Entre las numerosas conjeturas que se han hecho sobre el siguiente paso que se dará en la crisis de Venezuela para derrocar a Maduro, se sigue mencionando la opción militar, incluyendo ahora un eventual bloqueo naval. Aunque no se ha dicho cómo podría ser el bloqueo, se supone que sería parecido al realizado por los Estados Unidos a Cuba durante la crisis de los cohetes en 1962 o al que precedió a la operación “Tormenta del Desierto” después de que Irak invadió a Kuwait en 1990. Sadam Hussein, ante el ultimátum norteamericano de abandonar el territorio kuwaití, manifestó que se enfrentaría a los Estados Unidos y a sus aliados. Irak había invadido a su vecino con cerca de 100.000 hombres que progresivamente llegaron hasta 450.000. Tenía una de las más poderosas fuerzas armadas del mundo, incluyendo una excelente fuerza aérea y de sofisticados blindados de fabricación rusa. mientras que su unidad de élite, la temida Guardia Republicana, en la vanguardia se preparaba para enfrentar la acción militar. El mundo y la opinión pública norteamericana esperaban con angustia el momento en que se iniciaría la guerra con todos sus horrores. Sadam rodeado de sus generales de protuberantes barrigas, boinas y pistolas al cinto, así de funcionarios civiles disfrazados de militares, presidía manifestaciones públicas y daba a la vociferante multitud un displicente saludo levantando el brazo y afirmaba “Esta será la madre de todas las guerras”, lo que llenaba de preocupación a los norteamericanos y a los países árabes vecinos de Irak. Por su parte el presidente Bush padre en una alocución pública poco antes de que la operación comenzara, expresó “Prometo al pueblo norteamericano que esto no va a ser otro Vietnam”. A pesar de las bravuconadas de Sadam Hussein, la guerra duró sólo 100 horas ya que Bush ordenó detener la operación: la Guardia Republicana fue aplastada, los blindados fueron impactados por proyectiles “inteligentes” desconocidos y la fuerza aérea iraquí fue destruida en tierra por sofisticados aviones norteamericanos. Un verdadero desastre para Irak. El comandante Chávez, que en ese entonces estaba en servicio activo seguramente siguió los acontecimientos, ya que admiraba a Hussein. Tiempo después, siendo presidente de Venezuela, realizó una sonada visita oficial a Bagdad en la que, además de manejar el automóvil personal de Sadam, que se sentó a su lado como pasajero, se entrevistó con políticos amigos de Hussein y con el alto mando militar iraquí. Nicolas Maduro, que era muy allegado a Chávez, debió aprender muy bien el estilo de Sadam Hussein, pero nunca pensó que lo imitaría años después. Una intervención militar norteamericana o “aliada” a Venezuela, sería absurda y un bloqueo naval un despropósito similar al execrable bloqueo que sufrió Venezuela a finales de 1902 y principios de 1903 por parte de las flotas de los imperios de Alemania y de Gran Bretaña y del Reino de Italia, sobre el que, entre otras cosas, Colombia guardó discreto silencio: nuestro país recibiría un año después una dosis similar con Panamá. Sin embargo, sería bueno que Maduro repasara la operación “Desert Storm” ya que los políticos y militares norteamericanos la recuerdan muy bien y ante sus bravuconadas, de pronto quisieran repetir la experiencia, sólo que Venezuela no es Irak, Maduro no es Sadam Hussein y Trump no es Bush… (*) Profesor de la facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.