Por estos días abundan los “progres” arrepentidos y defraudados porque se sienten traicionados con el gobierno del “cambio”. Prueba de ello es que la desaprobación del presidente Gustavo Petro, en la última encuesta de Invamer Gallup, llegó al 57 por ciento y, además, el 73 por ciento de los consultados consideran que las cosas en Colombia están empeorando.

Un aspecto que ha contribuido con la decepción “progre”, además de los pésimos resultados de la gestión del mandatario, es el aterrador derroche de recursos de la vicepresidenta Francia Márquez. Antes de continuar, es necesario aclarar que esto no tiene nada que ver con racismo, clasismo, victimización, violencia política en contra de las mujeres, sino con hechos y cifras.

En la misma encuesta de Invamer Gallup, la imagen favorable de Francia Márquez cayó en picada 15 puntos, pasando de febrero a abril de este año del 45 por ciento al 30 por ciento, mientras que su imagen desfavorable creció del 29 por ciento al 52 por ciento.

Francia Márquez se desdibujó como la lideresa que enarbolaba las banderas de la defensa del medioambiente, de las minorías étnicas, de las mujeres y de los “nadies” por su desenfrenado derroche. A mediados de abril se conoció la respuesta a un derecho de petición del representante a la Cámara del Centro Democrático Hernán Cadavid en el que se constató que la vicepresidenta siguió recibiendo el subsidio de Ingreso Solidario hasta julio de 2022. Muchos quedaron boquiabiertos. ¿Cómo era posible que ya electa hubiera seguido recibiendo un subsidio destinado a las familias más pobres del país? ¿A cuántas mujeres, de verdad necesitadas, la derrochadora vicepresidenta les quitó el acceso a ese dinero?

Para 2021, Francia Márquez presentó una declaración de renta con ingresos brutos que en promedio mensual serían de 6 millones de pesos. Para entonces estaba establecido que el subsidio se asignara a las personas con ingresos por debajo de la línea de la pobreza, es decir, 354.031 pesos. Eso implica que en 2021 Márquez recibía ingresos 17 veces superiores a la línea de pobreza. Esta información fue entregada a la Fiscalía, por parte del representante Cadavid, para que analice si esta conducta de Márquez puede ser tipificada como fraude a subvenciones, como lo señala el artículo 403-A del Código Penal.

¿Qué dijo Francia al respecto? Pues adivinen…

En la entrevista que le hizo la directora de revista SEMANA, Vicky Dávila, a la vicepresidenta a finales de febrero, le preguntó sobre otro derroche que se comentaba en la opinión pública. En este caso, se trataba del uso de los helicópteros de las Fuerzas Armadas para el transporte de Márquez desde su casa en Dapa, Valle del Cauca, a su oficina en el centro de Bogotá y viceversa. En el que puede calificarse como un acto de soberbia, Francia Márquez dijo que “el fin de semana fui y subí en helicóptero y hoy me vine y salí en helicóptero. Y voy a seguir las veces que vaya en helicóptero. Le guste a la élite colombiana o no. Yo soy la vicepresidenta de este país”. Y, posteriormente, en la misma entrevista, diría su famoso “de malas”.

La senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal se puso a la tarea de conseguir la información de los desplazamientos de Márquez en aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas desde su posesión, el pasado 7 de agosto de 2022. Después de lograr, mediante un fallo de tutela, que el Ministerio de Defensa le contestara (por fin) esta semana, la senadora Cabal le dio a conocer la escandalosa cifra al país: entre el 7 de agosto de 2022 y el 6 de marzo de 2023, es decir, en 211 días, la vicepresidenta realizó 133 desplazamientos aéreos que costaron 2.869.972.464 pesos. Esta cifra no cubre los costos ni de la porción terrestre, ni los viáticos, ni el esquema de seguridad, ni los costos del equipo de trabajo que la acompaña.

Una curiosidad que se destaca del análisis de la información enviada por el Ministerio de Defensa a la senadora Cabal: ninguno de esos desplazamientos tuvo como destino el departamento de La Guajira, lugar que le dolía tanto cuando era activista. De hecho, 54 de ellos fueron al Valle del Cauca (o sea, ¿a su casa?).

¿No es muy costoso e ineficiente que la vicepresidenta haya elegido vivir a 300 km en avión desde su lugar de trabajo, en el centro de Bogotá? ¿Qué es lo que le molesta de la residencia privada asignada a la vicepresidenta? ¿Es ambientalmente responsable usar un vehículo de transporte militar para ir de la casa a la oficina y viceversa?

Francia Márquez adujo motivos de seguridad para ella y su familia. ¿Pero es que acaso viajar en helicóptero de la casa a la oficina es la única estrategia de seguridad disponible? ¿Qué le ha dicho su jefe, el presidente Petro, comandante de las Fuerzas Militares y de Policía, de su seguridad? ¿Estamos tan mal que ni siquiera podemos garantizar la vida del “segundo cargo más importante de Colombia”, como dijo la propia Márquez? Y, por último, ¿cuántas personas en Colombia viven en una casa con un patio tan grande que hasta puede aterrizar un helicóptero de guerra?

Mientras la vicepresidenta alista maletas para irse de gira por el África, el representante a la Cámara Hernán Cadavid, quien interpuso la denuncia en contra de la vicepresidenta en la Fiscalía, anunció en sus redes sociales que el esquema de seguridad que es asignado por parte de la Dirección Nacional de Protección presentaba irregularidades y cambios sin razón, coincidencialmente una semana después de su denuncia. Curioso, ¿no? Si eso sucede con un congresista de la oposición, imagínense de lo que serán capaces de hacer con los “nadies” del país.