Alos 17 años entró a la Escuela de Cadetes. Martínez Alemán Enrique Eliodoro sabía que tenía vocación militar desde niño. Admiraba el orden y la disciplina y se veía vistiendo el uniforme del Ejército por el resto de su vida. Su padre Eliodoro, godo azul de metileno, estaba orgulloso de que uno de sus siete hijos llevara con honor las armas de la república.Acabado de graduar como subteniente fue asignado al Batallón Pichincha de Cali como comandante de un pelotón de 36 hombres. En Corinto, Cauca, en el momento de mayor auge bélico del M-19, tuvo su bautizo de fuego y sobrevivió con honores, cumpliendo su deber y entregando resultados.Un tiempo después -ya como teniente efectivo- fue trasladado al Batallón Caicedo en Chaparral, Tolima. Su zona de operaciones, en las estribaciones de la cordillera Central, estaba en los lugares históricos de nacimiento de las Farc. Patrulló y combatió en Marquetalia, Gaitania y Planadas.Martínez se hizo profesional de contraguerrillas y se graduó como lancero y paracaidista en la Escuela de Tolemaida. Siendo capitán fue puesto al frente del Batallón Córdoba en la Sierra Nevada de Santa Marta donde golpeó a las Farc, lideradas en esa época y zona por el temido Israel Daza, alias el Pollo Isra.Su carrera estaba en ascenso. Pronto fue escogido para hacer Curso de Operaciones Especiales en Fort Benning, Atlanta, donde funciona el Western Hemisphere Institute for Security Cooperation del Ejército de Estados Unidos.Después de dirigir el Batallón de Contraguerrillas número 17 Héroes de Arauca, fue ascendido a teniente coronel y puesto al mando del Batallón Bomboná en Puerto Berrío, un área donde además del ELN y las Farc, operaban el llamado Bloque Metro de las autodefensas y el Bloque Central Bolívar.El fogueado comandante contraguerrillero notó que las operaciones contra los paramilitares no tenían el mismo éxito. En una declaración a la Fiscalía, el coronel Martínez relata: “Decidí no informar las operaciones que íbamos a hacer al señor brigadier general Édgar Ceballos, comandante de la Brigada 14 para ese entonces. Una vez tomamos esa decisión se nos fueron presentando los resultados”.Uno de esos resultados tuvo lugar el domingo 10 de agosto de 2003, dentro de una operación llamada Andrómeda. El Bloque Central Bolívar, hasta entonces intocable, fue atacado por el Ejército y siete paramilitares cayeron en el combate.Esa noche, el coronel Martínez recibió una llamada a su celular de alguien que se identificó como Julián. De acuerdo con la versión que les entregó a sus superiores y a la Fiscalía, “el cabecilla de las autodefensas después de amenazarme con Santiago Uribe me dijo que dentro de las bajas producidas en esa operación dos eran escoltas personales del doctor Santiago Uribe, uno de ellos conocido con el alias de Támara”.El coronel Martínez asegura que hombres bajo su mando reconocieron a algunos paramilitares abatidos: “Los sargentos comunicaron que efectivamente dentro de los muertos ellos reconocían a algunos de los escoltas de Santiago Uribe”.El cabecilla paramilitar le advirtió al coronel Martínez que esa operación le iba a salir cara: “Julián me decía que iba a tener problemas por realizar esa operación y que ya había hablado con Santiago Uribe y que yo no demoraba más de 48 horas de comandante de ese batallón. Efectivamente a las 72 horas de una forma injusta y por orden del presidente, digo yo, o de Santiago Uribe, fui trasladado a la división de Bucaramanga”.De nada le valió al coronel Martínez su hoja de vida brillante, tampoco tuvieron en cuenta sus tres medallas de orden público, ni sus numerosas condecoraciones, no tomaron en consideración que jamás había sido amonestado, ni sancionado disciplinariamente. Martínez fue excluido del Ejército, sin explicación.Él asegura bajo juramento que “en una reunión de Estado Mayor el comandante del Ejército para la época mi general Martín Carreño hace el comentario que por orden presidencial toca retirar del servicio activo en forma discrecional al coronel Martínez”.El entonces comandante de la Brigada 14 y hoy director de la Caja de Retiros de las Fuerzas Militares, general Édgar Ceballos, me dijo que no recuerda al coronel Martínez, que no puede asegurar si los paramilitares muertos eran o no escoltas de Santiago Uribe, que nunca conoció al hermano del entonces presidente de la República y que siempre apoyó las operaciones contra las autodefensas.