Hace cuatro años, cuando me desempeñaba como comandante del Ejército Nacional, fui invitado como ponente al Foro 2020. La situación de seguridad fue tema central en el Gran Foro Colombia 2020: ¿para dónde va el país?, organizado por SEMANA. En este espacio, como comandante del Ejército, aseguré que la prioridad de la institución, más que los resultados operacionales, sería la recuperación de los territorios más azotados por la violencia. Y expresé ante el auditorio que en un programa radial había sido claro con los mandos: “Les he dicho a los comandantes de división: no me interesaban los muertos en desarrollo de operaciones, no me interesaban los capturados. Me interesaban los recuperados, sí, los menores de edad recuperados, que en su momento las diferentes estructuras criminales reclutaban forzosamente para convertirlos en combatientes. Y que en este orden de ideas me interesaba, mucho más que los resultados, estabilizar las regiones”. Porque sólo así puede llegar el Gobierno de manera integral a impactar positivamente en la población.
Una de las polémicas de mi intervención tuvo que ver con varias directrices del Ejército en lo concerniente al desarrollo de las operaciones, entre esas, la que disminuía el porcentaje de precisión en la información de inteligencia, antes de lanzar un operativo. Frente a este tema, fui claro al expresar: “La inteligencia, para poder lanzar una operación, tiene que ser del 100 %. Sólo así podemos ser efectivos”. Ya que nuestra evaluación semaforiza el esfuerzo de la inteligencia en rojo, amarillo y verde y, en el marco de las operaciones militares es muy importante poder tenerla semaforizada en verde; es decir, en un nivel de producción del 90 al 100 %, y de esta manera iniciar con esta inteligencia puntual y precisa el planeamiento detallado y minucioso de las operaciones. Lo anterior nos garantizaría poder ser más quirúrgicos en nuestra conducción y ejecución de estas.
Se trabajó muchísimo en la seguridad y defensa del país, aspectos estos que siempre he considerado fundamentales para que una nación pueda tener proyección y se puedan desarrollar los diferentes esfuerzos necesarios en los territorios y lograr de esta manera estabilizar y consolidar los mismos. Los resultados de esos tres años de arduo trabajo se fueron dando en la medida que la situación nos lo permitía. Este periodo del Gobierno se vio afectado por situaciones jamás vividas en nuestro país y el mundo, como fue la covid-19, frente a la cual NO estábamos preparados, pero que sin embargo el presidente Iván Duque Márquez asumió con todo su equipo de trabajo y en particular con su ministro de Salud la problemática, logrando con muchos esfuerzos afrontar esta contingencia nacional. Fueron dos años de su mandato en que el país estuvo prácticamente encerrado y en alerta máxima. Los esfuerzos para sacar al país adelante fueron numerosos y como siempre el Ejercito Nacional y demás fuerzas ARC, FAC y Policía estuvieron presentes como actores determinantes en todo el país. Así mismo, se sumó el huracán Iota, y en ambos casos se emplearon las capacidades diferenciales de las Fuerzas Militares.
Sumado a estos dos problemas se presentaron las protestas violentas en las que se vieron involucrados personajes que, por sus cargos públicos y deberes constitucionales jamás debieron verse involucrados en estos temas. El país fue golpeado en todos los aspectos, causando con estas revueltas terroristas daños muy delicados a la infraestructura de transporte en varias ciudades, viéndose afectada la economía y un desgaste social que no permitió tener el ambiente para ejercer una gobernanza de la mejor manera, todo lo anterior causado por una oposición irresponsable, desmedida, egoísta, dañina y mezquina, que jamás pensó en país sino en intereses ideológicos y de partido. Hoy, con la situación actual y en la que se desarrollará el Foro 2024, en donde estamos viendo una debilidad o deterioro en la seguridad, no faltan algunos “analistas” que califican de manera malintencionada y amañada que este deterioro o retroceso se viene dando desde el gobierno anterior; aspecto que se sale de toda lógica y es muy importante aclararlo.
El gobierno del presidente Duque, con determinación y voluntad política, fue claro ante los colombianos y las estructuras criminales, dejándoles conocer que no se podía negociar con estructuras que seguían con actividades de narcotráfico, secuestro, extorsión, boleteo, intimidación; causando desplazamientos a la población civil, cometiendo asesinatos a líderes sociales, reclutamiento forzado de menores, para convertirlos en combatientes y adelantando actividades ilícitas como la minería ilegal.
En tal virtud, contra este tipo de crímenes que seguían presentándose por diferentes estructuras terroristas se adelantaron operaciones militares contundentes que arrojaron resultados importantes, que no viene al caso detallar en este artículo, pero que de manera general vale la pena resaltar que durante el cuatrienio del presidente Duque se realizaron operaciones con más de 1.600 afectaciones para los Grupos Armados Organizados al margen de la ley; al momento de entregar el Gobierno, el número de secuestros había disminuido a dos (no debía ser ninguno), más de 3.400 capturados por extracciones ilícitas de yacimientos mineros.
