En los escasos días que han transcurrido desde la posesión de Petro, aspectos fundamentales de la política exterior comenzaron a proyectarse, aunque desde semanas atrás varias decisiones habían sido tomadas. Entre otras, la normalización de las relaciones con Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Tres países con los que manteníamos agudas diferencias y confrontaciones. Es más, eran calificados como “el eje del mal” en América Latina y para Colombia. La situación, parece haberse modificado.
Con Venezuela, se designaron embajadores y se han dado los pasos para reestablecer contactos entre las fuerzas militares. Algo indispensable en una frontera de 2219 kilómetros, que, en alguno de sus sectores ha sido calificada como una de las más peligrosas del mundo.
Queda mucho camino por recorrer ya que, será indispensable restaurar todos los mecanismos que estaban establecidos en aspectos económicos, consulares, sociales y de seguridad, antes del rompimiento en la época de las administraciones de Santos y de Maduro.
Aunque no hubo rompimiento con Cuba, igualmente se han normalizado las relaciones después de la negativa del régimen de deportar a los dirigentes del ELN que se encontraban en La Habana, luego de que reivindicaran la autoría del atroz atentado contra la Escuela de Policía General Santander.
Ahora no solamente Cuba seguirá siendo la sede de las nuevas negociaciones con el grupo armado, sino que el presidente Díaz Canel, ha agradecido el gesto del canciller Leiva de hacer un llamado a los Estados Unidos para que pongan fin a la inclusión de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo. Hace mucho tiempo no se veía algo igual.
Un estado que ha sido facilitador del proceso de paz en Colombia durante las administraciones de Pastrana, Uribe, Santos y Duque, no puede ser al mismo tiempo patrocinador del terrorismo. Una de las consideraciones que en su momento tuvo la administración Obama para retirar a Cuba de la famosa lista, fue precisamente la de que había sido garante de nuestro proceso de paz.
No obstante el llamado de Petro a los grupos armados a hacer una tregua durante los meses venideros de invierno, incluso en un eventual alto fuego bilateral con el ELN, el secuestro, el narcotráfico y la minería ilegal, así como los asesinatos selectivos seguramente proseguirán. Será difícil identificar los grupos a los que pertenezcan los autores.
De igual manera el gobierno ha reestablecido las relaciones con Nicaragua. Este paso ha estado rodeado por el caso de la ausencia de Colombia en la votación en el consejo de la OEA de una resolución contra Nicaragua y por la eventual designación del nuevo embajador de Colombia en Managua. Habrá que ver cuáles serán los efectos de esas decisiones.
De todas maneras, la normalización de las relaciones con esos tres estados no va a estar exenta de riesgos y dificultades : habrá que tomar importantes decisiones.
No hay que olvidar que, de conformidad con el derecho internacional, una declaración de un jefe de estado o de un alto funcionario de un gobierno en ejercicio de sus funciones, puede comprometer jurídicamente al estado ante otro país o grupo de países.