Todos tenemos heridas activas del alma, causadas por los choques emocionales de nuestra historia y por las vivencias de nuestra infancia, para protegernos y sentirnos menos vulnerables, inconscientemente usamos máscaras para cubrir nuestras llagas profundas del corazón y las sombras de nuestra personalidad.
Si sientes que has llegado al punto límite en el que necesitas dar un giro para detener la frustración, la insatisfacción y la impotencia en tu relación con los demás y contigo, es fundamental encontrar las herramientas para detener este ciclo del dolor y dar un paso adelante hacia tu sanación y la restauración de tus vínculos.
A través de un escáner del alma, te enseñaré a excavar en las profundidades de tu ser, para encontrar tu diamante interior.
Cuando tienes la valentía de explorar aquello que sucede en tu interior, esa toma de consciencia te llevará a alcanzar la metamorfosis de tu alma y tu transformación.
He acompañado en las últimas dos décadas de mi vida a cientos de personas que me encuentro a diario en mi consulta, seres humanos rotos que sufren el vacío y la pérdida de sentido, cuando no son capaces de resolver y sanar sus dolores más profundos del alma; esta encrucijada los conduce al cansancio emocional y a la desesperación, causando la destrucción de sus vínculos afectivos y la alteración de su paz interior.
No puedes modificar aquello que no conoces ni comprendes.
¿Cómo resuelves ese problema que trae sentimientos de insatisfacción o frustración en tu vida cuando se te desgarra el corazón y te sientes perdido sin encontrar la salida hacia la vida que quieres vivir?
Las personas más valientes y maduras emocionalmente son aquellas que se atreven a buscar ayuda profesional de expertos calificados, para iniciar una ruta de navegación y así transitar el maravilloso viaje espiritual del autoconocimiento, el cual las conducirá hacia su mejor versión.
Descubrir tu modo de ser, es decir, tu tipo de personalidad, con sus características, sus luces |y sus sombras, te ayudará a comprender cómo impacta tu vida y tus relaciones de modo positivo o negativo.
Una de las herramientas más poderosas que existe es El Eneagrama de la personalidad, es un sistema de clasificación, un método para el autoconocimiento y desarrollo personal. Los investigadores han encontrado que, desde el punto de vista de la psicología clínica en occidente, presenta confiabilidad y validez.
Este sistema describe nueve tipos de personalidad distintos y sus interrelaciones asociadas.
Estos tipos o personalidades tienen sus estrategias básicas para tratar situaciones cotidianas e interactuar, y dependiendo de si están en la luz o en la sombra se integran o desintegran unas en otras.
Uno de los propósitos del Eneagrama es aprender sobre el tipo de uno mismo y sobre los patrones y hábitos asociados a ese tipo con el fin de autocomprenderse y autodesarrollarse.
Cada tipo de personalidad del Eneagrama está basado en un patrón de pensamiento y comportamiento típicos, aprendiendo sobre el tipo de cosas a las que uno atiende y dedica energía habitualmente puede observarse a sí mismo de forma más precisa y desarrollar el autoconocimiento necesario para su transformación.
Los nueve tipos de personalidad representan esa máscara que cada uno de nosotros usa para presentarse ante el mundo, esta es la razón por la cual en ocasiones esa máscara cubre nuestra verdadera esencia y nuestra luz genuina del alma.
Te presento estas nueve máscaras para que reconozcas la tuya, de tal modo que puedes comenzar a verte en un espejo y asumir la responsabilidad que te corresponde respecto a la realidad que vives hoy en cada uno de tus vínculos afectivos.
Tenemos la tendencia de poner la responsabilidad fuera de nosotros y culpamos a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros padres, nuestros suegros y nuestros jefes, etc, si bien cada una de estas personas tiene un tipo predominante de personalidad, tú también tienes la tuya, la cual debes identificar y conocer con el propósito de asumir la responsabilidad que te corresponde respecto a las heridas que se han abierto en cada una de tus relaciones.
Te invito a revisar con detenimiento estos nueve Eneatipos para que encuentres cuál es tu máscara, es decir esa personalidad predominante que se cristalizó a través de las vivencias de tu infancia y tu adolescencia.
Tipo 1: el reformador y perfeccionista
El tipo idealista de sólidos principios. Las personas «tipo uno» son éticas y concienzudas, poseen un fuerte sentido del bien y el mal. Son profesores y se esfuerzan siempre por mejorar las cosas, pero temen cometer errores. Bien organizados, ordenados y meticulosos, tratan de mantener valores elevados, pero pueden resultar críticos y perfeccionistas. Normalmente, tienen problemas de rabia e impaciencia reprimidas. En su mejor aspecto, el uno sano es sabio, perceptivo, realista y noble, a la vez que moralmente heroico.
