Porque importamos de todo y cada vez exportamos menos valor agregado. Porque a pesar de mayores precios en los combustibles fósiles que exportamos nuestro déficit comercial aumenta desaforadamente (6,6 % del PIB). Porque nuestro déficit en cuenta corriente crece continuamente y es insostenible (6,4 % del PIB). Porque nuestro sector agropecuario está agónico y no suple ni siquiera el mercado interno y debemos importar gran parte de nuestra alimentación y no logra exportar (nuestras exportaciones agropecuarias per cápita son de los más bajos de Latinoamérica: 183 dólares per cápita ¡Ni la mitad de Guatemala!).
Debemos exportar valor agregado agropecuario, industrial y minero energético. 2022 ha sido un año notorio en el cual el empresariado ha logrado mejorar su desempeño exportador, precisamente en lo agropecuario e industrial después de años de postración. Por fin logramos compensar en algo la dominancia de exportaciones de materias primas que en la última década han llegado a dominar el 70 % del total de nuestras exportaciones (entre petróleo, carbón, oro, café y ferroníquel).
Ese impulso exportador es valiosísimo. Se debe cuidar, preservar y expandir. Genera no solo divisas sino empleo de calidad, única ruta verdadera para superar la pobreza y la desigualdad. Al tratarse de exportaciones novedosas, y algunas con valor agregado, tienen un efecto multiplicador y favorable en el empleo tan necesitado.
Además, tenemos buenos elementos para expandir nuestras exportaciones energéticas de valor agregado. Tenemos los grandes beneficios aprobados en 2021 con la ley 2099 de Transición Energética que nos coloca a la vanguardia en el impulso institucional para atraer inversiones enormes para la producción de hidrógeno verde y azul. Tenemos una matriz eléctrica de las más limpias del mundo dominada por la energía hidráulica. Tenemos el gas, el carbón y la capacidad para solar y eólica, todas mágicamente concentradas en la costa Atlántica del país. Son los energéticos ideales y de bajo costo para la electrólisis generadora de hidrógeno. Tenemos grandes oportunidades para expandir la generación hidráulica, la solar y la eólica con una red de interconexión amplia que permitiría ser líderes mundiales en la producción de hidrógeno limpio.
Y el hidrógeno limpio no solo es interesante para exportarlo a Europa, de la cual somos un proveedor próximo. Es el fundamento para la elaboración de fertilizantes nitrogenados basados en el amoniaco, uno de los mayores generadores de inflación interna en sector de alimentos. Puede ser un combustible ideal para procesos industriales neutros en emisiones y materia prima de muchas industrias que podrían sentar base en nuestro país y aprovechar este combustible que podemos producir muy barato.
Usando el régimen de zonas francas podemos atraer de manera competitiva grandes inversiones de capital para esta nueva industria y muchas otras que se podrían desarrollar asociadas a la disponibilidad del promisorio hidrógeno.
Para lograr esta nueva frontera exportadora necesitamos más gas y carbón que con sistemas de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS), pueden producir ingentes volúmenes de hidrógeno azul.
Necesitamos nuevas y mayores centrales hidráulicas que abaraten el costo de la electrólisis y sustenten el crecimiento de energías renovables no convencionales como la solar y la eólica.
Necesitamos estabilidad cambiaria para las inversiones con retorno de mediano y largo plazo.
Necesitamos competitividad fiscal reduciendo la carga tributaria.
Necesitamos competitividad laboral transformando rápidamente la educación básica, media, técnica y superior quitándole el yugo de Fecode y renovando la casta rectora de la universidad pública.
Necesitamos cadenas logísticas fuertes y seguras mediante la integración de los avances carreteros y el retorno de la seguridad para el transportador.
Necesitamos todavía petróleo que permita controlar los precios de los refinados y ampliar nuestra capacidad refinadora.
No gastemos energía en la propiedad de la tierra, sino en encontrar que hacer con ella para que produzca. Necesitamos economías a escala agropecuarias apoyadas en tecnología, genética animal y vegetal, mecanización, cadenas de valor comerciales, sistemas de riego, vías y financiación razonable.
¡Caray! Necesitamos cambiar de gobierno y de congreso.
Pero no es posible, no por ahora. Por ello este es un llamado a la cordura al gobierno Petro y su bancada. Todo lo que necesitan para sus objetivos de transición energética, desarrollo social y recursos ilimitados para todo el asistencialismo que se les ocurra están ahí. A la mano. ¡Cójanlo! No será fácil. Exportar nunca lo es. Exportar no se ordena como cree Ocampo. Es el resultado de un conjunto de logros. Petro no pierda la oportunidad, aproveche el impulso.