El sábado 17 de agosto, demostramos una vez más que el miedo no está de este lado. Millones de venezolanos en más de 350 ciudades del mundo nos manifestamos rechazando el golpe de Estado que Nicolás, junto al Poder Público Nacional secuestrado, quiere dar. Vimos el tricolor venezolano de oriente a occidente, entonando el Gloria al bravo pueblo en Madagascar, Japón, China, India, Nueva Zelanda y hasta en la Patagonia.
Caracas y el interior de Venezuela no se quedaron atrás. Con represión y detenciones tempranas, la dictadura intentó, una vez más, intimidar a los ciudadanos libres. Se equivocaron, nuevamente, como lo han hecho de forma constante en los últimos meses. Ver el tridente conformado por Juan Pablo Guanipa, Delsa Solórzano y María Corina Machado sobre el camión de la libertad —que, por cierto, también fue secuestrado— transmitió seguridad y empapó, aún más, de valentía a los venezolanos.
Ahora, al dictador en su laberinto sólo le queda buscar culpables. Pero ¿culpables de qué? Empecemos.
En la madrugada del 29 de julio, Elvis Amoroso, “rector” del CNE, dijo que la entidad electoral había sufrido un “intento de hackeo” e instaba al fiscal general de la nación a investigar este hecho. Esa misma madrugada, sin ningún acta en mano, anunció los cuestionados resultados de los que hoy nadie habla. Siguiendo el mismo circo, Tarek William Saab, al día siguiente, dijo que desde Macedonia del Norte, Lester Toledo había contratado a unos hackers para sabotear las elecciones.
Todo, por supuesto, fue desmentido con pruebas, incluso por el país europeo, que le pidió a Nicolás las evidencias en las cuales se ve involucrada dicha nación. En su locura, el dictador arremetió contra Elon Musk y lo culpó, entre otras tantas cosas, de ser parte de una iglesia satánica y de conspirar para derrocar su dictadura junto a la oposición y el mismísimo diablo. Dijo que WhatsApp y TikTok eran los que estaban incitando al odio y la violencia, bloqueó la red social X en Venezuela, culpó a Lele Pons de querer imponer un gobierno desde Miami y afirmó que Milei había destinado 100 millones de dólares para ‘granjas’ de bots cuyo objetivo era desestabilizar a Venezuela e imponer la mentira.
Quienes son los verdaderos culpables de la miseria que vivimos los venezolanos son los mismos que durante 25 años han seguido buscando “culpables” para excusarse por su deplorable gestión. No hay que olvidar que, en sus manos, la industria petrolera del país pasó de producir 3′800.000 barriles de petróleo diarios; las regiones de Venezuela pasan, por lo menos, la mitad del año sin energía eléctrica por los constantes racionamientos; ellos —Nicolás y los de siempre— son los culpables de la mayor fuga de cerebros, convirtiendo a Venezuela en un país de niños y adultos mayores; se han robado millonarias cifras de dinero que dejaron a nuestros hospitales, escuelas y universidades en ruinas, y son los culpables de crear la más grande crisis migratoria de la región. Cito textualmente al embajador de Uruguay ante la OEA, Washington Abdala: “¿O qué creen? ¿Que hay 8 millones de venezolanos que salieron a hacer turismo por el mundo?”.
Aunque lo niegue en su programa Con Maduro más, Nicolás es el culpable de los asesinatos extrajudiciales ocurridos después del 28 de julio. Amenazó el 4 de febrero de este año al afirmar que él ganaba por las buenas o por las malas; siguió su arremetida el 18 de julio diciendo que para que Venezuela no cayera en un baño de sangre, tenían que garantizarle la más grande victoria electoral de la historia. Al fin y al cabo, ¿qué se puede esperar de un tipo que lleva años incitando al odio y la violencia? Porque recordemos que fue Nicolás quien dijo que lo que no se podía lograr con votos, lo conseguirían con las armas, en junio de 2017.
Los últimos días de Manuel Noriega como dictador de Panamá estuvieron marcados por la desesperación y el colapso de su régimen. Él también estaba implicado en delitos de narcotráfico y acusado, con la represión interna, de asesinar a los panameños. No estoy aquí para decir que serán los últimos días de la dictadura venezolana, pero ni ellos, ni nosotros aguantamos más esta vaina. Cuando el pueblo vota y decide, los poderes acatan. Punto.
Venezuela nació para ser libre y así ya lo decidió el civismo de los venezolanos el 28 de julio. Nada podrá doblegar la voluntad del bravo pueblo.