El enojo y la bronca contra el sistema político se hizo sentir con fuerza el pasado domingo en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de Argentina. Javier Milei, candidato de derecha libertaria, contra todos los pronósticos de las encuestas que lo daban tercero, dio la sorpresa y quedó en primer lugar con un 30 %. Tanto la oposición de centro-derecha de Juntos por el Cambio (28,2 %) como el gobierno peronista de centro-izquierda de Unión por la Patria (27,2 %), quedaron relegados a un segundo y tercer lugar respectivamente, perdiendo muchos votos respecto a años anteriores.
Esta elección PASO, que son como una encuesta en tiempo real, y solo tienen efectos legales en definir quiénes competirán en las elecciones generales, da un campanazo de alerta a las fuerzas políticas tradicionales, ya que un candidato sin ninguna estructura territorial como Javier Milei, y quién hasta hace unos años era solo un polémico analista económico de programas televisivos, ha construido un movimiento político con un discurso fuertemente opositor al sistema político y económico vigente (“la casta”) desde hace décadas en el país. Los expresidentes Cristina Kirchner y Mauricio Macri lideran la imagen negativa en la opinión pública.
La victoria de Milei es un hecho histórico, porque triunfó con claridad en 16 de las 24 provincias argentinas, incluso en algunas donde el peronismo hacía décadas no era derrotado. Con una propuesta política abiertamente neoliberal, de mano dura y de batalla cultural anti-progresista, Milei logró canalizar las frustraciones de una sociedad que hace 40 años tenía unos de los niveles de bienestar más alto de Latinoamérica, y hoy se encuentra sumida en una delicada situación socio-económica: 42 % de pobres, 115 % de inflación, devaluación de la moneda diaria, las reservas en negativo, y severas restricciones (de importación y exportación) para las empresas debido al proteccionismo.
La oposición macrista de centro-derecha baja 14% respecto a las elecciones legislativas de medio término de 2021, donde habían sido la opción más votada. Pero la encarnizada interna, donde quedó vencedora la exministra de seguridad de Macri, Patricia Bullrich, perjudicó severamente su desempeño electoral. Bullrich en varios temas, tiene propuestas similares a Milei.
Por su parte, el gobierno nacional quedó relegado al tercer lugar, en lo que constituye la peor elección de la historia reciente del peronismo. Así, el actual ministro de Economía, Sergio Massa, tendrá la difícil tarea de controlar una economía en estado crítico y ser el candidato que revierta este duro resultado en los dos meses que quedan para la primera vuelta.
Hacia las elecciones de primera vuelta del próximo 22 de octubre, habrá que monitorear cuatro variables. Primero, en las próximas semanas los mercados reaccionarán ante este sorpresivo resultado. ¿Serán receptivos los mercados de las propuestas de liberalización y privatizaciones de Milei o ante el escenario de paridad actuarán negativamente por la incertidumbre extrema? Un mayor deterioro de la situación económica puede perjudicar aún más al gobierno peronista. Segundo, el casi 90 % de los votos se concentran en tres candidatos: Milei, Bullrich y Massa. ¿Habrá una redefinición de las estrategias por parte de los derrotados buscando apoyos de “votantes de moderados” o decidirán polarizar, y contra quién en un escenario de tercios? Tercero, la pelea estará centrada en llegar a la segunda vuelta -serían el 19 de noviembre-, y al arrancar la campaña tan igualados cualquier mínimo error puede afectar seriamente esa posibilidad, hay dos asientos para tres competidores. Cuarto, la participación electoral fue del 69,7 %, muy por debajo del promedio de las primarias previas del 76 %, y si consideramos que para la primera vuelta es frecuente que aumente la asistencia, ¿a quiénes apoyarán esos nuevos votantes?
La derecha tiene dos de los tres candidatos que podrían llegar a la presidencia en Argentina. El escenario está abierto y las tensiones se acumulan en las fuerzas tradicionales, pero Milei parte con ventaja y con el momentum por esta victoria inicial.