No pueden decir que nunca avistaron elefantes paseando por Palacio. Ahora dirán que todo fue a sus espaldas y que ni siquiera la todopoderosa Laura Sarabia se olía lo que el hijo de papi cocinaba. Si ya en 2014 el entonces alcalde pidió investigar a su retoño, consciente de que era un avión supersónico, con más razón debieron escrutar desde hace meses sus pasos sonoros.
Porque alguien que recibe ministros y altos cargos, que pide plata y puestos, no puede pasar desapercibido tanto tiempo.Lo del hermanísimo era de sobra conocido, cuentan que los gringos guardan todos los detalles. Habrá que aguardar, por tanto, a que quieran compartirlos para seguir adelante en las investigaciones.
Y ante las revelaciones, la izquierda, desde la extrema a la moderada, no puede exhibir de nuevo su habitual doble moral. Armaron tamaña película, con más dosis de ficción que de realidad, en torno al fallecido Ñeñe y sus superficiales relaciones con Duque. Pero como ahora tocan a su líder absoluto, intentan minimizar las acusaciones directas, contundentes, de platas para la campaña presidencial de Petro tanto del Hombre Marlboro y como del nefasto Turco Hilsaca.
Encuentro patético y decepcionante que salgan algunos a descalificar los señalamientos porque, dicen, la ex está dolida por el engaño del esposo con la mejor amiga. Además de machistas, creen que la gente es boba y no sabe distinguir una cosa de otra
.Si fuesen coherentes y no tan parcializados, admitirían que las razones de Day Vásquez para revelar lo que conocía solo le importan a ella. La clave para Colombia es la información que decidió hacer pública y que en Casa Nariño se tomaron en serio.
Tanto así, que estoy convencida de que el presidente supo que SEMANA sacaría la entrevista con Vásquez y por eso corrió a publicar un escueto comunicado en el que, por su tono, da por hecho que hijo y hermano no son inocentes. Lo denota en esta frase demoledora: “Confío en que mi hermano y mi hijo puedan demostrar su inocencia, pero respetaré las conclusiones a las que llegue la justicia”.
Recuerden que en campaña hizo una defensa férrea del hermano. Pero entonces había que conquistar el poder y ahora ya puede dejarlo a los pies de los caballos.
No se ve otra excusa distinta a la entrevista para que, preciso el jueves 2 de marzo, el presidente hiciese el llamado a la Fiscalía. No apareció ese día un dato nuevo sobre la presunta compra de cupos de la paz total, lo que hace concluir que fue la inminente publicación de la entrevista la que empujó al presidente a salir con esa petición a la Fiscalía, no un súbito ataque de transparencia. Obvio que no mencionó ni de pasada las platas en fajos de billetes que recibía Nicolás, según su exesposa, sino que lo englobó dentro de las informaciones que corrían desde hace rato sobre el Pacto de La Picota.
Porque Gustavo Petro conocía desde hace meses todas las denuncias contra Nicolás, pero guardó silencio. Uno entiende el drama personal de no poder proteger a un hijo que salió oveja negra, pero la demora abre un interrogante, ¿qué hubiese ocurrido si Day Vásquez no acepta la entrevista con Vicky Dávila y en Palacio hubiesen logrado controlar la tormenta?
¿Habría reaccionado el presidente de igual manera? ¿O habría mandado al niño fuera del país para evitar que continuara, presuntamente y siempre conforme a Day, robando y corrompiendo?
De pronto hubiera seguido el ejemplo del senador Iván Cepeda, al enviar a Deyanira Gómez a una nación lejana para que nadie pueda quitarle la máscara de falsa víctima que lleva puesta.
De toda el agua pestilente que Vásquez sacó a la superficie, me llamó la atención el presunto aporte de Gabriel Hilsaca Acosta. Hijo del multimillonario contratista de Cartagena Turco Hilsaca, acusado en su día del asesinato de cuatro prostitutas y cuestionado por contratos de alumbrado público y de sus relaciones con Cardique, Gabriel figura al frente de AGM, la empresa que fundó su progenitor. Pero es el papá quien sigue moviendo los hilos, según indican quienes los conocen.
Vásquez asegura que Gabriel entregó a Nicolás 200 millones en fajos de 50.000 pesos y que hizo otro aporte igual. Nada más aparecer las declaraciones en SEMANA, y como ya es costumbre del Turco cada vez que alguien lo menciona, la demandó por injuria y calumnia.
Pero si Francisco Barbosa se la metiera toda podrían aprovechar la ocasión para, además de investigar la veracidad de las afirmaciones, recopilar y analizar con lupa lo que haya en los distintos juzgados sobre el infausto Turco. Si lograran llegar al fondo, que lo dudo, sería lo único rescatable de un episodio que deja mal parado al presidente, a su entorno político, al Pacto Histórico y denota que la hedionda politiquería sigue vivita y coleando en los tiempos del cacareado cambio.
Si no, que expliquen por qué varios del gabinete aceptaron las citas con Nicolás. ¿Cuántos puestos le dieron? ¿Por qué no lo frenaron? ¿Cuántos millones más recibió la campaña en bolsas de plástico? ¿Qué le pedían a cambio?
Me temo que nunca lo sabremos.