No voy a hablar de esa obsesión que tiene el presidente Gustavo Petro con esta red social. En eso es idéntico a Donald Trump. Dice lo que se le viene a la cabeza, no lo piensa dos veces, miente con descaro y no rectifica, pero de cierta manera maneja la agenda informativa. Los populistas de izquierda y de derecha son muy parecidos, pero eso es para otra columna.
Quiero escribir es de un trino en especial. Que muchos criticaron, incluso dentro su grupo de seguidores, pero que mirando un poco más al fondo creo que fue un acierto sin igual y generó unos efectos benéficos. Me refiero al trino sobre el cese al fuego con el ELN. Es más, el mismo ELN dijo que nada se había acordado, que no era cierto que hubiera un cese al fuego. Los analistas de todos lados dijeron que era un error, que así no se negociaba, que la discreción en estos temas era fundamental. Incluso, algunos dijeron que le había corrido el piso al encargado de la negociación, Otty Patiño.
Muchos dirán por qué le hace propaganda a un proceso que no va a lograr nada. De pronto tienen razón, pero la realidad es que se está negociando y los colombianos tendremos que vivir con lo que salga de allí, queramos o no. El proceso de paz con las Farc no trajo la paz a Colombia. Dejó la mitad de sus hombres en armas y nos regresó al peor momento del narcotráfico en materia de cultivos. Pero la naturaleza y la geografía del conflicto cambió y por eso es importante seguir cada detalle de este proceso de “paz”.
Quienes criticaron ese trino están equivocados. Y si bien no creo que este proceso vaya a traer paz ni a Venezuela ni a Colombia, o que más de la mitad, y estoy siendo generoso, de los miembros del ELN se desmovilicen, el trino tuvo tres resultados positivos en esta negociación.
Antes de entrar en materia, y sí sé que me estoy extendiendo un poco y le pido paciencia al lector, hay que entender que una negociación del ELN con Petro es muy distinta a una negociación con Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe, Santos y Duque. Todos estos gobiernos trataron de negociar con esta guerrilla, pero nunca se logró nada. Desde Tlaxcala, pasando por Puerta del Cielo y Cuba, distintos presidentes buscaron un acuerdo de paz. Ninguno lo logró.
Petro es el sexto presidente en línea que lo intenta. Con dos grandes diferencias. La primera y la más obvia es que viene de la guerrilla, es cercano a Chávez y a Maduro, y se identifica muchísimo más con ellos y su lucha. Algunos dirían que es una negociación de yo con yo, y en algo es cierto, pero eso es minimizar la realidad. Y la segunda característica es que el ELN cambió. Los dirigentes históricos de esa lucha, con su trayectoria ideológica cercana a la revolución cubana, hoy son minoría. El ELN se criminalizó y traquetea en droga y minería ilegal a lo largo y ancho de Colombia y Venezuela. De ese grupo que mantuvo durante años cierta ‘pureza’ frente al narcotráfico y la criminalidad poco queda. Por eso, este momento para esos históricos es quizás la última oportunidad de desmovilizarse y reivindicar sus décadas de lucha.
Y es en ese contexto que se inserta el trino de Petro. Que lo primero que logró es manejar los tiempos de la negociación. Quedó claro que para el Gobierno, el de Petro, lo que cambia las cosas, lo primero es ese logro. En negociaciones anteriores, llegar allí era casi el final. Acá, Petro dijo con claridad: los tiempos los manejo yo.
Pero este mensaje viene acompañado de otro que es tan importante para el ELN como para el Gobierno. Petro les dice a las bases del ELN, a las comunidades en las que tiene arraigo y en las que está insertado, ‘miren, les ofrezco esta tranquilidad y soy Gustavo Petro, que los entiendo, que tengo la misma mirada a la sociedad que ustedes’. Le pone una presión brutal al ELN con sus bases. Otro presidente ni tiene esa credibilidad con las bases del ELN y ese mensaje sería recibido con escepticismo. Con Petro no.
Y el tercero es que ya están negociando ese cese al fuego. Ahora sí. Y con el ELN entre la espada y la pared. Con unas comunidades que ven esa oportunidad. Y para el ELN, contrario a las Farc, sus bases sociales son fundamentales. Por lo menos para los históricos, que son los que están en la negociación. Los traquetos son otra cosa.
Vamos a ver qué sale de esta negociación del cese al fuego. ¿Podrán seguir traqueteando en las zonas de narcotráfico donde se dé? ¿Cómo se maneja la criminalidad en las zonas de cese al fuego? Y estos son apenas dos de los temas claves de esta parte de la negociación. Hay muchos más y toca esperar a que se dé y se publicite esta parte del acuerdo para analizarlo.
El proceso tiene inmensos enemigos. Comenzando por Maduro, que tiene al ELN como su primera línea de defensa. Y además, increíble, es garante. Un ratón cuidando el queso. Pero bueno, creo que lo máximo que podemos esperar es que una parte del ELN se desmovilice, no pague nada y se dedique a darnos lecciones de ética, honestidad y de moral, como hoy lo hacen los de las Farc en el Congreso. El mundo al revés.