Durante la Semana Santa, una nueva crisis política se presentó en el Perú, generada esta vez por las acusaciones a la presidenta Boluarte por poseer varios relojes Rolex, que con el sueldo que antes devengaba como ministra y con el que actualmente percibe como presidenta no hubiera podido adquirir. Tal vez la banda colombiana de ‘Los Rolex’, que sigue muy campante asaltando en Bogotá, pudiera dar un concepto técnico al respecto.
Se comenta incluso que algunos grupos políticos podrían intentar una declaratoria de vacancia de la presidencia del Perú, que en seis años ha tenido seis presidentes. En medio de la crisis, nuevamente todos miran hacia los militares, que son los árbitros de la política peruana. La aparición de la presidenta Boluarte en una ceremonia, acompañada por el alto mando militar, se ha interpretado como un apoyo tácito a ella, que debería terminar su mandato en el 2026.
La Semana de Pasión estuvo animada, no solamente por las procesiones en Popayán y Pamplona, sino por la crisis con Argentina, que por poco conduce al rompimiento de relaciones entre los dos países, a raíz de una ofensiva declaración de Milei contra Petro, en retaliación por otra que nuestro presidente había dado cuando Milei era candidato. Finalmente, la situación fue conjurada por un comunicado conjunto de ambas cancillerías.
Ese hecho hizo olvidar que, simultáneamente, hubo una pugnaz y grosera intervención del presidente de la asamblea de Venezuela, Jorge Rodríguez, mano izquierda de Maduro (no la derecha, porque esta es el general Padrino López), en la que no solamente se fue contra el Gobierno de Colombia, sino que ofendió al país. Fue una reacción al comunicado expedido por la Cancillería colombiana por el marginamiento de Corina Machado del proceso electoral venezolano.
Parece ser que Maduro y Rodríguez se han acostumbrado a convivir entre excrementos, ya que, con frecuencia, utilizan públicamente términos escatológicos para referirse a nuestro país y a algunos colombianos, siempre y cuando no pertenezcan a uno de los grupos armados que tienen sucursal en Venezuela.
Para completar, Noticias Caracol publicó un informe periodístico afirmando que Venezuela ha utilizado organizaciones criminales en Colombia para “cazar” opositores al régimen madurista. Igualmente, que ha utilizado procedimientos similares en Chile, al estilo de Putin, y de Kim Jong-un, el “gran líder” de Corea del Norte. Pero no hay que preocuparse, el martes, fuentes diplomáticas afirmaron que entre Venezuela y Colombia “todo es afecto”. ¡Qué maravilla!
Aunque Petro siguió inicialmente la línea del comunicado de Cancillería por la exclusión de Corina Machado, posteriormente, el ministro Murillo eludió cualquier crítica al respecto.
Maduro proyecta quedarse en el poder al menos hasta el 2030 y, si puede, hasta el 2036, aunque ya ha gobernado por casi 12 años. Evo Morales, ante eso, no se quedó atrás y anunció que se presentará nuevamente a elecciones para presidente de Bolivia en el período 2025-2030 y, posiblemente, cinco años más, hasta el 2035, no obstante que ya gobernó Bolivia durante 13 años.
En esas condiciones, la mejor alternativa tanto para Maduro, como para Evo Morales, podría ser que los elijan de una vez por todas como ‘presidentes vitalicios’, como sucedió con el dictador François Duvalier y su hijo Jean Claude en Haití. Resultaría más barato, porque no habría que hacer elecciones.
El problema sería que, de pronto, otros les sigan el ejemplo.
(*) Decano de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.