es aislado: se trata de una bofetada a la excluyente propuesta de Trump de “América Primero” que ha sido interpretada, por sus seguidores, como una agencia promotora de la “supremacía blanca”. La película de Spike Lee, inflexible crítico del magnate a quien califica de racista y no lo baja de “hijo de puta”, encontró en Hollywood su mejor aliado, tras viajar 40 años en el tiempo para contar las canalladas del Ku Klus Klan al final de la película las asocia a los acontecimientos de Charlottesville en 2017, cuando un vehículo arremetió contra una multitud que protestaba contra una manifestación de supremacistas blancos. Es un férreo opositor a las políticas de Trump a quien también llama “agente naranja”, en clara alusión a la bomba que Estados Unidos utilizó en la Guerra de Vietnam.  A eso le juega Hollywood, a desestabilizar al millonario presidente, como también lo hacen los grandes medios de comunicación de ascendencia demócratas que cuestionan la impredecible gestión del gobernante de la Casa Blanca.   En una lámpara de calor constante se ha convertido la relación entre Trump y quienes controlan Hollywood; es evidente que las historias y producciones cinematográficas que de alguna manera cuestionan los programas de gobierno, tienen relevancia y hoy se abren espacio  sin controversia alguna en la meca del cine. Para la muestra un botón: una cinta insulsa, con una historia irrelevante como La Pantera Negra, fue nominada al Óscar a la mejor película. Hace un año, en los días previos al discurso sobre el estado de la nación, varias estrellas de la gran carpa del cine mundial decidieron montarle un discurso paralelo al presidente Trump, en ese momento Mark Ruffalo lo justificó diciendo que “es más importante porque tenemos un presidente que tiene dificultades con la verdad, que tiene una agenda radical y divisiva y que gasta una enorme cantidad de tiempo centrándose en lo negativo, la desesperanza y la desesperación”. El presidente Trump no la pasa bien con Hollywood en donde la influencia de los demócratas es inocultable y tienen en la agenda del gran cine un as bajo la manga para desprestigiar y meterle golpes bajos a los republicanos, quienes hoy ven amenazada la posibilidad de otros cuatro años en la Casa Blanca; para ellos, perder el control de la Cámara fue un duro revés a las aspiraciones del magnate que no calla y hace de lo impredecible su mejor arma. “El verdadero poder es -ni tan siquiera quiero utilizar la palabra- el miedo”, frase que recuerda en su libro el prestigioso periodista Bob Woodward en su libro MIEDO, Trump en la Casa Blanca. Eso produce Donald Trump, y Hollywood lo sabe. @jairotevi