A finales del 2013, dos noticias sacudieron el mercado petrolero mundial. La primera el hallazgo en el desierto de Coober Pedy al sur de Australia de un gigantesco yacimiento de petróleo que ha sido catalogado como uno de los mayores del mundo, se calcula que sus reservas son de 233.000 millones de barriles, superiores a las que actualmente tienen en su conjunto los países que poseen las mayores reservas probadas del mundo: Venezuela, Irán, Irak y Canadá.La segunda fue que Estados Unidos se convirtió en el primer productor mundial de hidrocarburos por encima de Rusia y Arabia Saudita. Ambas noticias darán mucho de que hablar en los próximos años por los cambios que generan en el mapa y el mercado energético mundial. La Agencia Internacional de Energía (AIE), en sus últimos informes, reveló que entre el 2011 y el 2012 los niveles de producción de hidrocarburos de EE. UU. fueron equivalentes a los de Rusia. Por primera vez, el año pasado EE.UU. superó a Rusia, tanto en producción de petróleo como de gas, y cerró el año con una producción de hidrocarburos de 25 millones de barriles diarios, superando a la rusa que fue de 22 millones de barriles por días. Lo trascendental en el resurgimiento petrolero de EE. UU. no es que haya superado la producción rusa, sino la producción de Arabia Saudita, la mayor potencia petrolera del mundo. Ahora el hecho de que el país norteamericano sea el primer productor mundial de combustibles no sólo reconfigura el mapa y el mercado energético internacional, sino revitaliza su poder económico, genera un nuevo viraje en la geopolítica mundial y adquiere una enorme ventaja competitiva frente a la Unión Europea, China y Japón.De manera que al eliminar su dependencia energética de los países árabes, originará nuevas reglas de peso y contrapeso en la estabilidad de los precios del crudo con el cartel petrolero de la OPEP. Ahora, lo interesante del renacimiento petrolero de EE. UU. es que registra el mayor crecimiento de su producción en los últimos 150 años y al convertirse en el primer productor mundial de crudo y gas, genera nuevas variaciones el mercado y en la geopolítica mundial.Su autosuficiencia traerá transformaciones en sus relaciones económicas y políticas con los países peroleros del Oriente Medio, Africa y América Latina. Como se sabe es el segundo mayor consumidor mundial de energía con un consumo de 18.7 millones de barriles diarios, pero al crecer su producción, disminuye su dependencia, restringe sus importaciones y eso generará un nuevo orden en el mercado internacional de los combustibles en las próximas décadas. Algunos expertos señalan que países como Venezuela, Colombia y Nigeria, entre otros, cuyas principales exportaciones petroleras van al mercado norteamericano podrían verse afectados en los próximos años. En el caso de Venezuela que posee una quinta parte de las reservas mundiales de petróleo, su producción se ha regazado y se sitúa en 2.7 millones de barriles diarios, solo representan un 3.4 de la producción mundial. Por eso Brasil desde el año pasado se convirtió que en el primer productor de petróleo en Suramérica. El jefe de la AIE, Fatih Birol ha dicho que el ascenso de la producción petrolera norteamericana provocará cambios de gran calado en las relaciones económicas con otros países, dado a que su pujanza energética le permitirá seguir siendo la mayor economía del planeta y eso implica una redefinición de su política exterior. Para Birol “las importaciones de petróleo desde Oriente Medio, que ahora constituyen un porcentaje importante del consumo de EE. UU., en 10 años bajarán casi a cero, lo que tendrá efectos significativos en el mercado internacional de crudo e influirá en la política exterior”. La AIE señala que dentro de 11 años, Estados Unidos y Canadá serán explotadores netos de petróleo y gas, en virtud de que superarán la producción de los países del Oriente Medio y en el 2035 cubrirá su demanda interna de energía.La revolución energética gringa se concentra en Dakota del Norte, la joya de boom petrolero. Sus explotaciones aplicando la controvertida técnica fracking, una nueva metodología para extraer el petróleo y gas atrapados en las formaciones rocosas han propiciado el cambio en el mapa petrolero norteamericano. Se calcula que la sola producción de Dakota del Norte, será suficiente para reemplazar las importaciones de Venezuela y Nigeria. En virtud de que su producción supera la de países miembros de la OPEP como Ecuador y Qatar. En conclusión: la revolución de los hidrocarburos en EE. UU. es un tema que no podemos ignorar los colombianos por las repercusiones que tendrá en el futuro sobre nuestras exportaciones petroleras.En Twitter: @j15mosquerajemosquera@une.net.co