Tipo dos: el ayudador y vanidoso
El tipo preocupado, orientado a los demás. Son comprensivos, sinceros y bondadosos, amistosos, generosos y abnegados, pero también pueden ser sentimentales, aduladores y obsequiosos. Desean intimar con los demás y suelen hacer cosas por ellos para sentirse necesitados; por lo general, tienen problemas para cuidar de sí mismos y reconocer sus propias necesidades. En su mejor aspecto, el dos sano es generoso, altruista y siente un amor incondicional por sí mismo y por los demás.
Tipo tres: el triunfador y vanidoso
El tipo adaptable y orientado al éxito. Las personas tipo tres son seguras de sí mismas, atractivas y encantadoras; ambiciosas, competentes y enérgicas, también pueden ser muy conscientes de su posición y estar muy motivadas por el progreso personal. Suelen preocuparse por su imagen y por lo que los demás piensan de ellas. Normalmente, tienen problemas de adicción al trabajo y de competitividad. En su mejor aspecto, el tres sano se acepta a sí mismo, es auténtico, es todo lo que aparenta ser, un modelo que inspira a otras personas.
Tipo cuatro: el individualista y solitario
El tipo romántico e introspectivo. Los tipos cuatro son conscientes de sí mismos, sensibles, reservados y callados. Son demostrativos, sinceros y personales emocionalmente, pero también pueden ser caprichosos y tímidos. Se ocultan de los demás porque se sienten vulnerables o defectuosos, pero también pueden sentirse desdeñosos y ajenos a las formas normales de vivir. Normalmente tienen problemas de autocomplacencia y autocompasión. En su mejor aspecto, los tipos cuatro sanos son inspirados y muy creativos, capaces de renovarse y transformar sus experiencias.
Tipo cinco: el investigador y estudioso
El tipo vehemente y cerebral. Los cinco son despabilados, perspicaces y curiosos; son capaces de concentrarse y enfocar la atención en desarrollar ideas y habilidades complejas. Independientes e innovadores, es posible que se obsesionen con sus pensamientos y elaboraciones imaginarias; se desligan de las cosas, pero son muy nerviosos y vehementes; por lo general, tienen problemas de aislamiento, excentricidad y nihilismo. En su mejor aspecto, el cinco sano es pionero visionario, suele estar en la vanguardia y es capaz de ver el mundo de un modo totalmente nuevo.
Tipo seis: el leal y responsable
El tipo comprometido, orientado a la seguridad. Las personas tipo seis son dignas de confianza, trabajadoras y responsables, pero también pueden adoptar una actitud defensiva, ser evasivas y muy nerviosas; trabajan hasta estresarse al mismo tiempo que se quejan de ello. Suelen ser cautelosas e indecisas, aunque también reactivas, desafiantes y rebeldes; normalmente, tienen problemas de inseguridad y desconfianza. En su mejor aspecto, los seis sanos son estables interiormente, seguros de sí mismos, independientes, y apoyan con valentía a los débiles e incapaces.
Tipo siete: el entusiasta y animado
El tipo productivo y ajetreado. Los siete son versátiles, optimistas y espontáneos; juguetones, animosos y prácticos, también podrían abarcar demasiado, ser desorganizados e indisciplinados. Constantemente buscan experiencias nuevas y estimulantes, pero la actividad continuada los aturde y agota; por lo general, tienen problemas de superficialidad e impulsividad. En su mejor aspecto, los siete sanos centran sus dotes en objetivos dignos, son alegres, muy capacitados, y muy agradecidos.
Tipo ocho: el desafiador y dominante
El tipo poderoso y dominante. Las personas tipo ocho son seguras de sí mismas, fuertes y capaces de imponerse; protectoras, ingeniosas y decididas, también resultan orgullosas y dominantes, piensan que deben estar al mando de su entorno y suelen volverse retadoras e intimidadoras. Normalmente, tienen problemas para intimar con los demás. En su mejor aspecto, los ocho sanos se controlan, usan su fuerza para mejorar la vida de otras personas volviéndose heroicos, magnánimos y, a veces, históricamente grandiosos.
Tipo nueve: el pacificador y conciliador
El tipo acomodadizo, humilde. Los tipos nueve son conformistas, confiados y estables; son afables,bondadosos, se acomodan con facilidad y ofrecen su apoyo, pero también pueden estar demasiado dispuestos a transigir con los demás para mantener la paz. Desean que todo vaya sobre ruedas, sin conflictos, pero tienden a ser complacientes y a minimizar cualquier cosa inquietante, normalmente tienen problemas de pasividad y tozudez. En su mejor aspecto, los nueve sanos son indómitos y abarcadores, capaces de unir a las personas y solucionar conflictos.
Mi píldora para el alma
¿Identificaste tu tipo de personalidad predominante y el impacto que está teniendo en tu vida? Recuerda, el autoconocimiento y la autorregulación son la mejor medicina para sanar tus vínculos afectivos, así que entra en la dimensión más profunda de tu alma, no te quedes en la superficie.