Muy lamentable ver cómo senadores que vociferaban y se ufanaban de ser eminencias en principios y valores, y que, de modo descarado sin ninguna autoridad moral, reclamaban a gobiernos anteriores el que se mirara con seriedad los crímenes de lesa humanidad, ahora se sientan de manera amañada, desobligante e IRRESPONSABLE, a negociar lo INNEGOCIABLE.
Ha sido su costumbre criticar y maltratar a la fuerza pública cuando cumple con su misión constitucional, pero están pasando a otro nivel al atreverse ahora a entregar el futuro de nuestro país, nuestros niños, niñas y adolescentes a la guerrilla.
Recuerdo muy bien a ese senador: cuando yo era comandante de una brigada territorial con responsabilidad ante los colombianos en los departamentos de Santander, sur del César, sur de Bolívar y Magdalena Medio, mientras adelantaba mis labores ejerciendo control en la zona para que los bandidos del ELN, Farc y demás estructuras criminales no azotaran la tranquilidad de los bolivarenses, labor que adelantaba de manera rigurosa con el acompañamiento de la Policía y la Personería de la región, este digno representante del Legislativo le pidió al mando que me llamara la atención por la manera en que se estaba desarrollando el control militar en la región.
Algún interés en mantener el desorden debía tener desde ese entonces este “senador” que hoy, desde su ejercicio político, está avalando que una estructura criminal tenga la autorización de poder reclutar jóvenes de 15, 16, 17 y 18 años. Esto NO es digno de un titulado “padre de la patria”, yo más bien lo calificaría como un APÁTRIDA. Seguí cumpliendo con mi misión de la manera en que lo hice durante 40 años de mi carrera y entregué un sur de Bolívar sin estructuras criminales de ningún tipo; llevé prosperidad y desarrollo a esa región. En cambio, le pregunto a ese senador; ¿cómo está viendo hoy por hoy al sur de Bolívar?
En varios escenarios me tocó ver no solo a este senador, sino a muchos que hoy sirven al actual gobierno, defendiendo todo aquello que iba en contravía de los derechos humanos (DD. HH.). Hoy, con tristeza, veo que se burlan de estos mismos DD. HH. al atreverse a defender posturas totalmente contrarias al respeto de todo aquello que atente contra los menores de edad y muchas más situaciones que se están presentando en este gobierno a lo largo y ancho del territorio nacional.
Hoy Colombia atraviesa –sin duda alguna– uno de los peores momentos de su historia democrática, y lo anterior NO es solo un sentir, es una realidad que está llevando al país a un punto sin retorno. Nuestra esperanza como colombianos de bien recae en las instituciones que constitucionalmente están en la obligación de corregir, equilibrar, llamar al orden y de una vez por todas acabar con tanta intransigencia por parte de quienes hoy tienen la GRAN RESPONSABILIDAD de conducir de manera decorosa nuestra nación. Sin duda alguna, aquí necesitamos que se respeten los derechos de los colombianos, más cuando cada uno de nosotros cumplimos con nuestros deberes.
Por lo anterior, hago un llamado respetuoso a todos los colombianos a trabajar sin desfallecer por la patria que nos vio nacer, que nos ha visto sufrir, que nos ha visto buscar caminos de reconciliación y que nos ha visto construir con tanto esfuerzo y dedicación la Colombia que hoy tenemos como nación.
Aprovecho la oportunidad para hacer un reconocimiento al trabajo que está adelantando la oposición. De manera seria y detallada, siempre con argumentos, y debidamente soportados en pruebas, día a día se debaten dando a conocer los desaciertos que a todo nivel comete este gobierno. Somos muchos los que los acompañamos en su tarea de rodear a las instituciones para garantizar el respeto a la Constitución y a la ley.
Las cifras, como lo dije el 6 de marzo, NO LE AYUDAN EN NADA, y es muy importante que lo entiendan el presidente y todo su equipo de gobierno; así pues que déjense de perversidades y canalladas. ¡AJÚA!