Un controvertido empresario de la seguridad está intentando quedarse con uno de los más valiosos bienes del extinto narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, alias el Mexicano. Ya hace casi 27 años que Rodríguez Gacha murió –tan violentamente como había vivido–, mientras enfrentaba con una ametralladora a dos helicópteros artillados que lo perseguían por un platanal de Tolú.Algunos dicen que se suicidó con una granada y otros que su existencia terminó con una bala punto 50 disparada desde un helicóptero del cuerpo elite de la Policía.Como sea, la leyenda de la crueldad y la fortuna de Rodríguez Gacha continúa viva. Los asistentes a las ferias equinas siguen aplaudiendo la descendencia de los caballos de Gacha y saben bien en manos de quien está la simiente de Tupac Amarú, el ejemplar favorito del Mexicano, que vivía en una caballeriza palaciega cubierta de aserrín y caucho para que sus cascos no se lastimaran con la dureza de la tierra. Un sabio adagio indica que “No todos los caballistas son mafiosos pero todos los mafiosos son caballistas”.El hallazgo de varias canecas con dólares y lingotes de oro enterradas en propiedades de Rodríguez Gacha desató una fiebre guaquera que tres décadas después no termina. Las casas del Mexicano han sido tan hurgadas que muchas de ellas quedaron como un queso gruyer o se desplomaron por la incesante acción de los cazatesoros.A Gonzalo Rodríguez Gacha, que había nacido en una familia de jornaleros, lo entusiasmaba la tierra, la quería toda para él. Buena parte de su fortuna está representada en inmensas fincas, una de las cuales está ubicada al norte de Bogotá. O mejor dicho, ya dentro de Bogotá porque la ciudad con su crecimiento desordenado la alcanzó.Se llama La Morena y está más allá de la calle 200 y unas cuadras abajo de la autopista Norte de Bogotá, cerca de los clubes y los cementerios. El valor de esa tierra no ha sido calculado pero podría alcanzar los 2 billones de pesos, según cálculo de un urbanizador que no quiere ser identificado.La Morena está dividida en varios lotes que han funcionado en diferentes épocas como depósito de escombros de TransMilenio, canchas de la Liga de Fútbol de Bogotá, y últimamente como sede de la futura Universidad del Aire que construirá la Fuerza Aérea Colombiana en ese lugar.Junto con otras 115 propiedades de Rodríguez Gacha, La Morena fue sometida a extinción de dominio, pero –nadie se explica por qué– el título de propiedad de uno de sus extensos potreros llamado el Lote 3 no fue relacionado como parte integral del predio.Basado en ese vacío, un hombre llamado Jorge Arturo Moreno Ojeda alega que es el dueño del valioso lote por tener –según él–posesión pacífica sobre el inmueble más o menos desde la muerte de Rodríguez Gacha.El señor Moreno Ojeda ha perdido en todas las instancias una tutela que pretende que le escrituren el lote. La Corte Suprema de Justicia estableció que el dominio fue extinguido porque ese lote pertenecía a una sociedad de Rodríguez Gacha cuyas acciones también fueron extinguidas.Pese a las decisiones del máximo tribunal, la registradora de Instrumentos Públicos del norte de Bogotá ordenó el pasado 22 de diciembre –curiosa fecha para esa decisión– que se revise la real situación del folio de matrícula del terreno de La Morena.La registradora procedió así por un derecho de petición del señor Jorge Arturo Moreno Ojeda, que pretende que se revoquen las anotaciones en la matrícula inmobiliaria donde consta que el lote fue sometido a extinción de dominio por haber pertenecido a Rodríguez Gacha.La identidad del reclamante es digna de otra historia. Jorge Arturo Moreno Ojeda es llamado el Zar de la Seguridad Privada. Controla varias compañías de vigilancia y brinda servicios de seguridad a particulares y entidades del Estado.La Superintendencia de Industria y Comercio descubrió que el pretendido y súbito heredero de Rodríguez Gacha maneja ocho empresas de seguridad, que hacen acuerdos ilegales entre ellas para amañar las licitaciones. En esas empresas además de militares retirados participan familiares del señor Moreno Ojeda.Así han ganado contratos para vigilar –entre otras instituciones– 13 gobernaciones, 37 alcaldías, la Contraloría, la Fiscalía y la Superintendencia de Notariado y Registro, donde ahora se revisa el título de propiedad de La Morena.