Las elecciones regionales y locales de octubre no serán unas elecciones más: serán una suerte de plebiscito en contra del dogmatismo, la ceguera y la insensatez del Gobierno nacional. El jueves pasado, miles de colombianos lo reafirmamos al ver con preocupación cómo el presidente busca generar caos de manera premeditada, inventándose un golpe de Estado para seguramente quedarse en el poder o conduciral país a una asamblea nacional constituyente, como ya lo he advertido por este mismo medio. Ante la intención por parte de Petro y su Gobierno de crear un escenario caótico, la respuesta de todo el país debe ser contundente: con firmeza y decisión, respetar y apegarnos a nuestra democracia y su Constitución. Por esta razón, insisto en mi rechazo categórico a cualquier alusión a un supuesto golpe de Estado al presidente. No es justificable ni siquiera mencionarlo.

Así como rechazo cualquier alusión a un golpe de Estado que alimente y propicie el caos que pretende Petro, también rechazo la intención del presidente de incendiar el país, inventarse planes que solo están en su retórica populista y generar cualquier tipo de pánico y confusión que justifique, a su conveniencia, un cambio de la ley, un quiebre a nuestras instituciones o una incitación a la violencia. Ante esta situación, el respeto y apego a nuestros principios y reglas democráticas debe provenir también de Petro y su Gobierno. El país está aún a la espera de que nos deje claro, de manera contundente, si tiene o no la intención de convocar a un proceso constituyente para quedarse en el poder más allá de los cuatro años que le corresponden de su gobierno.

Vislumbrando un panorama de país que es complejo y no promete mejorar, he venido insistiendo en que en las elecciones regionales de octubre tendremos un plebiscito para salvar a Colombia y recuperar las ciudades y regiones a través de liderazgos democráticos que nos ayuden a corregir el rumbo del país; un rumbo que represente un cambio sensato para mejorar y no para empeorar, como viene sucediendo con este Gobierno reformista y radical.

Las preocupaciones actuales son muchas y cada día aumentan. Solo resalto algunas de ellas: preocupa la reforma laboral propuesta que, según un estudio reciente, provocaría la destrucción de 450.000 empleos; la inflación, el alza de la gasolina y los precios de los alimentos, que ubican a Colombia como uno de los países con mayor inflación de alimentos de la Ocde; el desplome del mercado de vivienda, que para el primer trimestre del año cayó un 55,3 por ciento. Preocupa la situación de orden público y la seguridad del país sin ningún norte: tan solo en abril, cada 48 horas mataron a un líder social y cada cuatro días hubo una masacre. Preocupa el desconocimiento a la Constitución y separación de poderes, y la criminalización a los medios de comunicación y las empresas por parte de Petro. Y, claro está, preocupan enormemente los 19,6 millones de colombianos que viven en situación de pobreza monetaria y están en busca de más y mejores oportunidades.

El país no va por buen camino y no hay señales de ningún tipo de mejoría, por el contrario, cada día empeoran y nos hacen más daño. Somos millones de colombianos los que identificamos el abismo al que este Gobierno nos lleva y, por esto mismo, es necesaria la unión para las elecciones de octubre, no solo de sectores de oposición, sino también de múltiples sectores sociales, económicos y culturales, empresarios grandes, medianos y pequeños, líderes de opinión, jóvenes y ciudadanos que CREEMOS y defendemos la democracia, las libertades y las oportunidades reales para todos, sin estigmas, populismos ni mentiras. 

Pero, entonces, más que preocuparnos, ocupémonos. Las elecciones de octubre marcarán o bien un punto de no retorno en el debilitamiento de nuestra democracia, o un hito de protección y cuidado hacia lo más valioso que hemos logrado construir entre todos. Colombia podrá decidir en las urnas y contener la amenaza de un presidente populista y antidemocrático defendiendo los pilares constitucionales, la división de poderes, las libertades y las oportunidades de progreso. Diferentes partidos, sectores, liderazgos y gremios tenemos la tarea de unirnos en lo fundamental y lograr esquivar el salto sin paracaídas al que nos lleva Petro.

Desde Creemos, como nuevo partido de oposición, tenemos claro que nuestras principales herramientas políticas son la movilización ciudadana, la opinión pública y la democracia en las urnas. Hacemos un llamado a que unamos fuerzas con todos aquellos que quieran al país, quieran a su gente y deseen que trabajemos juntos desde las regiones para encaminar a Colombia hacia sus objetivos más grandes. Las elecciones de octubre serán un plebiscito por la democracia, por Colombia, por nuestros sueños.