El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, sostiene hoy exactamente lo contrario de lo que ha dicho por años. Buena parte de su existencia la ha dedicado a desacreditar los metros como sistema de transporte masivo mientras recomendaba -aquí y allá y en todos los idiomas- los sistemas de buses como Transmilenio. Ha recorrido el mundo vendiendo su pretendida obra maestra como un sistema rápido, cómodo, cumplido y seguro. Muy distinto al Transmilenio real que sufren los bogotanos diariamente.Sin embargo en su última elección –y desde luego pensando solo en los votos– decidió autodeclararse impulsor del metro que tanto ha combatido.Puede leer: El retorno de PalacinoEl profesor Carlos Carrillo, estigmatizado por el peñalosismo por ser un documentado crítico del alcalde, ha hecho un riguroso trabajo de recopilación de las inconsistencias de Peñalosa sobre el tema.Uno de sus hallazgos más interesantes es un documento de 2010, titulado “Movilidad para Bogotá: ¿Metro o Transmilenio?”. En la extensa disquisición de 87 páginas, Peñalosa sostiene que el metro no es necesario porque Transmilenio hace exactamente lo mismo pero más barato. El papel había desaparecido de internet pero -con paciencia de arqueólogo digital- el profesor Carrillo lo desenterró.Vea aquí el documentoEn el documento recuperado, Peñalosa explica porque no debe hacerse un metro elevado como el que ahora él quiere hacerle a Bogotá: “Afortunadamente no se propuso una línea elevada de metro para Bogotá. Las líneas de metro elevadas hacen daños urbanísticos severos a la ciudad. Por ejemplo en la avenida Caracas habría que cortar todos los árboles de caucho del separador. Estas líneas de metro elevadas oscurecen, ocasionan desvalorización y criminalidad a sus alrededores. Para prever su impacto, basta observar lo que pasa bajo los actuales puentes en Bogotá: Aunque son cortos, son orinales en espacio público, atracaderos, que desvalorizan sus alrededores. En las ciudades avanzadas del mundo se demolieron casi todas las líneas elevadas de metro. En Paris y Nueva York construyeron unos parques sobre un par de pequeños tramos que quedaron de algunas líneas elevadas que se demolieron”.
Ahora Peñalosa está proponiendo como “metro para Bogotá” una línea elevada de menos de 26 kilómetros.En una entrevista de Caracol Televisión del año 2008, Peñalosa le dijo al recordado Camilo Durán que el metro no servía “ni regalado” porque había que subsidiar su funcionamiento para siempre. También descalificó la construcción de lo que llamó “una rutica de 25 a 30 kilómetros”, exactamente lo que ahora le ofrece a Bogotá.
Aseguraba el alcalde que ese tipo de líneas era una pésima inversión porque con lo que costaba construir un trayecto de 27 kilómetros –menos de lo que hoy asegura que va a construir- se podrían hacer muchos kilómetros de Transmilenio. En el documento citado Peñalosa aseguraba: “La demanda que atendería la línea de metro escogida se puede atender ampliamente con las troncales de TransMilenio Décima-Séptima, Autopista-Caracas, y Calle 13-Américas. Sería además muy fácil construir troncales adicionales (...) Estas troncales serían más efectivas que la línea de metro porque tendrían una capacidad mucho mayor”.
En el año 2014 cuando iniciaba su campaña para volver a la alcaldía de Bogotá, fue a Suecia a decir en inglés lo contrario de lo que prometía en español a sus electores a los que les empezaba a hablar de las bondades del metro. “Infortunadamente tenemos que escoger. Mucho me temo que vamos a escoger la línea de metro. A pesar de que, en mi opinión, es una inversión completamente irracional. Porque como lo mencioné Transmilenio hace básicamente lo mismo que el metro, o quizás un poco más. Estamos hablando de 27 kilómetros en lugar de 440. Con esa cantidad de plata podríamos hacer maravillas. Intersecciones subterráneas para evitar los semáforos”.
El metro en Bogotá es una inversión completamente irracional: Enrique Peñalosa from Al Garete on Vimeo.Con “la rutica”, como Peñalosa describía el remedo de metro que hoy le propone a Bogotá, el alcalde le está cerrando la puerta a la construcción de un verdadero metro para la capital.Le sugerimos: ¿Te acordás, hermano?En cambio, varias generaciones van a pagar un conjunto de puentes elevados por el que se moverán trenes que alimentarán a los anacrónicos buses de Transmilenio que tanto halagan la vanidad del mandatario.