Millicom es una transnacional de telecomunicaciones con sede en Luxemburgo, cuyo mayor accionista, Xavier Niel, dueño de Le Monde e íntimo de Macron, busca el 95 por ciento de la propiedad (https://www.halconesypalomas.com/2024/08/02).
En el reporte de 2023, el CEO de Millicom resumió su estrategia global: “Retirar nuestras inversiones africanas y redistribuir este capital para proteger y ampliar nuestro liderazgo de mercado en América Latina”.
Presta servicios móviles y de cable en Bolivia, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Paraguay, y de cable en Costa Rica, y es “el número 1 o 2 en telefonía móvil en la mayoría de nuestros mercados latinoamericanos”. Guatemala reportó a Millicom el 25 por ciento de los ingresos en 2023, Colombia, el 21; Panamá, Bolivia, Honduras y Paraguay, cada uno entre el 9 y el 11, y “otros segmentos reportables en conjunto el 14”.
Dice que en Colombia “los ingresos disminuyeron un 1,6 %”, que “nuestro socio”, léase EPM, “aportó 74 millones de dólares a nuestra filial colombiana”, que “no pagamos dividendos y pagamos 5 millones por recompra de acciones”, que adeuda 713 millones de dólares y que tiene 3.389 trabajadores (pág. 169).
Sobre la relación con EPM y su “fusión” en 2014, retoma la opción de venta del porcentaje “local” con “vencimiento el 30 de septiembre de 2024”, que “permitiría” a EPM ceder a Millicom su participación por una exigua suma que estima en apenas “330 mil millones de pesos colombianos” (pág. 43).
Menciona el acuerdo que tiene con Movistar para el “negocio conjunto de infraestructuras móviles” y “activos de espectro”; que en servicios fijos Tigo “es de los principales operadores de cable digital”; que con los “acuerdos mayoristas” con ETB sirve en Bogotá y recapitula los derechos adquiridos sobre frecuencias del espectro radioeléctrico, como la de 700 MHz a 2040, de 1.900 a 2043 y de 3.500 a 2044 (pág. 46).
Millicom definió la toma de una considerable porción del mercado TIC en Colombia, que le reportaría 36 millones de usuarios registrados y 2 de cada 5 pesos de los ingresos, con lo cual formaría con Claro un duopolio sobre el 90 por ciento del mercado.
Concretarlo le implica a Millicom adquirir Coltel, la sociedad que opera a Movistar, de propiedad de Telefónica de España en dos terceras partes y del Ministerio de Hacienda en la tercera restante. El 31 de julio, las dos multinacionales firmaron un memorando de entendimiento por 400 millones de dólares, y el Gobierno, al notificarse, dijo que “analiza la propuesta y comunicará su posición una vez que finalice el estudio estratégico y financiero” (@Minhacienda, 31/7/24). No rechazó la privatización como Gobierno condescendiente con la multinacional.
El ministro TIC, Mauricio Lizcano, también “ve positiva la propuesta de compra de Millicom a Telefónica”, “que es una forma de igualar la cancha” con Claro, que tiene una “posición dominante” (Cambio, 15/8/24 y Blu Radio, 22/8/24), definida por la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) desde 2022, pero sin que los últimos Gobiernos hayan tomado medida regulatoria alguna, tampoco hubo “cambio”.
La posición del Gobierno es determinante para EPM. No pueden evaluarse por aparte la compra de Coltel por Millicom con la de las acciones de EPM en UNE, autorizada por el Concejo de Medellín, sin debatir que por la relación el orden de los factores altera el producto.
En efecto, de darse la primera se asestaría un golpe de gracia a EPM, quedaría en evidente desventaja. Como agravante, los activos de UNE-Tigo, a marzo 31 de 2024, valen $4,81 billones y los pasivos, con bancos, bonos y otros, $4,57, para un patrimonio de escasos 240.000 millones, menos que la última capitalización. Es muy frágil el estado financiero.
De la postración de la telefonía de EPM no se exime a ningún alcalde de Medellín desde 2005. Se inició con la escisión que hizo Fajardo ese año y con el ingreso a Orbitel en 2006, cuyos planes no se cumplieron ni en el 4 por ciento (L. Espitia, 2013). Esto lo aprovechó Aníbal Gaviria para justificar la fusión con Millicom, el “mayor-dueño extranjero”, que, tras 10 años, “solo ha buscado maximizar sus objetivos corporativos globales imponiendo sus decisiones” (G. Maya, 2024), sin repartir dividendos y con pérdidas billonarias.
No solo el Ministerio TIC y el de Hacienda avalan el plan de Millicom. Petro, de modo tácito, lo dio por hecho el 18 de agosto con una “propuesta integral para fortalecer la propiedad pública en las principales infraestructuras de fibra óptica” y las “juntas populares de internet”, ratificada luego por RTVC (@institucionalTV, 21/8/24). ¿Todo se consumará a favor de Niel, el muy amigo de Macron? Las soberanías e intereses nacionales parecen importar poco o nada.