El fiscal general de la nación, Francisco Barbosa, se ha convertido en la piedra en el zapato del Gobierno de Gustavo Petro en lo referente a la política de lucha contra las drogas y la corrupción. Esta semana volvió a encender las alarmas desde República Dominicana, en un evento en el que participaron fiscales de varios países, en donde le dijo al mundo que el gobierno de izquierda en Colombia busca legalizar toda la cadena del narcotráfico a través de las reformas que ha presentado al Congreso.

No es la primera vez que el jefe del ente acusador advierte al país sobre el peligro de otorgarle “perdón y olvido” y ayudarle a lavar activos al narcotráfico bajo la sombrilla de la aún incomprensible política de la “paz total”.

Haber mencionado estas tesis en un foro internacional le mereció al fiscal que el senador Iván Cepeda reaccionara acusándolo de “traición a la patria”. Pero la indignación no fue solo la del senador Cepeda. El presidente Petro no dudó en calificar de “calumnia” la exposición de Barbosa ante sus colegas en República Dominicana. Pero ¿es falso lo que está diciendo el fiscal?

Para nadie es mentira que Gustavo Petro ha defendido la idea, como muchos, de que la lucha contra las drogas es un fracaso.

En su primer discurso en las Naciones Unidas como presidente, en septiembre del año pasado, argumentó que la hoja de coca era una planta ancestral de los pueblos andinos y que debía ser desestigmatizada por el mundo. Hasta ahí todo bien. Llegó diciembre y el mandatario solicitó a la Fiscalía la suspensión de las órdenes de captura de narcotraficantes con fines de extradición de miembros del Clan del Golfo, los Pachenca y otros más. Tampoco es un secreto que durante la campaña presidencial se supo que su hermano, Juan Fernando Petro, andaba entre las cárceles acompañado del hoy comisionado para la paz, Danilo Rueda, ofreciendo supuestamente un “perdón social” a narcos y corruptos. Lo que no se ha sabido es a cambio de qué: si era una obra de caridad, con el objetivo de construir una sociedad más justa, por la paz mundial o ¿por alguna razón que el cambio no quiere que se conozca?

El país se sigue preguntando ¿cuál fue el alcance del Pacto de La Picota?, y si Danilo Rueda, hoy funcionario del Gobierno, ¿lo está implementando? Porque al menos el hermano del presidente como su hijo Nicolás Petro están enredados con la justicia por cuenta de sus supuestas cercanías con los narcos.

Para Colombia el narcotráfico es un punto de honor. Hay millones de víctimas que perdieron sus vidas, sus familias, sus cuerpos fueron mutilados, desplazados, sus hogares destruidos y su dignidad humillada. ¿Por qué al gobierno del “cambio” le angustia tanto que los narcotraficantes estén en las cárceles pagando condenas?

Ahora bien, el escándalo de Nicolás Petro, el hijo del presidente de la república, ha puesto en aprietos la autoridad moral que, se creía, tenía el mandatario. Es claro que, según la exesposa de Nicolás, este habría recibido dinero del exnarcotraficante alias el Hombre Marlboro, y aunque estos dineros, supuestamente, no llegaron a la campaña porque ‘Júnior’ decidió quedárselos, ¿quién nos garantiza que otras “platas” no llegaron?

Recordemos que la campaña del entonces senador Gustavo Petro se inició en septiembre de 2021 en la ciudad de Barranquilla, coincidencialmente donde vive y trabaja Nicolás. El primer evento público, con tarima, luces, sonidos, agüita pa mi gente y una gran letra P en forma de tarima, se realizó en la plaza de la Paz por fuera del calendario electoral que se iniciaba hasta el 29 de enero de 2022.

¿Con qué recursos se cubrieron los gastos de esos eventos? ¿En dónde quedaron registrados? ¿Hubo contabilidad de ese momento de la precampaña? Nunca lo sabremos. Pero lo que sí se sabe es que entre el 11 de septiembre de 2021 y el 29 de enero de 2022 Gustavo Petro realizó los siguientes multitudinarios eventos de campaña, sin ser campaña, en plaza pública: 11/9/21 en Barranquilla, 16/9/21 en la plaza Alfonso López en Valledupar, 24/9/21 en la plaza de San Francisco en Popayán, 25/9/21 en Pasto, 2/10/21 en la plaza de Lourdes en Bogotá, 9/10/21 en el parque Olaya Herrera en Pereira, 21/10/21 en la Boquilla en Cartagena, 11/11/21 en Cúcuta, 18/11/21 en Pitalito, Huila. Y luego el 7 de enero de 2022 inició con una gira en España, 14/1/21 en Bello, Antioquia, 15/1/21 en la Estrella, Antioquia, 16/1/21 en el parque Los Libertadores en Villavicencio y 23/1/21 en Caldono, Cauca.

En total, 13 eventos de “no campaña” de los que se desconoce su fuente de financiación y sin la obligación de entregar reportes oficiales porque la campaña no había comenzado. Con la situación de Nicolás Petro, ¿qué podría pensar un ciudadano desprevenido?

Lo que es cierto es que la “paz total” avanza en el Congreso, el director de la Dian, Luis Carlos Reyes, dijo que había que “legalizar y gravar la cocaína” y en el primer trimestre de este año la incautación de droga y la erradicación de la hoja de coca disminuyeron dramáticamente. Mientras el país está descuadernado y los ciudadanos están a merced de los violentos, el fiscal Francisco Barbosa alerta a los colombianos diciendo que, si Pablo Escobar estuviera vivo, estaría feliz con los beneficios que quiere darles a sus colegas, el gobierno del “cambio”. Así las cosas, esta parece ser la génesis de un desastre titulado el “narcocambio”.