Se logró neutralizar en desarrollo de operaciones militares con inteligencia dominante de las Fuerzas Militares a varios cabecillas o “capos”, como hoy los denomina el actual gobierno, permitiendo que estos bandidos NO se burlaran de la buena fe de los colombianos al estar inmersos en un proceso de paz, que violaron y nuevamente buscaban fortalecerse creando nuevas estructuras criminales como la Nueva Marquetalia, pero que jamás lograron materializar; ya que con la dinámica operacional los obligó a buscar refugio en territorio venezolano, el cual asumieron como su retaguardia estratégica, fuera de nuestras fronteras.
Desde allí siguieron cometiendo todo tipo de actos terroristas, como el de atentar contra la vida del señor presidente Iván Duque Márquez y su comitiva durante una visita operacional de alto nivel en el departamento de Norte de Santander y, lógicamente, desde esa comodidad alcahueta y complicidad permanente, seguir dedicados a sus actividades ilícitas, ilegales y criminales.
Así mismo, se lograron muchas recuperaciones de menores y un trabajo arduo de erradicación de la hoja de coca en los territorios, donde se presenta esta actividad ilícita del cultivo de esta mata (más de 197.000 hectáreas de cultivos ilícitos erradicadas en el cuatrienio), dando así cumplimiento a los compromisos de las metas de erradicación establecidas por años.
Se lograron incautaciones de cocaína históricas así como la destrucción de laboratorios e infraestructura empleada para el procesamiento de la pasta base de coca. El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea Colombiana eran autónomas en el cumplimiento de sus planes de campaña, los cuales eran revisados periódicamente por los mandos superiores y del jefe de la cartera de Defensa.
Ahora ya todo es contrario a lo que el gobierno anterior dejó como legado a su sucesor, quien desde su posesión invitó y sentó en las mesas de negociación a los cabecillas y capos de dichas estructuras criminales para buscar otra oportunidad de paz, abriendo nuevamente las puertas fronterizas, y hoy tenemos el panorama de hace 20 años. Todo lo anterior para colocarlo en contexto y así cumplir con lo que últimamente hemos visto con buenos ojos, pero con un panorama de seguridad débil y de justicia muy delicado.
Hoy nos encontramos frente al Foro 2024 y con noticias que alientan por la reunión adelantada entre el Gobierno y las cabezas del Grupo Gilinski y del GEA, donde ratificaron su compromiso con el país expresando que se involucrarán en el desarrollo de las regiones olvidadas para reemplazar la economía ilegal. También recibieron el respaldo del Gobierno al plan accionario que está en marcha. Yo de igual manera me alegro por esta noticia.
Sin duda alguna, esta NO sólo debe ser la actitud y pensamiento de nuestros empresarios, que son el músculo que genera la fuerza para sostenernos, sino de todos los colombianos. Sin embargo, no deja de preocuparme que sólo se enfoquen en dos o tres regiones, y que no se pueda impactar en muchas otras. Muy importante que se comience a pensar en este plan piloto. Sin desconocer que para que estos planes, que llevan una muy buena intención se materialicen, es muy importante la estabilización de los territorios.
NO podemos ser ciegos y desentendidos de lo mal que está la seguridad en todo el país, del deterioro que deja conocer el último informe de Naciones Unidas; de lo disparados que están los fenómenos criminales tales como el secuestro, la extorsión, el reclutamiento forzado de menores que NO para, y frente a unas negociaciones que nos dejan un sinsabor cuando oímos hablar en la mesa de un mal llamado cese al fuego, que sólo cumple la fuerza pública. En fin, no quiero ser pesimista, pero sí realista y pragmático con la experiencia que me asiste.
Este Gran Foro 2024, que tendrá como prioridad tener conceptos claros sobre la seguridad y la justicia, tiene que partir de esta premisa: la seguridad y la justicia siempre serán pivotes fundamentales para lograr muchos aspectos cotidianos, que sumados todos nos acercarán a una verdadera paz. Sentimiento este de la anhelada PAZ, que ha sido manoseado de diferentes maneras para alcanzar logros individuales, grupales y sellar alianzas egoístas y mezquinas que no llevan a pensar verdaderamente en país. Sólo sirviéndole a la nación con un pensamiento sano de unión y proyección, en que todos sumemos sin buscar ningún tipo de prebendas, será esta actitud el salvavidas que nos llevará a una orilla segura donde todos estemos a salvo y de una vez por todas iniciemos a construir el país que soñamos y queremos para estas nuevas y futuras generaciones.
Todo lo que hagamos por la nación quedará escrito y plasmado para que sobre lo construido se siga edificando la patria. Finalmente quiero expresar en estas líneas mi sentimiento patriótico de seguir sirviéndole a mi nación de manera incondicional y dedicada; recordándoles a los soldados de este país, activos y en retiro, que tenemos la responsabilidad histórica de seguir viendo ondear en lo más alto del firmamento el amarillo, azul y rojo de nuestra bandera nacional.