El descontento con el Gobierno ha sido contundentemente notorio durante los últimos días. Lo curioso de este descontento es que no se limita al sector político en el que se ubican los que buscan ser el Bukele o Milei colombiano, sino que va mucho más allá. La marcha del pasado domingo 21 de abril lo demuestra. ¿Cuál fue la respuesta del Gobierno? Mientras Laura Sarabia tiende puentes de reflexión, el presidente de la SAE, Daniel Rojas, señala de mafiosos a los que protestaron, estigmatizando así a miles de colombianos que le piden al Gobierno que escuche, que baje la cabeza.

La falta de escucha no se remonta a los últimos meses. Una de las pruebas de ello es la indiferencia con las advertencias sobre el fenómeno de El Niño, que desde el año pasado reposan en sus escritorios. El 22 de marzo de 2023, el senador David Luna alertó a la entonces ministra de Minas, Irene Vélez, sobre el riesgo de racionamiento de energía al que estaba enfrentado el país. Vélez no atendió ninguna alerta y hoy están imponiendo “días cívicos” como un improvisado plan para enfrentar la sequía.

Para entender que cierta oposición busca ayudar a despertar al Gobierno de la hibernación y no querer “tumbarlo”, el presidente tiene que salirse de la victimización y enfrentar el mensaje que las calles le están dando, esas mismas calles que él dice tener. Quienes hoy están en la Casa de Nariño no pueden andar con anteojeras y desconocer la realidad a la que hoy les piden que respondan. ¡Escuchen al pueblo!

Declaraciones como las del director de la UNGRD, Carlos Carrillo, dejan mucho que desear: “Este gobierno escucha, pero no tiene por qué gobernar con una agenda distinta a la que ganó en 2022″, afirmó Carrillo. Precisamente, la propuesta política del cambio se caracterizaba por, supuestamente, escuchar a los más necesitados. ¿Solo era parte de la estrategia? Muchos todavía le tienen fe al redireccionamiento del Gobierno, otros no le han tenido fe nunca. Recae en ellos decidir si se posicionarán en su desconexión o se acercarán a esos acuerdos nacionales que proponen las mismas personalidades del Pacto Histórico.

Este próximo fin de semana, en Boyacá, el presidente Petro tendrá un “retiro espiritual” con su gabinete ministerial. En él, buscarán reflexionar sobre la imagen que el Gobierno transmite y que el pueblo está empezando a rechazar categóricamente. El reconocimiento de las multitudinarias protestas es de suma importancia para los días que se vienen.

Si el Gobierno quiere ocultar el sol con un dedo, que siga estigmatizando las marchas. No se trata de ningún golpe blando, se trata de demostrar que las formas sí importan y, como en cualquier democracia, se puede y debe alzar la voz. Al fin y al cabo, es la gente quien gobierna, ¿no?

No sobra recordar las palabras de Petro cuando le hacía oposición a Duque en 2021: “Un gobernante debe siempre escuchar” y “la mayor violencia siempre proviene de un gobierno que se vuelve indolente y sordo”. La clase dominante no es quien le está pidiendo al presidente que escuche, es el pueblo, a quien él dice representar a perfección.