He tenido en general una buena opinión del congresista Roy Barreras. Es un parlamentario estudioso. También es admirable el entusiasmo que pone en la defensa de sus iniciativas, con las cuales no siempre se puede estar de acuerdo. Sin embargo -de un tiempo para acá-, este representante a la Cámara parece empeñado en convertirse en un peón de estribo de la Casa de Nariño.Barreras está sirviéndole de ariete al gobierno para acabar con su propio partido, Cambio Radical. Se ha vuelto un áulico del Ejecutivo, que reclama aplausos por golpear a quienes se atreven a discrepar del discurso oficialista.Lo que acabó de sacar a flote esa faceta de su personalidad fue el trámite de la reelección de Uribe. Mientras Roy Barreras sostiene públicamente que es partidario de una rotación presidencial en 2010, demuestra todo lo contrario en el Congreso. Habilita el voto de un parlamentario, cuya esposa es notaria, para armar artificialmente una mayoría en la Comisión Primera de la Cámara y así darle paso al referendo reeleccionista.Luego, ya en plenaria, recibe con alborozo el decreto citando a extras de medianoche y -en contra de la decisión de la mayoría de su bancada- se presta para aprobar un referendo a sabiendas de los protuberantes vicios que tienen en su financiación, su contabilidad y su redacción.Roy, que es un hombre inteligente, no reparó siquiera en la identidad de sus compañeros de traición. No le pareció sospechoso, por ejemplo, que otro de los 'iscariotes' fuera Édgar Eulises Torres, el representante investigador del Presidente, cuyo papelón judicial le ha servido para ampliar sus cuotas burocráticas.Lo grave es que existen suficientes indicios para pensar que el taimado reeleccionismo de Roy Barreras no obedece únicamente a sus convicciones. En el último año y medio, tres ahijados políticos suyos han sido nombrados en importantes cargos por el gobierno nacional.Giovanny Javier Chamorro Ruales fue jefe de la campaña de Roy Barreras y después miembro de su Unidad de Trabajo Legislativo. Ahora, el señor Chamorro es el jefe de Control Interno del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Un nombramiento en el que intervinieron tanto el Ministerio como el Departamento Administrativo de la Función Pública, dependiente del Presidente de la República.Para que ustedes se formen una idea de los intereses que se mueven en estas llamadas Oficinas de Control, tal vez baste recordarles que en el mismo cargo, pero en Caprecom, está la primera notaria que el gobierno le nombró a Yidis Medina en Barrancabermeja. Así mismo, la hermana de Édgar Eulises Torres es la jefe de Control Interno de la Superintendencia de Industria y Comercio.La segunda designación de un amigo de Roy Barreras fue en la Aerocivil. Gloria Elena Arizabaleta Corral, también cercana a él y cuya especialidad es la gerencia de salud, sorprendentemente fue nombrada directora de la regional del Valle de la Aeronáutica Civil.Así mismo, la Escuela Superior de Administración Pública alberga a un amigo del representante Barreras. Se trata de Luis Alejandro Acosta Narváez, director Territorial de la Esap para el Valle y ahora también encargado de Cauca en reemplazo de Ana Patricia Prado Ojeda, despedida porque su padrino no apoyó la reelección.Tal vez a nadie sorprenda que el trámite de la segunda reelección esté usando los mismos métodos que garantizaron la aprobación de la primera. Lo extraño, por lo menos para mí, es que un congresista al que se le podía augurar un brillante futuro pueda acabar protagonizando su propia "roy-política".Roy Barreras es el mismo que -con ocasión de la elección del Contralor General- predicaba a todo pulmón: "el país necesita que no todos sus congresistas entreguen los principios, a cambio de cuotas burocráticas". Los políticos, como él, cambian de opinión. No importa si reciben sus 20 monedas de contado, a crédito o por adelantado.