Doloroso para mí ver a un héroe de la patria, como lo es mi coronel Plazas Vega, continuar defendiéndose de la infamia y la persecución en su contra (hoy en los estrados de Estados Unidos), la cual no cesa después de 39 años de haber defendido la democracia de nuestro país al rescatarla de las garras del terrorismo de los bandidos del M-19 que asaltaron en noviembre de 1985 el Palacio de Justicia, y que hoy están en el poder.
Como colombiana, es desgarrador retrocederme 39 años en la historia de nuestro país y tener que revivir los tenebrosos hechos ocurridos en el asalto al Palacio de Justicia los días 6 y 7 de noviembre de 1985, por los terroristas del M-19, en que fusilaron a los magistrados, asesinaron también funcionarios, civiles inocentes, hombres de la Fuerza Pública; secuestraron a 300 personas dentro del recinto y causaron graves heridas a otro medio centenar de personas. Incendiaron la edificación para quemar los expedientes de los narcos y así evitar la extradición, destruyendo la edificación, por órdenes del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. Aquí queda clara la unión del narcotráfico de la época con los grupos terroristas, aunque esta figura continúa.
Como lo expresé en mi columna del pasado 9 noviembre de 2023, sobre cómo la izquierda pretende reescribir la historia por medio de narrativas y persecuciones utilizando la justicia, definitivamente nuestro país no aprendió a través de su historia violenta que indultar criminales hoy los está llevando a pagar un precio muy alto a consecuencia de nefastas prácticas. El expresidente Belisario Betancur pensó que al sentarse a negociar con estos bandidos lograría el objetivo de frenar un poco la violencia que vivía el país, pero no fue así: en pleno proceso de paz los guerrilleros del M-19 abusaron de su buena fe y asaltaron el Palacio de Justicia, y la intención también era llegar a la Casa de Nariño para tomarse el poder. El premio al M-19 por cometer crímenes de lesa humanidad fueron la amnistía, el indulto y todo tipo de beneficios.
También dejé plasmado en esa columna que, a través de la impunidad, sin pagar un solo día de cárcel y sin reparar a sus víctimas, lograron construir un poderoso partido político hoy llamado Partido Verde, iniciando así una persecución obsesiva en contra de la Fuerza Pública que defendió a la nación y rescató de las garras de estos terroristas a más de 260 personas. A esto se le llama reescribir la historia. Las denuncias hechas por varios militares señalan que el colectivo de abogados José Alvear Restrepo, integrado por exmiembros del M-19 y simpatizantes de este grupo, es una pieza fundamental en esta tarea, escondiendo las atrocidades cometidas en contra de los magistrados y funcionarios mediante la pantomima de unos supuestos desaparecidos que han venido apareciendo casi en su totalidad.
El coronel Luis Alfonso Plazas Vega y el general Arias Cabrales son la imagen viva y el monumento a la injusticia. Estas familias han vivido el infierno en la tierra, llevando a cuestas una persecución durante más de 39 años.
El coronel Plazas Vega fue absuelto de esta ignominia el 16 de diciembre de 2015, cuando duró ocho años preso injustamente; luchando contra una ola gigantesca llamada justicia en que la extrema izquierda tiene sus manos sucias metidas, la cual utilizan para obtener la meta de cambiar la historia: quedar ellos como unos arcángeles inocentes y así también conseguir juzgar a nuestros héroes y dejarlos como unos criminales. Plazas Vega no es un criminal. Es un héroe de la patria al cual nuestro país le debe mucho. No cometió ningún delito y no tuvo responsabilidad alguna de los actos que lo acusan. Su papel fue estrictamente militar y la justicia ha sido manipulada en su contra durante años. Plazas cumplió con su deber en medio de una situación caótica y de guerra urbana provocada por los terroristas del M-19.
También queda claro que esta operación militar fue legítima y necesaria para retomar el control del Palacio y rescatar a los rehenes que estaban en manos de los terroristas. A pesar de su absolución, su caso fue llevado a los estrados en Estados Unidos con un solo propósito: abrir las puertas a nivel internacional para convertir a todo aquel que ha defendido la patria (Fuerza Pública y políticos opositores) en criminales y ellos en víctimas, en que el coronel Plazas es la carnada perfecta. Cabe recordar que el general Arias Cabrales en octubre de 1985, de acuerdo con las normas vigentes de esa época, sancionó a Gustavo Petro con 18 meses de cárcel por porte ilegal de armas, pena que pagó en las cárceles Modelo y luego Picaleña. Petro —de manera vengativa y por medio de su gobierno ignorante— le quitó las condecoraciones al honorable general Arias Cabrales, lo cual no puede hacer porque la Constitución Política de Colombia dice en su artículo 220: “Los miembros de la Fuerza Pública no pueden ser privados de sus grados, honores y pensiones sino en los casos y del modo que determine la ley”, violando así nuestra Constitución.
Gracias a mi coronel Plazas Vega y al general Arias Cabrales, quienes lideraron la retoma al asalto al Palacio de Justicia perpetrado por los terroristas del M-19, los más de 300 secuestrados que tenían en el recinto fueron rescatados. Es de mayor importancia también recordar el testimonio olvidado del magistrado Samuel Buitrago, quien denunció que los magistrados de la Comisión de la Verdad fueron utilizados para cambiar la realidad de los hechos, echándole la culpa al Ejército de los crímenes atroces cometidos por el M-19, dejando muy en claro que ninguno de estos magistrados de esa Comisión estuvo en los hechos del Palacio de Justicia. El magistrado Buitrago —también en sus denuncias— mencionó que dicha Comisión no llamó a declarar a la mayoría de los magistrados sobrevivientes, en cambio, llamó a un buen número de miembros del M-19, cambiando así la verdadera investigación que fue la del Tribunal Especial de Instrucción Criminal creada por la Corte Suprema de Justicia. Esta investigación fue ocultada a los colombianos, dejando solo la de la Comisión de la Verdad.
Esto es una persecución obsesiva en contra de la Fuerza Pública que defendió a la nación y rescató de las garras de estos terroristas a más de 260 rehenes. A estos héroes de la patria, en vez de darles un ejemplar reconocimiento a su gran labor y sacrificio, les consiguieron la cárcel, el exilio y la destrucción de sus vidas y sus familias. Aprovecho este espacio para brindarles siempre una mano amiga y mi solidaridad a mi coronel Plazas y su hermosa esposa, la senadora Thania Vega, a los cuales considero mis grandes amigos. A sus hijos, nueras y nietos, fortaleza y firmeza ante la infamia.
¡Dios y patria siempre!