El desfinanciamiento de la salud evidencia una crisis total en el sector. Lo anterior desconoce los postulados de la Ley 1751 de 2015 que hacen referencia a la prestación oportuna y de calidad que está afectando la atención de nuestros pacientes. Además, desconoce los derechos fundamentales laborales de todo el talento humano en salud, no solo el de los médicos especialistas.

El próximo 3 de diciembre, en Colombia, celebramos el Día del Médico, una jornada dedicada a homenajear y reconocer la labor excepcional de aquellos individuos que, con vocación, dedicación, y pasión, hemos abrazado la noble profesión de la medicina. Pero con el oscuro panorama que atraviesa el sector y haciendo acopio de una canción muy popular del rock en español, debemos decir “NO HAY NADA QUE FESTEJAR”.

En Colombia existe un censo actual de algo más de 57.000 médicos especialistas. El 90 % se encuentra representado por los miembros de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, que agrupa a 75 de estas sociedades, por ello queremos reconocer y resaltar la labor de los médicos, cuya dedicación y compromiso son fundamentales para la atención de pacientes y la investigación médica. Sin embargo, reitero, estamos en una crisis en salud y podemos llegar al colapso, aún sin reforma.

La politiquería y sesgos ideológicos no pueden ni deben estar asociados a los sistemas de salud, ni a la salud en general, por ser un derecho fundamental en Colombia. Condición que pareciera no ser entendida ni por los congresistas ni por el gobierno. Señor ministro de salud, tal y como se lo manifesté personalmente, la salud no es de ningún partido político, ni de un gobierno o del presidente de turno, tampoco está sesgada por alguna corriente ideológica. La salud es de nosotros los colombianos y para nosotros los colombianos.

El actual debate de reforma descartó, de manera desafortunada, un proyecto de ley estrictamente técnico que recogía propuestas imparciales de varias organizaciones de la salud. Este fue víctima de las telarañas congresistas y en un tejemaneje —contrario a lo esperado y por nosotros solicitado— sufrió una acumulación formal, más no de fondo, que deja en evidencia la falta de atención por parte de los Representantes a la Cámara para con nuestras observaciones, queriendo aparentar ante los colombianos una “concertación” que a claras luces no se ha dado, pero que seguiremos buscando.

¿Estamos en crisis? Sí. Conforme al censo del Observatorio de Talento Humano en Salud del ministerio, actualmente hay un total de 946.655 trabajadores entre médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, fisioterapistas, nutricionistas, odontólogos, auxiliares clínicos y personal de aseo en los hospitales, de los cuales se ha reconocido públicamente que el 80 % se encuentra trabajando en el sector privado y de ellos la mayoría se encuentran en situaciones laborales precarias; las cuales se agudizaron en el último año, con pagos de hasta ocho meses de atrasos, cambios de condiciones laborales arbitrarias por parte de empleadores y el incremento de fenómenos como la violencia a la misión médica y el burnout tan en boga actualmente. Situación similar ocurre para el sector público.

A lo anterior se debe sumar que el sistema de salud colombiano opera bajo un modelo de aseguramiento individual por afiliación con dos regímenes, contributivo y subsidiado, que en los últimos años ha presenciado la liquidación e intervención de EPS, lo cual conlleva que más del 50 % de la población ha sido acogida bajo un solo ‘asegurador’: la Superintendencia Nacional de Salud, a quien muchos han calificado como la ‘más grande EPS del país’; situación que claramente ha generado una crisis alarmante.

Los síntomas de la crisis son evidentes: ineficiencia en la atención médica, largas esperas para la asignación de citas y cirugías, aumento de las tutelas, déficit de profesionales en áreas críticas en las regiones donde existe una deuda social que ha ido en aumento a lo largo de los años, insatisfacción de los usuarios debido a la baja calidad del servicio, año social obligatorio ineficiente, el no pago de honorarios o salarios al talento humano y cambios unilaterales en las condiciones contractuales para el talento humano en salud.

Las causas de esta crisis son multifactoriales e incluyen entre otras la corrupción que campea el sistema, ineficiencia, desfinanciamiento y desigualdad en el acceso a la atención médica, la falta de respeto y dignidad para con los profesionales de la salud, la desidia gubernamental para la atención de los determinantes sociales de la salud y la falta de atención a los trabajadores del sector. Todo esto lleva al colapso de la salud de los colombianos. Y lo peor es que aunque se aprobara el actual proyecto de ley, este no va a solucionar nada porque se está dejando de lado el presente.

Sin ser alarmistas, podríamos estar frente a una crisis social sin precedentes, con un impacto negativo en la salud de la población que conlleve situaciones como el aumento de la mortalidad por enfermedades prevenibles y el aumento de la desigualdad en el acceso a los servicios, y quienes se verán más afectados son las personas de bajos recursos.

Así, ante esta crisis actual y cuando no se respeta ni a los pacientes ni a quienes brindan la atención en salud, podemos afirmar que “no hay nada que festejar”.

FELIZ DÍA DE LOS MÉDICOS, parte fundamental para que cualquier sistema de salud avance, siempre actuando con etica, autorregulación y autonomía. Seguiremos en ALERTA PERMANENTE junto con los pacientes, prestadores y todo este talento humano en salud, todos en pie de lucha.