Hace unos días la opinión pública reaccionó con especial rigor ante una innovadora, pero arriesgada, propuesta hecha por el alcalde de Barranquilla y secundada nada menos que por el presidente de la República, iniciativa que se enmarcaba en la posibilidad de incorporar a Colombia, y más precisamente a la arenosa, como sede de una fecha del circuito de la Fórmula 1.

Obviamente las reacciones no se hicieron esperar, una iniciativa de estas no pasa todos los días, y como era de esperarse, los sectores detractores en cabeza de la oposición optaron por la total descalificación, incluso la ridiculización. Otras esquinas ideológicas menos dogmáticas recalcaron sobre la inviabilidad del proyecto, dando cuenta de las complejas necesidades sociales y afujías económicas por las que atraviesa el país hacían que una inversión en este tipo de espectáculo fuera totalmente útil, argumentos que realmente tienen toda la validez del caso o al menos en prima facie, parecen inadecuados, pues sin duda una inversión cercana a los 100 millones de dólares para un evento de esta naturaleza, no puede convertirse en prioridad gubernamental, máxime cuando las condiciones actuales por el desgaste económico a causa de la pandemia han golpeado gravemente la hacienda pública.

Sin embargo, la discusión tiene tanto de ancho como de largo y vale la pena detenerse a contemplar un fenómeno que a lo largo del mundo está sucediendo y que al mismo tiempo en Colombia parece replicarse, el emerger de nuevos empresarios, emprendedores y fuentes robustas de negocios hacen que los nuevos hombres de negocios tengan la capacidad de invertir grandes sumas de dinero en diversos proyectos para generar innovadoras fuentes de recursos, para nadie es un secreto el cajonazo que un grupo de empresarios americanos hicieron para incluir desde este año 2022 el gran premio de Fórmula 1 de Miami, desbancando de paso a la ciudad de Barcelona, histórica anfitriona del evento y única fecha en España, pues, resulta que esta apuesta de orden privado tiene la posibilidad de generar un impacto económico para el sur de la Florida cercano a los 400 millones de dólares por un evento que se llevara a cabo en un solo fin de semana, obvio, es apenas elemental que comparar las capacidades de infraestructura y de desarrollo entre Miami y Barranquilla resulta un ejercicio apenas odioso, no obstante, el asunto de fondo no es otro que analizar lejos de la óptica dialéctica e ideológica que Colombia lo que necesita es precisamente que sus empresarios y los diversos inversionistas, que aún creen en el país, apuesten por la innovación y por estos sueños que al principio parecen destellos de locura.

Colombia es un país de emprendimiento y de revoluciones creativas, nuestro país ha sido capaz de consolidarse como ejemplo de crecimiento y de expansión, sin duda, ciudades como Bogotá y Medellín se han convertido en el epicentro de todo un movimiento económico en donde miles de experiencias empresariales giraron en torno a soluciones digitales y electrónicas, convirtiendo a nuestro país en un referente en la consolidación de entornos como el fintech, healthtech e insuretech.

Hoy por hoy, la experiencia y visión de los desarrolladores digitales colombianos los hacen los profesionales más apetecidos en el mercado internacional, así mismo, estamos ante un impresionante auge de la actividad empresarial, de conformidad con el diario la Republica, la estadística del Registro Único Empresarial y Social (Rues), que compila la información de registro empresarial de todas las cámaras de comercio del Colombia, entre los meses de enero a marzo de 2021 fueron constituidas 96.431 empresas, 9,3 % más que en el mismo periodo de 2020, cuando la cifra fue de 88.248 unidades productivas, así las cosas, estamos en un momento histórico sin precedente, en donde la ciudadanía se volcó hacia el emprendimiento y en este entender son todos los sectores de la economía los que han comenzado a crecer exponencialmente con estas nuevas apuestas, en nuestro contexto es cada vez más frecuente ver como jóvenes que inician sus proyectos desde la tranquilidad de sus habitaciones, en poco tiempo reciben importantes financiamientos desde diversos fondos e incluso son muchos los que logran vender sus empresas en varios millones de dólares, para nadie es un secreto el advenimiento de estos nuevos gigantes colombianos, de hecho, el ejercicio del Nubank, hizo que David Vélez se convirtiera en el millonario más grande Colombia, derrocando el imperio de familias que llevaban ocupando la cúspide de la pirámide desde principios del siglo XX.

Sin duda, el mundo actual es un mundo que se mueve a otra velocidad en donde la inmediatez y el volumen transaccional de los negocios hacen que las otrora formalidades empresariales sean revisadas, basta con ver a los ejecutivos de hoy en día, lejos de sus trajes y corbatas, los negocios multimillonarios se hacen a través de una teleconferencia en un computador sin que las partes estrechen las manos como ocurría hasta hace muy poco tiempo.

Colombia es un territorio de innovación y de desarrollo, para la muestra un botón, este año en la ciudad de Barcelona, se llevará a cabo el Mobile World Convention, evento en el que Procolombia se dio la tarea de seleccionar 44 empresas colombianas para que representen a nuestro país en el evento más importante del mundo en negocios de conectividad, entre el selecto grupo se encuentran empresas 100 % colombianas de big data, de logística, de soluciones de pagos digitales e incluso de negocios emergentes y alternativos como son los criptoactivos, desafortunadamente estas buena noticias no son tan populares y taquilleras como la propuesta del Gran Prix de Barranquilla.

Sin duda, en nuestro país el talento y las ganas de triunfar son un común denominador, de ahí que no podemos ser ajenos a la potencia con la que está creciendo el mercado digital en Colombia, resulta fundamental que los nuevos congresistas que aspiran a llegar al legislativo vayan en sintonía con las necesidades que existen en estos sectores, las aplicaciones en materia de transporte, hospedaje y criptoactivos no pueden seguir siendo sinónimo de restricciones y prohibiciones, el legislativo debe ser consiente sobre los inconmensurables beneficios que traen estos emprendimientos, entender de una vez por todas que si bien la regulación se constituye como garantía de solidez para la inversión y la seguridad jurídica no puede convertirse en obstáculo para la creación de industria en Colombia.