¿Por qué cuesta tanto el estrés? Días perdidos por salud, alta rotación, falta de compromiso, insuficiente atención o concentración, y por consiguiente, menor productividad.

La realidad es que hemos creado una cultura que no solo vive estresada, sino que glorifica el estrés, ya que para muchos es sinónimo de estar ocupados y ser productivos e importantes.

Si bien hay un punto sano de estrés que nos ayuda a motivarnos, es el constante estrés y la incapacidad de las empresas de crear culturas donde se valore un balance, lo que está creando un problema mayor.

¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando estamos estresados? El estrés es una herramienta de nuestro cerebro para protegernos del peligro. Cuando éramos nómadas, ese peligro eran leones, tribus enemigas, serpientes venenosas… mejor dicho, amenazas físicas. Hoy la mayoría no enfrentamos esas amenazas, y nuestro cerebro detecta hasta un whatsapp de nuestro jefe como una amenaza. Cuando nos estresamos, nuestro cuerpo entra en el famoso modo lucha o huida, alista al cuerpo para defenderse, suelta hormonas como cortisol, y toda la energía se va a nuestras extremidades.

Por eso, cuando estamos estresados, las tareas que no son fundamentales para sobrevivir reciben menos energía, como por ejemplo ser creativos, resolver problemas, tomar decisiones, poner atención a detalles. Dormimos menos porque tenemos que estar alerta… todo esto resulta en empleados menos productivos. De modo que los directivos que no se interesaban por el estrés, o incluso lo propiciaban, posiblemente deban comenzar a prestar atención al tema.

Pero problema del estrés, es aún más amplio, ya que, según Gallup, las personas en cargos directivos son más propensas a sentirse estresadas, de mal genio, tristes y solas.

Para empeorar las cosas, este estrés que sienten los jefes se contagia. Otro de los mecanismos de defensa del cuerpo para ayudar a la tribu a sobrevivir es que, si tu líder está estresado, debe haber un peligro del cuál todos debemos cuidarnos.

Así que si el jefe está estresado/da, lo más probable es que el resto del equipo también lo esté. En blanco y negro, el estrés de los directivos no es simplemente un problema personal e individual, sino que le está costando plata a la empresa, y mucha.

“Una de nuestras ideas erróneas respecto al éxito es creer que sobre-trabajar es la vía para alcanzar un alto rendimiento y resultados excepcionales” – Ariana Huffington, creadora del Huffington Post.

La cultura de del equipo es forjada antes que nada por sus líderes y cómo alguien lidera un equipo, es al final un reflejo de cómo se lidera a sí mismo.

Soy firme creyente que se lidera con el ejemplo, y que cuando el líder está bien, la empresa está bien. Por ende, entre más nos conozcamos, y aprendamos a regular nuestras propias emociones, manejemos mejor el estrés, mejor vamos a poder liderar, tener equipos y empresas eficientes.

Vale la pena entonces cuestionar la creencia de muchos que buscar una vida balanceada es capricho de los jóvenes de la generación z que no quieren trabajar, que la salud mental no es problema de la empresa sino exclusivamente de cada quién, y que buscar herramientas para aprender a manejar el estrés y otros temas relacionados no sirve de nada. Tener culturas empresariales sanas que valoren una vida balanceada, lleva a tener empleados más comprometidos, más creativos, con menos rotación que finalmente se traduce a une mejor rentabilidad para la empresa.