¿Qué pasa cuando un exguerrillero se hace elegir presidente? En su libro de memorias, Barack Obama dice que el poder que emana la Casa Blanca hace que las características de las personas que llegan a la oficina oval se acentúen.
Eso significa, según el exmandatario, que, si alguien es generoso, su amplitud se multiplica, pero, si el que llega es, por ejemplo, egoísta, su amor y admiración por sí mismo una vez en el mando no alcanza límite. Basado en esa hipótesis, uno podría concluir que, cuando llega al poder alguien que alguna vez empuñó las armas desconociendo la ley y la democracia, no se debería esperar nada diferente a un infinito desconocimiento de las instituciones y una determinación férrea de silenciar voces divergentes.
Este fin de semana, Nicaragua realizará elecciones presidenciales y solo serán una pantomima. El país perdió su democracia y ahora no es más que una dictadura que hace elecciones ficticias de tanto en tanto. Por cuarta vez consecutiva, Daniel Ortega buscará quedarse en el poder y ha hecho todo lo posible para que nada se le atraviese. Ha cambiado las leyes, silenciado a los medios de comunicación y hasta encarcelado a sus rivales políticos.
A los 75 años, Ortega ha logrado superar su propio récord de dictador despiadado. Ahora un guerrillero vestido de sudadera, con la ropa de fatiga acumulando polvo en el vestidor, ha decidido morirse como jefe de Estado y heredar su poder a una corrupta y numerosa prole. Para ello mantiene un sangriento puño de hierro que descaradamente desaparece a cualquiera que se atreve a contradecirlo.
Juan Sebastián Chamorro es uno de los desaparecidos. Economista de Georgetown y sobrino de Violeta Chamorro, expresidenta de Nicaragua y contradictora política de Ortega, fue detenido en su casa sin una orden de captura por el solo hecho de atreverse a buscar la presidencia. Su prima, también candidata, guarda arresto domiciliario luego de ser silenciada por las fuerzas del orden de su país. En total, el dictadorzuelo Ortega ha detenido a sus siete contrincantes y es prácticamente el único candidato en los comicios de este fin de semana.
La historia de este sátrapa es libro de texto de la estrategia de los hijos del régimen cubano. Llegó al poder aclamado por el pueblo luego de llevar a cabo una campaña fundamentada en promesas de justicia social, exacerbación de lucha de clases, explotación de las diferencias sociales y alimentación del odio nacional.
Sin embargo, una vez llegado al poder nuevamente en 2006, olvidó sus discursos y de tajo empezó a robarse todo el país. Mientras su nación se ahogaba en la miseria, empezó a llenarse los bolsillos de millones. Sus hijos, ocho en total, recibieron millonarios contratos petroleros y se adjudicaron el control de los medios de comunicación del país mientras ostentaban rimbombantes títulos de altos consejeros presidenciales.
Ortega no ha dejado detalle de poder al libre albedrío. Durante este nuevo largo periodo de gobierno, ha logrado el control total del Congreso y con él ha construido un esquema que le permite crear leyes a su deseo y medida. Como, por ejemplo, una con la que ha puesto contra la pared a todo aquel que intente cuestionar su complejo de reyezuelo miserable, la ley de la traición. Es un artilugio que condena con cárcel a todo aquel que se atreve a “generar daño al interés superior de la nación”. En otras palabras, que mete a la cárcel a cualquiera que cuestione el poder de la mafia Ortega. Es su dedo pulgar hacia abajo, al mejor estilo de un rey desabrido que manda a matar al arlequín que lo disgusta.
La gente está cansada. Se ha dado cuenta de que Ortega y descendencia no son más que unos asesinos usurpadores con complejo de superioridad. Que son hampones perfumados, ladrones y mentirosos compulsivos. En 2018 el pueblo salió a la calle a manifestarse en su contra, pero fue reprimido con más de 700 arrestos y por lo menos 350 muertos. Lamentablemente, por ahora no hay nada que hacer. Los rusos se dieron cuenta del provecho que le podían sacar al mequetrefe y le han inyectado armas y entrenamiento militar. Es indestronable.
La situación en Nicaragua es grave. Ahora piense en Colombia. ¿Usted qué va a hacer al respecto? Los ejemplos son claros. Mucho está en riesgo.