El pasado lunes, se reanudaron en Caracas las negociaciones de paz entre el Gobierno y el ELN. Dichos diálogos habían iniciado en la administración de Juan Manuel Santos en el 2016 y fueron suspendidos en 2019 durante el mandato de Iván Duque, tras un atentado perpetuado por dicha agrupación en la Escuela de Cadetes de Bogotá que dejó 23 muertos.
Por parte del Gobierno, el jefe gestor será Otty Patiño, exintegrante del M-19, que será acompañado por los senadores Iván Cepeda y María José Pizarro. Participará también José Félix Lafaurie, presidente gremial y miembro del grupo directivo del Centro Democrático y presidente de Fedegan, quien ha sido conocido por tener políticas conservadoras y de derecha.
Se le suman Horacio Guerrero y Rosmery Quintero, entre otros. El almirante Orlando Romero y el coronel Álvaro Matallana también estarán presentes. El jefe mediador del ELN será alias Pablo Beltrán y lo respaldarán alias Aureliano Carbonell y alias Gabino.
Si bien es cierto que estos diálogos serán ampliamente complejos y tomarán bastante tiempo para llegar a un acuerdo, hay que destacarle al presidente Petro el haber logrado que ciudadanos de diferentes corrientes políticas hayan accedido a ser parte de este proceso de paz.
José Félix Lafaurie es el gestor que tiene menos en común en cuanto a ideales políticos con Gustavo Petro y para varios es un error que Lafaurie haya accedido ser parte de dichas conversaciones.
Durante una entrevista para Vicky en Semana, Pacho Santos expresó su descontento por la colaboración de Lafaurie: “José Félix Lafaurie es un gran idiota útil que se deja utilizar”.
El expresidente Álvaro Uribe escribió: “La participación del doctor Lafaurie, por invitación del presidente Petro, puede contribuir a aproximar un aceptable nivel de acuerdo nacional sobre el tema, que requiere reflexión y hechos de paz del ELN”.
Entre los ciudadanos existen diferentes dictámenes en cuanto a la contribución de Lafaurie. Lo innegable es que dicha cooperación es una realidad y esperemos que sirva para representar a los millones de colombianos de derecha y que se obtenga un punto de vista desde diversas corrientes políticas.
Los diálogos poseerán muchos desafíos, empezando porque el ELN está conformado por distintas células que tienen objetivos en común, pero que operan con independencia en el ámbito territorial, de presupuesto y en la toma de decisiones.
Deberán consultar las decisiones previamente y esto hará que el proceso sea más demorado. Un inmenso reto serán los enfrentamientos que tiene el ELN con las disidencias de las Farc en Arauca, motivo por el que alias Antonio Medina, miembro de dichas disidencias, amenazó con tomar el control de la zona y asesinar a 300 personas antes de diciembre.
Numerosos dilemas que hoy existen se irán resolviendo a lo largo de los diálogos, pero verdaderamente lo más importante es el bienestar y la reparación de las víctimas. No puede existir paz sin que antes se dé un proceso justo hacia ellas.
Las víctimas merecen saber la verdad. No verdades tergiversadas que solo buscan el bienestar de los victimarios.
El país ya vivió un proceso de paz con las Farc y es de suma importancia instruirse de los errores de ese proceso para no ejecutar los mismos en este nuevo capítulo.
Es fundamental que las víctimas estén presentes durante los diálogos para así poder contar sus testimonios y así puedan ser reparadas. Es el momento para que el Gobierno le demuestre al país que la ‘paz total’ puede ser una realidad, teniendo en cuenta que la paz no se debe alcanzar sin impunidad.
Estas conversaciones de paz han iniciado con el pie derecho al tener gestores provenientes de distintas corrientes políticas, ojalá esto se mantenga y sea el inicio del camino que conlleve a una verdadera paz.
“Si quieres paz, trabaja por la justicia”, Papa Pablo VI.