Fue publicado por el Vaticano el documento Instrumentum laboris para el sínodo de obispos que se celebrará en el mes octubre para tratar sobre la región amazónica.  Sin embargo, lo único que se ha comentado del documento, es la sugerencia de que se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para “personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable”, que algunos consideran como un primer paso para derogar el celibato sacerdotal. Lo que es plausible pero no es nuevo. Los hermanos Jorge Juan y Antonio Ulloa, quienes actuaron como comisionados regios en el Perú, la Nueva Granada y Quito a partir de 1735, después de comentar la situación el desgreño y descomposición del clero cuyos miembros en su mayoría vivían en sus celdas y casas con concubinas con muchos privilegios, sugirieron la figura de los “curas indios”, hijos de caciques, pero ordenados en España. Para curarse en salud, propusieron que “en aquellos en los que descubriesen malas inclinaciones, genios activos o ánimos belicosos, se deberían inclinar al servicio militar para que embelesados con el honor de los ascensos no tuviesen deseos de restituirse a sus países disponiéndose que los cacicazgos pasaran al hermano inmediato” (Noticias Secretas de América. Editorial América, Madrid, 1918, pág. 341)  El sólo hecho de que el sínodo se lleve a cabo y que entre los temas a tratar figuren la destrucción y explotación ambiental, la violación de los derechos humanos de la población amazónica, la demarcación de los territorios, la consulta previa, el exterminio de los bosques y el consumo de drogas, hacen prever que la reunión tendrá gran importancia y podría constituir una toma de posición del Papa respecto a la problemática de la región amazónica. En Colombia los misioneros extranjeros fueron durante muchas décadas los verdaderos gobernantes del 70 % de un país, que los partidos políticos y sus dirigentes despreciaban olímpicamente. Con largas barbas, sotanas de lana y nombres rimbombantes, entraron a nuestra Amazonía y a las demás regiones limítrofes para “evangelizar a los infieles y salvajes”, “convertir a las impías mujeres indígenas de torso desnudo” y de pasada, para ejecutar todas las tareas que el estado debía hacer, pero no hacía. Desde la educación y la salud hasta la apertura de vías en las regiones más agrestes. ¡Qué vergüenza! Daban cuenta de sus actividades al “Ilustrísimo y Reverendísimo señor doctor don Bernardo Herrera Restrepo, arzobispo de Bogotá, Primado de Colombia y presidente de la Junta Nacional de Misiones”. ¡Vaya título! El tiempo que le quedaba al Ilustrísimo, lo dedicaba a dirigir al partido conservador y a escoger al candidato a la presidencia por esa colectividad. Procedimiento mucho más sencillo que el de convenciones o encuestas. Por lo tanto, no es de extrañar que un ilustre prelado colombiano, Miguel Ángel Builes, obispo de Santa Rosa de Osos, que seguramente pronto estará en los altares, calificara al liberalismo como un pecado mortal y por consiguiente presagiara que todos sus seguidores eran candidatos al fuego eterno. En un librito en el que relata una correría que en 1950 hizo a la frontera con el Brasil en el Vaupés, escribió después de salir Bogotá y aproximarse a Villavicencio en un avión tipo “catalina”: “…una hora llevábamos cuando asoma allá a lo lejos la ciudad de Villavicencio, no podemos entrar porque no teníamos tiempo. Lo deseaba para conocerla y para ver con precisión el lugar de abastecimiento de los bandoleros comunistas liberales…ayudados por los liberales rojos de Bogotá” En 2019, 70 años después, para ir a Villavicencio, la llave de la Amazonia y de los Llanos Orientales, se deben utilizar no los “catalinas” porque fueron descontinuados, pero si otros aviones similares. De pronto se les podría encomendar a los misioneros el arreglo y mantenimiento de la vía a la capital del Meta… (*) Decano de la facultad de Gobierno, Ciencias Políticas, Relaciones Internacionales y de Gestión y Desarrollo Urbano de la universidad del Rosario