Tras los resultados de las elecciones en los Estados Unidos, en las que el expresidente Donald Trump resultó ganador, surgieron numerosos aspectos que vale la pena analizar. Este desenlace fue sorpresivo para muchos, no solo por la victoria del candidato republicano, sino por la abrumadora diferencia en los resultados finales. Es evidente que los demócratas no fueron los únicos en perder, también se encuentran entre los derrotados la mayoría de los medios de comunicación tradicionales, tanto prensa escrita como hablada, que promovieron en gran medida la candidatura de la progresista y demócrata Kamala Harris.

A estos grandes perdedores se suman los encuestadores, que, al igual que en las elecciones previas con Hillary Clinton y el presidente Joe Biden, habían predicho una amplia ventaja para el bando demócrata que finalmente no se concretó. En esta ocasión, hasta el último día, tanto los medios como las encuestadoras estadounidenses intentaron presentar a la vicepresidenta como la virtual ganadora. Quizás muchos de ustedes, estimados lectores, notaron cómo las principales cadenas de televisión, en la noche de las elecciones, insistían hasta pasada la medianoche en que Harris aún tenía posibilidades de vencer, alentando la esperanza en los resultados de los estados del oeste y en los swing states donde ella supuestamente tenía ventaja. Sin embargo, estos estados terminaron respaldando masivamente a Trump.

Con una votación histórica, el resultado no solo representó una derrota para los demócratas, sino que puso en entredicho la credibilidad de los medios y las encuestadoras, quienes intentaron minimizar la fortaleza del candidato republicano. Parte de este éxito se debe al trabajo en equipo de Trump con su aliado, el magnate Elon Musk, quien, a través de su plataforma X, se consolidó como un estratega clave para el arrollador triunfo del electo presidente Trump.

Es importante recordar que, antes de la compra por parte de Elon Musk, Twitter era una plataforma clave para el activismo progresista. Bajo la nueva adquisición y dirección de Musk, muchos de los activistas que habían utilizado esta red social para promover sus causas fueron despedidos, lo que generó un impacto significativo en varias organizaciones políticas. No debemos olvidar que varios líderes mundiales con inclinaciones progresistas lograron articular sus visiones políticas y conectar de manera innovadora con sus electorados a través de esta herramienta, anteriormente conocida como Twitter, aprovechando su inmediatez y amplio alcance.

Uno de los ejemplos más destacados es Barack Obama, quien utilizó Twitter para interactuar con la ciudadanía, anunciar políticas y fomentar el activismo. Su uso de las redes sociales fue pionero y altamente efectivo, logrando movilizar a votantes, especialmente en sus campañas de 2008 y 2012. Otros líderes, como Justin Trudeau en Canadá y Pedro Sánchez en España, también aprovecharon el poder de esta red para acercarse a sus votantes y fortalecer sus campañas.

Musk comprendió que, aunque la compra de Twitter le generaría pérdidas financieras significativas, su inversión de 44,000 millones de dólares en la red social le brindaría beneficios estratégicos. En su momento, pocos entendían por qué hizo una inversión aparentemente poco rentable, ya que el valor de Twitter cayó a casi un tercio de lo que él pagó. No obstante, Musk tenía claro que esta adquisición le permitiría influir para que llegaran al poder gobiernos afines a su ideología personal, lo cual podría beneficiar sus otros negocios. Prueba de esto fue el día de las elecciones, cuando Elon Musk, CEO de Tesla Inc. y la persona más rica del mundo, experimentó un incremento de 26.500 millones de dólares en su fortuna en solo 24 horas, impulsado en gran medida por un aumento del 15 % en las acciones de Tesla.

Musk ya había comenzado a implementar su estrategia ideológica y económica con los actuales presidentes de Argentina, Javier Milei, y de El Salvador, Nayib Bukele, quienes también aprovecharon en gran medida las redes sociales para asegurar sus respectivos triunfos. Musk, Bukele, Milei y, ahora, Trump comparten un interés común en temas como la inteligencia artificial, la inversión sostenible y el desarrollo económico de sus naciones.

Esta alianza sugiere un cambio en la política americana, donde Trump y Musk probablemente liderarán un enfoque que favorezca la tecnología y la innovación en nuestro continente. En este contexto, es posible que en Colombia, en las elecciones de 2026, la oposición se una contra el Gobierno de Petro y gane las elecciones con un candidato único, formando parte de este gran acuerdo impulsado por los líderes que hoy dirigen esta estrategia en beneficio de América Latina y los Estados Unidos.

Elon Musk seguirá siendo una figura clave en los resultados electorales, no solo en Estados Unidos, sino en otros países, dada la influencia que ejerce su red X. Este fenómeno se está observando en procesos electorales alrededor del mundo, donde los partidos de derecha han entendido que esta metodología puede llevarlos a obtener los resultados deseados.

Si los medios de comunicación y las encuestadoras no se reinventan, su influencia y credibilidad seguirán disminuyendo, como se evidenció en las recientes elecciones en Estados Unidos. Para adaptarse, los medios deben evitar la desconexión con el electorado, priorizando las conversaciones y tendencias que surgen en redes sociales. Esto les permitirá presentar información más completa y precisa sobre los momentos políticos de las campañas, y reconectar con los intereses de sus audiencias.

Las encuestadoras no pueden seguir dependiendo de métodos tradicionales, ya que esto conduce a fallos en la predicción de resultados, como quedó demostrado en las recientes elecciones en Estados Unidos. La consecuencia de estos errores es una creciente pérdida de credibilidad y confianza pública.

Elon Musk comprendió que las redes sociales representan una fuente valiosa de datos sobre las emociones y opiniones de los votantes, lo que lo ha convertido en un gran ganador. No solo ha apoyado incondicionalmente a sus candidatos, sino que también está redefiniendo el principio empresarial tradicional de apoyar la democracia mediante aportes económicos a todos los candidatos.

En su caso, Musk arriesgó su patrimonio apoyando a Trump, y ya ha comenzado a obtener beneficios económicos, como se evidenció en el alza de las acciones de sus empresas en la Bolsa de Nueva York el día siguiente a la elección. De ahí el título de esta columna: Elon Musk, el gran ganador.