Deisy Ayala es una mujer de 36 años con dos hijos gemelos. Viven en Patio Bonito II Sector y ésta semana, no solo vivió el tormento diario de lo que es tomar un bus de Transmilenio, sino que quedó atrapada en la mitad de los disturbios en la Estación Biblioteca el Tintal. Ha sido usuaria del sistema desde la inauguración de la Troncal Américas hace diez años.“Desde hace 5 años para acá el Transmilenio colapsó, cada vez más gente, más ladrones, más agresividad, más demoras y el servicio nada que mejora”, asegura.Para Deisy el Transmilenio no es capaz de manejar los miles de pasajeros que llegan a diario a sus estaciones. Ella se levanta a las 5 y 30 am, arregla su casa y de camino a la estación deja a sus hijos en el jardín. Está lista para un recorrido que normalmente debería ser de 40 minutos, pues tiene que entrar a trabajar a las 8 am en un negocio automotriz del Siete de Agosto.Desafortunadamente, ya no puede controlar los tiempos. En la Estación Patio Bonito debe esperar entre 15 y 20 minutos por la Ruta Fácil B1 para ir al Portal Américas. Allí, en medio de la multitud, filas que no se mueven, peleas, empujones y dificultades porque no tienen claras las frecuencias, tiene que esperar otros 20 minutos para tomar el nuevo bus, que la lleva a la Estación Simón Bolívar en la Troncal de la Carrera 30. Luego, camina por 15 minutos para llegar a su oficina. “En el último año nunca he llegado a tiempo, siempre llego a las 8 y 30 am”En la tarde sale a las 6 pm y después de un tortuoso retorno, llega a su casa a las 8 y 30 pm. Deisy gasta 3 horas de su vida en el congestionado sistema de transporte público de la ciudad. “Estoy desesperada, yo era tranquila, pero ahora cada vez que llego a Transmilenio me transformo, si uno no se defiende, empuja y se abre espacio, se lo lleva la multitud”.Deisy compró un apartamento en Ciudad Verde en Soacha y se pasará a vivir allá en dos meses, pero la tiene mortificada la sola idea de cómo se va a movilizar, pues le han dicho que a sus vecinos les toma 3 horas para llegar a cualquier sitio de trabajo en Bogotá. “Compré allá porque los precios de la vivienda son cómodos, aquí esta imposible, pero con lo del transporte va a ser muy duro”Así como Deisy, a diario hay 4 millones de usuarios del Sistema Integrado de Transporte de Bogotá, incluidas las troncales y las zonales. Esta semana los bloqueos en Patio Bonito y en Soacha, evidenciaron que hay un gran malestar de los ciudadanos con el servicio de Transmilenio y que si a ello se suma el aumento del pasaje a 2000 pesos y la manipulación política e incitaciones a la violencia, el sistema está llegando a un punto crítico y que su reinvención no da espera.La grave crisis de Transmilenio se debe a la falta de compromiso en las últimas cuatro administraciones con la construcción de un sistema que había sido planeado para mover el 60% de los viajes de la ciudad, pero que en la práctica, su ejecución fue mínima. En el año 1998 se había previsto construir 388 km de troncales al 2016 y solo se construyeron 112.9 km. En estos 12 años no se hicieron las troncales de Av Ciudad de Cali, la Boyacá, Avenida 68 , Cra 7 , Calle 19 y la ALO. Transmilenio esta moviendo casi 2,5 millones de personas en las mismas troncales de siempre, esa es la razón por la cual el sistema está colapsandoSi al atraso en ejecución de troncales se le suma, que se diseñó un sistema zonal como el SITP, que retiró las rutas tradicionales y que no ha terminado de organizar las nuevas, los paraderos y los transbordos entre los mismos buses zonales y las troncales, es evidente que la ciudad está en medio de un caótico sistema de transporte. En la parte alta de Ciudad Bolívar, en Bosa y en San Cristóbal los ciudadanos se quejan por la poca frecuencia de las rutas zonales, la falta de paraderos y patios; los buses permanecen estacionados en las calles de los barrios. Las personas tienen que adicionar hasta 30 minutos de espera para poder tomar una ruta zonal o un alimentador. Solo hasta diciembre pasado se pudieron usar todas las tarjetas para subirse a un SITP o al Transmilenio, aunque persiste la falta de puntos de distribución y recarga.Usar el sistema de Transporte Público se ha convertido en una odisea para millones de usuarios. La solución a la movilidad de Bogotá no da espera, pero debe ser estructural y pensada para la ciudad de hoy y del futuro. Se requiere construir un Sistema Multimodal que incluya Metro, Transmilenio, Tren de Cercanías, Metrocables y esquemas alternativos como la bici, motos y caminar. Por supuesto, que también debe garantizar el uso racional del automóvil.Mientras se avanza en las soluciones estructurales, se requiere reinventar Transmilenio y el SITP. Los ciudadanos ya no quieren el Transmilenio actual que sufren a diario. El Alcalde Peñalosa y su equipo deberán emplearse a fondo para innovar en la forma de operación, en la revisión de rutas y frecuencias, en la mejora del servicio, en la introducción de tecnologías y en la ampliación de portales y estaciones existentes.Bogotá requiere del Metro y hay que avanzar en su diseño y construcción, pero a la vez, se hace indispensable hacer las nuevas y modernas Troncales de Transmilenio en la Avenida Boyacá y en la Carrera Séptima, las cuales deberían con creatividad incluir pasos hundidos, urbanismo, ciclorrutas, vías expresas al lado y diseños más funcionales en Estaciones y Portales.La reinvención de Transmilenio implica cambiar el esquema que hasta hoy conocemos, tiene que ser una obra con un inmenso saldo pedagógico, porque no solo requerirá infraestructura sino la reconversión de una cultura ciudadana que se perdió y que irradia su deterioro a todo su alrededor. Tiene que crear disciplina ciudadana, y autoridad para disminuir los colados. Se deberá centrar en la dignidad y la seguridad, los ciudadanos deberán sentirse seguros y bien tratados, en especial, las mujeres y las personas de la tercera edad. Transmilenio tiene que recuperar la confianza y orgullo que alguna vez sentimos por este sistema de transporte públicoEn las próximas semanas se requerirá mucho dialogo, comunicación e información con los ciudadanos y todos los sectores de la sociedad capitalina. Solo así se podrán avocar los cambios que requiere Transmilenio, se evitarán las manipulaciones y se manejarán adecuadamente las expectativas. Hay que lograr confianza en un futuro mejor para la movilidad de Bogotá