Como una maldición que se prolonga sin cesar, el departamento de Casanare continúa sufriendo una muy inconveniente inestabilidad en el cargo de gobernador. Justo ahora, el próximo domingo 16 de junio, se celebrarán elecciones para elegir a quien debe reemplazar al exgobernador Nelson Mariño, destituido e inhabilitado por 14 años por celebración indebida de contratos. Este gobernador, como el anterior y buena parte de sus antecesores, no culminó su periodo y fue sacado a empellones por la ley que castigó sus manejos ilegales. Mariño, quien también había sido alcalde de Yopal, fue duramente cuestionado e investigado durante su paso por estos cargos. Este ciudadano dio muestras repetidas de su impresionante ignorancia para gobernar y al mismo tiempo de su formidable capacidad para lograr adhesiones populares a la hora de conseguir votos y de esta forma derrotar a sus adversarios de manera contundente. Se habla mucho entre los casanareños y abundan las denuncias acerca de la compra de votos, la entrega de mercados, laminas de zinc y pago de recibos atrasados por servicios públicos. Da grima observar cómo se reproduce por generación espontánea una corriente de “dirigentes” que navega feliz sobre el inmenso escenario de la miseria. A falta de discurso y concepción sobre el sentido grande de la política, buenas son dádivas que alcanzan para suplir las necesidades de un día o una semana. En la coyuntura presente Mariño está patrocinando para Gobernador al señor Marco Tulio Ruiz, un comerciante de quien se comenta cómo no se ruboriza al plantear la necesidad de un “alicótero” para la gobernación, que no se presenta en foro alguno entre candidatos por temor a que lo conozcan, que jamás ha sido elegido o designado en cargo alguno, que carece de propuesta alguna para enfrentar los muchos desafíos de Casanare. El exgobernador Jorge Prieto Riveros del Partido Verde, un ciudadano eminente del departamento, y el ingeniero eléctrico Alirio Guzmán Guzmán de Cambio Radical constituyen las alternativas para enfrentar a Ruiz, el candidato de Mariño, con el que este aspira a gobernar “en cuerpo ajeno”, como suele decirse en Yopal. Alirio Guzmán puede ganar la elección y romper así el círculo perverso de la corrupción, como quiera que su paso por la Gerencia de la Electrificadora de Casanare contribuyó a consolidar su prestigio de tecnócrata eficiente. Su intención de ser gobernador se ha visto fortalecida con la llegada a sus toldas de los exalcaldes de Yopal Rodrigo Chaparro y Lilian Fernanda Salcedo, entre muchos otros dirigentes de todos los partidos que en este departamento participan. Entre todos han firmado con Guzmán una alianza que lleva como eslogan la frase “Unidos somos más”. Mientras tanto, los yopaleños siguen esperando la solución al problema del acueducto, la reparación y construcción de sus vías, la culminación del edificio de la gobernación después de 18 años de abandono, la puesta en marcha real del Hospital –otro monumento a la desidia-, la derrota de la pobreza y el desorden, y en fin, el control y manejo racional de los dineros públicos. Ojalá esta vez los casanareños voten bien y tengan la fortuna de conquistar un nivel aceptable de estabilidad y buen gobierno.