La ley del “vivo vive del bobo” pareciera ser lo que más aplica en Chocó. Lo digo porque cada vez que la pequeña “elite política” y los adinerados del departamento pueden, se aprovechan de su poder, audacia para mentir y desvergonzadamente enredan lo que tengan que enredar con retórica vieja y falsa, tráfico de influencias, amiguismo, partidismo o intimidación, y logran apoderarse de todo lo que puedan. Allí entran por ejemplo los recursos del PAE, de infraestructura, de políticas de inversión social y un sinnúmero de otros dineros del erario público que engordan los bolsillos de pocos y ponen a pasar trabajo a muchos. Es decir, el bienestar de esos pocos y de los suyos va primero que el del resto de la región.

En Chocó todos sabemos que muchos de sus habitantes nacen y mueren pobres, esto no es nada nuevo, tampoco es desconocido que son generaciones enteras que no tienen cómo cambiar ni su presente ni su futuro. Es que en esta región pareciera que no hay forma de que ni las estructuras sociopolíticas, ni mentales hicieran posible un mejoramiento en la calidad de vida de muchos.

Honestamente son muchas las causas que contribuyen a este estancamiento, pero algo que es inequívoco, es que existe una pequeña elite en el departamento, que se ha encargado por décadas de mantener su maquinaria sofisticada y bien afinada para apoderarse prácticamente de todos los recursos económicos que entran a Chocó.

Para nadie es un secreto que desde algunas entidades locales se orquestan robos y extorsiones por parte de empleados de las mismas, igualmente desde hace tiempo hacen parte del sistema los cobros de altos porcentajes en oficinas de las alcaldías municipales, de la gobernación y otras entidades para poder dar viabilidad por ejemplo a cuentas, proyectos o certificados.

Esta situación la sabemos todos, incluidos los entes de control del departamento, pero nadie dice ni hace nada por temor a oponerse y que se le pase una “factura alta” y se le bloqueen los procesos o a perder un porcentaje del negocio. ¡Qué sistema tan despiadado, perverso y podrido!

Este disfuncional sistema no es nada único y exclusivo del departamento del Chocó, es más, es repetitivo en todo el territorio nacional, obviamente se da en diferentes niveles de descaro, pero debo reconocer que esto es un grave problema de corrupción muy cuestionable y frustrante.

El grado de frustración de muchos chocoanos es alto, principalmente cuando se vuelve visible cómo algunos entes de control del departamento se alían y “tranzan” con muchos políticos de turno y con otras autoridades, resultando imposible que demandas o reclamaciones impuestas por algunos ciudadanos indignados se les presten atención, así como que a muchos procesos que realmente representarían algo positivo para el bienestar de la región se dilaten y nunca pase nada.

Otro punto que considero necesario tocar en esta columna es la inseguridad y el orden público en el departamento del Chocó, este es un problema insuperable que aterroriza a sus habitantes. La ciudad que más afectada se ha visto últimamente es Quibdó y los intentos para mitigar este problema son muy por debajo de lo esperado. ¿Tiene la policía, el alcalde y sus secretarios de gobierno realmente capacidad para controlar este flagelo o se trata de desinterés? Este es un enigma, se especula y se desconfía mucho en la ciudad de las competencias de los mencionados, pero lo que sí se deja percibir, es que los delincuentes y grupos al margen de la ley se empoderan cada día más, así las autoridades no lo reconozcan. Ahora, las cifras no mienten, ya van 123 asesinatos en lo que va corrido del año en la capital del departamento, jóvenes en su gran mayoría.... algo realmente atroz y jamás antes visto, pero el silencio por parte del alcalde y del gobernador es monumental.

Por esta razón, me motivé a escribir y publicar en este medio, el 21 de septiembre del presente año, una carta abierta al presidente Iván Duque ( https://www.semana.com/opinion/articulo/carta-abierta-al-presidente-de-la-republica-dr-ivan-duque-marquez/202152/) para “suplicar” al gobierno que mire al Chocó y a su capital, por la crisis tan brava que se está viviendo. Esa carta no exonera para nada a los mandatarios actuales, ni a los políticos, cuerpos policiales y mucho menos a los entes de control de la región, de su incapacidad de parar esta barbarie, tomar el control en la región y ejecutar acciones para salir de esta crisis; pero lo que hace es énfasis en que el presidente Duque nos dé una mano en esta crisis.

Por eso mi reflexión personal apunta a que si los habitantes del Chocó queremos cambiar nuestro futuro con oportunidades para todos y alcanzar una mínima dosis de estabilidad socioeconómica, no solo para sobrevivir, sino para vivir mejor, debemos cambiar el “chip” y pensar en qué es lo que podemos hacer nosotros mismos para sacar a este hermoso departamento adelante, debemos concientizarnos a la hora de elegir a los mandatarios que gobernarán en la región y a los políticos que serán nuestro garante en el Senado y en la Cámara de Representantes. Recordemos que los políticos y más en épocas de campaña electoral prometen “el cielo y la tierra” y después muchos se olvidan de sus promesas. No creo que exista un solo chocoano con uso de razón que no conozca este fenómeno.

Algo que además considero sano y constructivo, es hacer el ejercicio de pensar si existen figuras nuevas con propuestas oxigenadas, modernas y contextualizadas a las necesidades de nuestra región, para ver si por allí empieza el cambio y se oxigena toda esa política vieja y corrupta que se apodera del departamento.

¿Por qué no pensar más bien, si existen aspirantes con una trayectoria política limpia, sin cuestionamientos y sin rabo de paja?, probablemente es a estos aspirantes a los que el pueblo debe apoyar y por qué no desligarse así de apasionamientos políticos. Es hora de que nosotros mismos empecemos a tomar la responsabilidad que se necesita para que en nuestro departamento se rompan estos esquemas de pobreza, corrupción y atraso que tanto nos afectan a todos y que el rumbo desalentador, entristecedor y agobiante cambie.

Así pues, invito a todos los que van a votar en las próximas elecciones legislativas y en las regionales de 2023 a que voten con conciencia, no con hambre, ni ambición y mucho menos con apasionamiento político porque de nuestras elecciones conscientes y correctas depende mucho el nuevo rumbo de Chocó.