Al superministro Néstor Humberto Martínez le deberían decir minbrassier. Parece que su principal función fuera levantar a Bustos. Bustos es el magistrado Leonidas Bustos, presidente de la Corte Suprema de Justicia que es el tribunal que escoge al fiscal general de la nación. El doctor Bustos hace dos semanas hizo un oso memorable. Sin consultar con sus compañeros se atrevió a firmar a nombre de la Corte Suprema –y junto con otros altos dignatarios judiciales- una iniciativa para proponer una Asamblea Nacional Constituyente. Cuando sus colegas le reclamaron, el magistrado Bustos con actitud de dignidad ofendida pidió que su idea se sometiera a votación. Perdió 17 a 1. El elocuente resultado es una desautorización a la que no se resigna el doctor Bustos. Tampoco se dan por vencidos otros miembros de las altas cortes que quieren mantener en sus manos el multimillonario presupuesto y la nómina de la rama. Los propósitos de moralización que animan una reforma judicial que está en trámite son claros -en la teoría- pero se cruzan con algunas ambiciones personales. Néstor Humberto Martínez, por ejemplo, quiere ser el próximo Fiscal General –aunque lo niegue- y cree que la vía más expedita es halagar a Bustos y por vía suya a los magistrados de la Corte Suprema que serían sus eventuales electores. Esta semana se tramitaba en la Comisión Primera de la Cámara la reforma al equilibrio de poderes cuando sorpresivamente se apareció Néstor Humberto. Llegó a desautorizar a los ministros del Interior y de Justicia cambiándoles la reforma. Venía de una reunión con Leonidas Bustos, reunión que sería repetidamente negada por Nestor Humberto en las horas siguientes. El superministro salió de esa reunión directo al Congreso y con un papel en la mano. Una de sus asesoras tenía una copia que le permitió fotografiar a la representante Angélica Lozano. El papel es un proyecto de contrarreforma que le entrega el poder administrativo de la rama judicial a los presidentes de la Corte Suprema -es decir a Bustos- del Consejo de Estado y de la Corte Constitucional. Las dos páginas parecen inspiradas en un documento –elaborado por el Consejo de Estado- por el que ha abogado Bustos. (Ver papel) La asesora de Néstor Humberto empezó a perseguir a la parlamentaria por el recinto pidiéndole que borrara la foto de las dos hojas, autorizada minutos antes por ella y por su jefe. Mientras tanto, el superministro negaba que se hubiera reunido con el magistrado Leonidas Bustos antes de su inesperado aterrizaje en la Cámara. Al día siguiente, el superministro explicó en la Casa de Nariño que él desconocía el papel, que no sabía quien lo había hecho, ni por qué razón estaba en poder de su asesora, ni el motivo por el cual ella de pronto había resuelto llevarlo al Congreso. Felix de Bedout, de la W lo entrevistó esa tarde. Las respuestas fueron tan cómicas, tan mezcla extraña de realidad y ficción, que merecerían haber estado más bien en La Luciérnaga. El superministro empezó aceptando la reunión con Bustos que le había negado a la representante Lozano: - Pero recuperó usted la memoria –le preguntó De Bedout- porque en la discusión que tenía ahora con la representante Lozano, usted decía que no, que no se había reunido con Bustos, que eso no era cierto… -No, no, no, yo no dije eso –replicó el superministro- No, no, Félix… -¿Le pongo la grabación? -Póngala, póngala Félix. Yo le dije que es infame decir que yo estoy al servicio de reuniones del presidente, eh… -La voy a poner. Esto dijo la representante Lozano, escúchela exactamente y verá. (Entra grabación voz de Angélica Lozano (…)¿Usted se reunió ayer a las 5 de la tarde con el presidente de la Suprema que elige Fiscal General de la Nación Leonidas Bustos? NHM: No es cierto. AL: Hablemos de eso. NHM: No es cierto.) - “No es cierto”, lo dijo usted –repreguntó el periodista. Ante lo cual Martínez, insigne caradura, respondió: -Y no es cierto… porque no fue a las 5 de la tarde sino a las 7 de la noche. (Ver video de la entrevista) La legendaria habilidad de Néstor Humberto para presentar la realidad a su acomodo continuó al día siguiente. Aunque su proyecto se hundió -ostensiblemente- en la Cámara hizo gira de medios para proclamarse como el salvador de la reforma.