Esta semana se conoció que el excongresista Musa Besaile se comprometió a contarle a la JEP, entre otras cosas, “cómo se eligió al actual procurador general”. Aunque Besaile sigue preso, la justicia especial lo aceptó. Él prometió colaborar, y si quiere beneficios, no puede mentir. Esta columna hizo un minucioso trabajo de reportería y consultó la mayor cantidad de fuentes posibles sobre el tema. ¿Qué es lo que supuestamente sabe Besaile sobre la elección de Fernando Carrillo como jefe del ministerio público?
La historia no ha sido contada oficialmente ante ninguna autoridad, pero en el mundo político se comenta lo que supuestamente pasó. Fuentes aseguran que la campaña duró un mes, tras conocerse la terna integrada por María Mercedes López, Fernando Carrillo y Jorge Fernando Perdomo. Sin embargo, la última semana habría sido crucial. Aunque el presidente Juan Manuel Santos había nominado a la exmagistrada López, desde el primer momento encomendó a dos congresistas para garantizar el triunfo de Carrillo. El otro bloque, liderado por el vicepresidente Germán Vargas, sí le apostaba a María Mercedes; al fin y al cabo era la candidata del Gobierno. En ese momento el Partido de la U estaba dividido y la pelea entre los aspirantes se centró en lograr ese apoyo unánime. Se creía que el candidato que se quedara con los votos de La U sería el nuevo procurador. Uno de los congresistas que estaba haciéndole la tarea a Santos se percató de que el entonces fiscal Néstor Humberto Martínez se había inclinado por la única mujer de la terna. Así que este parlamentario le puso la queja al presidente. Lo propio hizo Carrillo; los congresistas estaban abandonando su barco. Inmediatamente, Santos llamó al orden al fiscal. Para Carrillo era una indelicadeza que Martínez interfiriera en su aspiración. Santos no paró. Tomó su teléfono y llamó a los congresistas para pedirles el voto por Carrillo. Varios me lo confirmaron. Mientras tanto, una nube negra empezó a rondar la elección. Un testigo nos aseguró que un hombre se presentó como el mensajero de un influyente grupo de siete congresistas, se acercó a por lo menos uno de los aspirantes de la terna y le propuso que le garantizaba el triunfo, pero que debía pagar 500 millones de pesos por el ‘esfuerzo’ de cada parlamentario. La propuesta no tuvo eco, y este personaje, que dijo ser primo de uno de los congresistas, salió con cajas destempladas. “Gracias a ustedes yo soy procurador”, les habría dicho Fernando Carrillo a los Ñoños y a otros congresistas de La U. Paralelamente, Fernando Carrillo, como todos los aspirantes, avanzaba en sus reuniones a fin de lograr los votos que necesitaba para ser procurador. En una de ellas, Carrillo también les pidió el voto a Musa Besaile y a Bernardo Elías, conocidos como los Ñoños, quienes habían obtenido las votaciones más altas en el Congreso y habían sido determinantes en la reelección de Santos. Todo el mundo sabía quiénes eran los Ñoños, pero los usaban y se tapaban la nariz. Carrillo hizo lo mismo. Cuando lo consulté, me dijo: “Me reuní con todos los senadores de La U para lograr el apoyo de esa bancada”. Mientras el hoy procurador asegura que no ofreció nada, alguien que estuvo presente asegura que Carrillo les prometió “la Procuraduría entera”. Todo habría sido una negociación: los votos a cambio de “algunas procuradurías delegadas, regionales, y donde hubiera más de un senador, le daba la del departamento vecino. Además de cargos en procuradurías judiciales”. Incluso se habría hablado de entregarle la viceprocuraduría al Partido de la U. Otro congresista me contó que Carrillo participó en por lo menos tres reuniones con los Ñoños y algunos de sus compañeros. Las citas se habrían dado en el Congreso, en su apartamento y en un hotel. Esta última habría sido en calidad de procurador elegido. “Gracias a ustedes yo soy procurador”, les habría dicho Fernando Carrillo a los Ñoños y a otros congresistas de La U. Ese día habría ratificado sus compromisos con los parlamentarios. Quienes conocen a los Ñoños me dijeron que ellos se sienten traicionados porque entendieron que al votar por Carrillo estaban protegidos, ellos y sus familiares, pero no fue así. De hecho, Fernando Carrillo me dijo que “la acción de la Procuraduría contra la casa Besaile ha sido una de las más contundentes en Colombia, principalmente el cartel de la salud, que llevó a la suspensión de su hermano, el gobernador”.
La noche anterior a la elección, María Mercedes López perdió todos los apoyos, incluido el de Germán Vargas, quien le habría dicho: “Doctora, hasta aquí la pude acompañar. Usted lo hizo todo. Presente un excelente discurso”. Varios congresistas de La U también la llamaron y le dijeron que se iban con Carrillo porque el presidente Santos les había pedido el favor. Ella llegó a la elección sabiéndose derrotada antes de que el Senado votara. El procurador ya era Fernando Carrillo. El país conoce el prontuario de Musa Besaile, hoy preso por el cartel de la toga y con investigaciones pendientes por parapolítica. La justicia especial tiene la responsabilidad de investigar si Carrillo fue elegido con prácticas inapropiadas, o si Besaile miente y se trata de un montaje como retaliación por la destitución de su hermano, el exgobernador de Córdoba. Si Besaile tiene pruebas, estaríamos frente a uno de los hechos más graves de la historia reciente en Colombia. El procurador debe ser incólume. Cuando terminé de escribir esta columna, supe que Bernardo ‘el Noño’ Elías también está pensando si declara en este caso; él también está pidiendo pista en la JEP.